Los míos

“Feliz 2024 para usted y los suyos dondequiera que estén”, me dijo y me remontó a miles de kilómetros de distancia.

Un anciano con su perro caminan al amanecer por la playa recolectando latas. Foto: Kaloian.

Un anciano con su perro caminan al amanecer por la playa recolectando latas. Foto: Kaloian.

Arranco mi año con un encuentro casual, que me resulta perfecto como punto de partida para volar a mi isla de rostros, sacrificios y desafíos: Cuba.

Un señor en Buenos Aires, en una concurrida calle, me paró al pasar y, mirándome a los ojos y extendiéndome una estampita de Diego Maradona me deseó “feliz 2024 para usted y los suyos dondequiera que estén”.

La merecida felicidad de un 2024 para Cuba y sus hijos. Foto: Kaloian.
La merecida felicidad de un 2024 para Cuba y sus hijos. Foto: Kaloian.

Esta usual y aparentemente simple expresión desató una cascada de preguntas en mi cabeza. ¿Quiénes son “los míos”? ¿Familiares, amigos, seres queridos? La respuesta me la da una imagen, y es colectiva, diversa y variopinta. Son los cubanos y las cubanas, con su dosis de alegría y de dolor.

En una calle de Centro Habana, varias personas comprando alimentos a un carretillero. Foto: Kaloian.
En una calle de Centro Habana, varias personas comprando alimentos a un carretillero. Foto: Kaloian.

De lucha nadie puede hacernos cuento. Estamos curados de espanto. Por un lado, hace más de sesenta años sufrimos sanciones económicas de sucesivos gobiernos de los Estados Unidos. Y, por otro, hacemos frente a los también durísimos escollos, meteduras de pata y autoritarismos internos.

Las manos de una anciana en la calle Obispo, de la Habana Vieja. Foto: Kaloian.
Las manos de una anciana en la calle Obispo, de la Habana Vieja. Foto: Kaloian.

Cargamos con esa dualidad, con lo ajeno y lo propio, como una mochila que se ha hecho demasiado pesada.

“Los míos” llegan a 2024 en un escenario adverso. La desigualdad y la pobreza son cada vez más visibles; a pesar del triunfalismo en los discursos. La verdad está en la calle. Y es tan contundente que su grito es casi ensordecedor.

2023 fue un año duro y el panorama de 2024 no se presenta muy halagüeño. En el envión de esta nueva vuelta al sol, me aferro sin embargo a la posibilidad de un año en el que “los míos” me devuelvan una imagen, además de colectiva, tocada por la esperanza, y ojalá que por el progreso y el bienestar.

Una pareja con su recién nacido por las calles de Holguín. Foto: Kaloian.
Una pareja con su recién nacido por las calles de Holguín. Foto: Kaloian.
Un juego de dominó en el portal de una casa en Holguín. Foto: Kaloian.
Un juego de dominó en el portal de una casa en Holguín. Foto: Kaloian.
Dos abuelos con una carga de latas para venderlas como materia prima. Foto: Kaloian.
Dos abuelos con una carga de latas para venderlas como materia prima. Foto: Kaloian.
Un estudiante de la Escuela Militar Camilo Cienfuegos en un desfile en La Habana. Foto: Kaloian.
Un estudiante de la Escuela Militar Camilo Cienfuegos en un desfile en La Habana. Foto: Kaloian.
Un bodeguero en la localidad de Banes. Foto: Kaloian.
Un bodeguero en la localidad de Banes. Foto: Kaloian.
Una pareja de jóvenes frente al Malecón de La Habana. Foto: Kaloian.
Una pareja de jóvenes frente al Malecón de La Habana. Foto: Kaloian.
Una peluquería en Santiago de Cuba. Foto: Kaloian.
Una peluquería en Santiago de Cuba. Foto: Kaloian.
Una oficial de la policía motorizada controlando el tránsito en una calle de La Habana. Foto: Kaloian.
Una oficial de la policía motorizada controlando el tránsito en una calle de La Habana. Foto: Kaloian.
Un camión de transporte de pasajeros por la carretera central de Cuba. Foto: Kaloian.
Un camión de transporte de pasajeros por la carretera central de Cuba. Foto: Kaloian.
Músicos en Trinidad. Foto: Kaloian.
Músicos en Trinidad. Foto: Kaloian.

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