Memorias de una tradición

Foto: Omayri Lorenzo

Los almanaques solo cobran sentido cuando apuntan memorables fechas. Cada año el calendario lunar chino separa un día para evocar a los ancestros. Entonces los cementerios trastocan su rostro gris por un colorido igual de solemne. Olor a incienso, luces de velas, reverencias, comidas y ofrendas rondan sepulcros como los íconos que curten toda costumbre.

En Cuba también se celebra este día, aunque los chinos naturales, que una vez partieron de su tierra para asentarse en la Isla, cada vez son menos. La descendencia que lleva sangre cubana y asiática se ha hecho dueña de la tradición, lo cual le aporta un atractivo agregado. El pasado domingo recuerdos y símbolos en torno a una cultura milenaria invadieron La Habana.

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