El Capitolio, a punto

Foto: Lidia Hernández Tapia

Foto: Lidia Hernández Tapia

La construcción del Capitolio tomó tres años y dos meses, cuando el gobierno de Gerardo Machado ordenó comenzar a erigirlo en La Habana, entre 1926 y 1929. La restauración más reciente, cuya primera fase concluirá muy pronto, ha tomado más de un lustro.

Las labores para reparar el ala norte del edificio, que acogerá nuevamente la sede del parlamento cubano, están a punto de finalizar, una vez finalicen las pruebas de los sistemas tecnológicos, asegura a OnCuba la arquitecta proyectista principal, Marilyn Mederos.

Toda la planta baja, los patios, y los nuevos pavimentos de las áreas exteriores están listos, mientras que el tercer y cuarto nivel de la edificación, serán entregadas este año.

En otros espacios ya han adelantado igualmente los trabajos, y comenzaron a hacer diagnósticos de restauración de las próximas áreas, enfocados en falsostechos, luminarias, carpintería, muebles.

En el afán por preservar una obra de notable valor patrimonial para la nación, quienes allí laboran se esmeran en conservar los diseños originales de cada detalle. Cuando ha sido preciso reponer materiales, acuden a la fuente que los proveyó originalmente, como ocurrió con los mármoles italianos. “Contactamos con la casa Remuzzi, y pedimos unos por cientos para reponer los que pudieran estar dañados”, afirma la arquitecta Mederos.

El capitolio ocupa un área total de 39 mil metros cuadrados, precisa por su parte la ingeniera Marisol Marrero, quien participa también en el proyecto. El área construida es de más de 55 mil metros cuadrados, incluyendo la cúpula. La edificación tiene 200 metros de largo, y 105 metros en su parte más ancha. El capitolio tiene cuatro pisos, dos grandes sótanos debajo de cada uno de los hemiciclos, más la cúpula, que se divide en distintos niveles hasta llegar a la linterna.

Los primeros proyectos de restauración se entregaron en el año 2002. En principio, era necesario reparar la cubierta y cierres de carpintería, para detener las filtraciones de agua y evitar que llegaran a las estructuras.

“De lo más difícil en lo que hemos hecho aquí, hay dos cosas, dice la ingeniera. Primero, introducir los sistemas tecnológicos actuales en una construcción de hace casi un siglo. Hablamos de sistemas de seguridad, y de enmascarar todo eso debajo de la decoración y materiales patrimoniales. Además, como es un edificio tan grande, cada trabajo a ejecutar lleva falsas obras bien complejas para exceder a los espacios, de puntales muy altos en cada nivel. Y no dañar  los falsostechos que sí estaban en buen estado”.

Marrero resalta la pericia del personal que ha trabajo en la restauración de este símbolo de La Habana y de Cuba. En las tareas participan obreros de la empresa Puerto Carenas, también contratistas, trabajadores y estudiantes de la escuela Taller de la Oficina del Historiador, y aristas.

El capitolio, un sitio de obligada visita en la capital cubana, despertó este martes el interés de los asistentes a la 47 Conferencia del Comité de Diseño del Instituto Americano de Arquitectos (AIA, en sus siglas en inglés).

Una delegación de 165 arquitectos norteamericanos recorrió los pasillos del capitolio habanero con detenimiento, como una de las actividades del evento, organizado por la Copperbridge Foundation y el Consejo Nacional de Patrimonio Cultura de Cuba. Hasta ahora esta es la mayor delegación de ese país que viaja a la isla para un suceso de este tipo.

Los delegados de los dos países dialogarán en La Habana hasta el próximo sábado 23 de abril. Aunque la Conferencia de este año inicialmente iba a ser en Brasil, los directivos del AIA redireccionaron la sede y eligieron la capital cubana, en reconocimiento a sus valores históricos y patrimoniales, y en un contexto que facilita lo que hasta hace muy poco era muy difícil para los americanos: satisfacer sus deseos de ver Cuba por sí mismos.

Las jornadas de conferencias comenzaron en la mañana del lunes 18, en el Colegio Universitario San Jerónimo, con las disertaciones del arquitecto cubano Miguel Coyula sobre La Habana en el pasado, presente y futuro; y de Isabel Rigol, arquitecta y miembro de la Academia de Icomos, quien habló acerca de La Habana colonial.

El tema del martes fue el movimiento Art Deco, con la presentación de la Dra. María Elena Martín, de la Guía de Arquitectura Art Deco de La Habana. Mientras que el miércoles se ofreció un panorama del movimiento moderno, con un espacio para profundizar en la obra del maestro de la vanguardia escultórica cubana, Florencio Gelabert.

Este jueves los participantes se trasladaron hasta el antiguo teatro Lutgardita, hoy Cine Sierra Maestra, ubicado en el municipio Boyeros. Allí el profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Miami, Dr. Victor Deupi, mostró una investigación sobre arquitectos cubanos nacidos a principios del siglo XX, con una mirada humana y abarcadora que habla no solo de la obra realizada en la isla antes de 1959, sino también del legado que muchos continuaron más allá de estas fronteras.

Mañana viernes el tema será el Patrimonio Industrial, que presentará el Arquitecto Orlando Inclán, en la Fábrica de Arte Cubano. Luego los estadounidenses dialogarán con estudiantes de arquitectura de la CUJAE, quienes traen seis proyectos en desarrollo.

Un estudiante presentará un proyecto muy atractivo, ideado en un taller de la Cujae, dijo a OnCuba el Arquitecto profesor de esa universidad, Juan García Prieto. La obra pretende rediseñar un área de parqueo en una zona de servicios públicos del Vedado, para satisfacer necesidades de la embajada de Estados Unidos en La Habana.

En un ambiente propicio para estimular las ganas de saberlo todo sobre temas que muchos descubren ahora, de esta Conferencia podrán surgir varios proyectos de colaboración entre cubanos y estadounidenses.

La remodelación de la Bahía, que lleva el arquitecto Orlando Inclán, podría despertar interés, refiere el profesor García. La bahía es atractiva porque deja de ser un sitio mercantil o comercial, y se vuelve centro de ciudad.

Además, hay proyectos de rehabilitación urbana muy interesantes en Guanabacoa, y de participación ciudadana, como el caso del edificio de viviendas López Serrano, y otro que se inició en Nuevo Vedado.

“En lugar de demoler estos edificios en condiciones de deterioro -considera el profesor-, una solución inteligente podría ser como mismo se ha hecho en las favelas brasileñas, a donde se han incorporado equipos de arquitectos para rehabilitarlas, y crear centros culturales, escuelas, policlínicos, comercios y viviendas.”

Sin dudas, la refuncionalización de los espacios, de modo que se conserve el patrimonio, es uno de los retos más atractivos para la arquitectura cubana en el futuro.

Salir de la versión móvil