La Bienal silvestre

12 Bienal de Arte de La Habana en Romerillo. Foto: Yoe Suárez

Obras de arte que valen miles de dólares en una bodega: lo más loco que he visto en meses. Lo más transgresor al sentido común han sido las cerámicas de Amelia Peláez frente a la pesa adulterada, y un gallo de Mariano velando el frigorífico (vacío) de cárnicos. Los dibujos de Lam y Antonia Eiriz parecen advertir al consumidor-espectador que todo Romerillo ha florecido en un arte silvestre. El barrio –con fama de fabela tropical– se transmuta en Museo Orgánico, y el paseante se pierde entre las galerías que van desde el paseo principal, por esquinas, fachadas y tapias. Artistas de la isla y el mundo plantan semilla en las calles, con Alexis Leyva Kcho de jardinero mayor, para extender la 12 Bienal de Arte Contemporáneo al oeste de la capital.

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