Después de todo La Habana es gentil

Hay días en que se me antoja otra Habana. Que no se parezca a la de poemas, canciones, películas y fotos que parecen maldecir la ciudad. En esos días se me antoja su cielo, su mar y su silencio. Sus esquinas, su Capitolio sin armazones de madera que lo sustenten. Y hay brisa, y banderas que flotan, y árboles y atardeceres. Y logro tenerla, en tan solo  unos segundos detrás del lente, justo en todas las formas que se me antoja. Después de todo La Habana es gentil, y se deja ver de mil maneras, como si estuviera predestinada a los caprichos de quienes la escriben, la cantan, la filman y la fotografían.

 Texto y fotos: Lupe González Esturo

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