Matanzas, la cumpleañera

La llamada Atenas de Cuba y Ciudad de los Puentes celebró recién sus 325 años.

Matanzas. Foto: Otmaro Rodríguez.

Matanzas. Foto: Otmaro Rodríguez.

A tres siglos y un cuarto llegó Matanzas el pasado 12 de octubre. La ciudad de los epítetos y la hermosa bahía, la fundada como San Carlos y San Severino en 1693, la de los ríos Yumurí, San Juan y Canímar, y sus numerosos puentes, se preparó largamente para este aniversario y lo celebró como una adolescente alborozada.

Edificios y lugares emblemáticos de la ciudad fueron restaurados para el cumpleaños: el Teatro Sauto, el otrora Palacio de Justicia, el Palacio de Junco, el Museo de Bomberos, la Plaza de La Vigía, las calles del Medio y Narváez, el Parque de la Libertad… Se colocaron cientos de adoquines, salieron a la vista viejas líneas del tranvía, reabrió sus puertas el histórico hotel El Louvre.

Para celebrar los 325 años de Matanzas, se realizó un trabajo de restauración y embellecimiento de edificios y lugares emblemáticos de la ciudad. Foto: Otmaro Rodríguez.
El restaurado Parque de la Libertad. Foto: Otmaro Rodríguez.
Matanzas embelleció sus lugares más céntricos y distintivos para su "cumpleaños". Foto: Otmaro Rodríguez.
Un intenso trabajo de restauración se llevó adelante en Matanzas por su aniversario 325. Foto: Otmaro Rodríguez.
Museo de Bomberos de Matanzas. Foto: Otmaro Rodríguez.
El patrimonio farmaceútico de Matanzas es uno de los más reconocidos de Cuba. Foto: Otmaro Rodríguez.

Como parte de los festejos, Matanzas fue declarada “destino turístico”, una clasificación que busca resaltar sus innegables valores históricos y culturales, y fomentar su promoción a pesar de la inevitable sombra que proyecta sobre ella el cercano –y mundialmente célebre– balneario de Varadero.

Declaración de Matanzas como "destino turístico", en el célebre Teatro Sauto, restaurado por los 325 años de la ciudad. En el escenario, la Orquesta Miguel Failde. Foto: Otmaro Rodríguez.

El Ministerio de Turismo hizo el lanzamiento oficial en el Teatro Sauto, mientras empresas y cadenas hoteleras animaron las calles con variadas actividades. Los citadinos salieron a celebrar, orgullosos de eso que han dado en llamar “la matanceridad”, comieron y cantaron como en todo buen cumpleaños.

Celebración en las calles de Matanzas por los 325 años de la ciudad. Foto: Otmaro Rodríguez.
Celebración en las calles de Matanzas por los 325 años de la ciudad. Foto: Otmaro Rodríguez.
Celebración en las calles de Matanzas por los 325 años de la ciudad. Foto: Otmaro Rodríguez.
Las familias se sumaron a la celebración en las calles de Matanzas por los 325 años de la ciudad. Foto: Otmaro Rodríguez.
Celebración en las calles de Matanzas por los 325 años de la ciudad. Foto: Otmaro Rodríguez.
Celebración en Matanzas por los 325 años de la ciudad. Foto: Otmaro Rodríguez.
Celebración en las calles de Matanzas por los 325 años de la ciudad. Foto: Otmaro Rodríguez.

Pero más allá del bullicio y la fiesta, de los desfiles y colores de ocasión, otra Matanzas –que en realidad es la misma, la única, la verdadera– no dejó a un lado su vida habitual, la de sus vecinos apacibles y esforzados, la de sus músicos y pescadores, la de sus añejos puentes bajo los que el agua, como el mismo tiempo, sigue su rumbo imperturbable.

Matanzas, más allá de los festejos y desfiles por su aniversario 325 años. Foto: Otmaro Rodríguez.
Matanzas, más allá de los festejos y desfiles por su aniversario 325 años. Foto: Otmaro Rodríguez.
Pescadores en la bahía de Matanzas. Foto: Otmaro Rodríguez.
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