Al pie de la Freedom Tower, reacciones al discurso de Bolton

Cubanos en Estados Unidos y la Isla comentan las medidas anunciadas por el Asesor de Seguridad Nacional de la administración Trump

Torre de la Libertad. Foto: Marita Pérez Díaz.

Torre de la Libertad. Foto: Marita Pérez Díaz.

La Freedom Tower o Torre de la Libertad, monumento nacional y símbolo para el llamado exilio histórico, acogió este jueves un encuentro entre el Asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, y parte de la comunidad cubano-americana de Miami.

Bolton dio un discurso refiriéndose a Cuba, Nicaragua y Venezuela como la “Troika Tiránica”, y anunció que la administración Trump tomará medidas contra estos países. Entre los asistentes, la mayoría republicanos, había figuras de la emigración política cubana.

Entre ellos no faltaron el actual congresista y candidato por el distrito 25, Mario Díaz-Balart, y la saliente congresista por el distrito 27, Ileana Ros-Lehtinen, críticos del gobierno cubano durante décadas y opositores del acercamiento promovido por el ex presidente Obama.

“Lo que vemos hoy es la segunda etapa de una política muy positiva y que va a seguir mejorando y presionando a ese régimen”, aseguró Díaz-Balart, para quien las medidas anunciadas por Bolton no buscan otra cosa que promover “la libertad absoluta y plena de todos los cubanos”.

Sus palabras siguen la postura habitual de la línea dura de Miami, aquella que él y Ros-Lehtinen han promovido desde sus puestos en el Congreso. Al ser preguntado por OnCuba sobre cómo evitar que las medidas dañen al pueblo cubano, respondió que ellos distinguen “entre el pueblo cubano y los que reprimen y abusan de los cubanos”. “En esta administración no hay confusión”, añadió.

“La política del presidente Obama era para darle legitimidad y financiar al régimen. Esa política se ha cambiado y hay que hacer todo lo posible por ayudar al pueblo cubano”, insistió y rechazó responder sobre otros temas “más específicos” por estar en el evento con otro objetivo.

Ileana Ros y Mario Díaz-Balart, de espaldas uno al otro, conversan con asistentes al evento en la Torre de la Libertad. Foto: Marita Pérez Díaz.
Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, de espaldas uno al otro, conversan con asistentes al evento en la Torre de la Libertad. Foto: Marita Pérez Díaz.

Desde la entrada en vigor de las medidas anunciadas por Trump en junio de 2017, las relaciones entre los dos países han fluido con mucha dificultad. La llegada de estadounidenses a Cuba se desplomó en un 23 por ciento en el primer semestre; mientras que tras la política de apertura de Obama, casi 620,000 estadounidenses visitaron la Isla: seis veces más que el año anterior.

Los intercambios oficiales, académicos y culturales se dispararon entonces, lo que propició un beneficio bilateral que ha ido retrocediendo con la nueva administración, en la medida en que se han intensificado sus sanciones y ha regresado el discurso de hostilidad.

Las medidas de Trump han perjudicado a los mismos cubanos que pretendía beneficiar

Al terminar el discurso de Bolton, donde anunció al inclusión de nuevas empresas cubanas a la lista de restringidas para el comercio con los estadounidenses, las filas delanteras, con figuras prominentes del partido republicano, se mantuvieron aplaudiendo de pie, mientras las últimas filas del local, llenas de estudiantes del Miami Dade College (MDC), apenas aplaudían.

Manuel Benítez Ruiz, cubano de 22 años residente en Miami y estudiante de segundo año del MDC, dijo a OnCuba que le parecía muy importante estar presente en ese evento, pero que algunos temas le parecían “un poco fuertes” y difíciles de entender y apoyar.

“Yo nací en Cuba y a pesar de todo no tuve mala experiencia, no me fue mal. Y todavía me chocan un poco estos temas, lo de no apoyar a Cuba, porque al final gran parte de mi familia vive allá”, dijo Benítez.

“No sé si alguna de estas medidas eventualmente puedan mejorar a Cuba, pero actualmente no lo están haciendo”, dijo, y añadió que debería haber un poco más de “colaboración entre los países, no cerrar las puertas y apoyar más a la población”.

Manuel Benítez, estudiante de segundo año del Miami Dade College. Foto: Marita Pérez Díaz.
Manuel Benítez (derecha), estudiante de segundo año del Miami Dade College. Foto: Marita Pérez Díaz.

Su colega de estudios Arianna Cruz, de 19 años, también confirmó que existe una diferencia entre las generaciones. “Esas filas de adelante no tienen los mismos ideales que nosotros atrás”, dijo.

Cruz comentó a OnCuba que hubo “un poco de ambigüedad en las respuestas [de Bolton], dejaba mucho que interpretar”.

“Yo no sé lo que va a pasar, pero no quisiera que ningún país, no solo Cuba, sino ningún país latinoamericano sea controlado por otro, sino que sean controlados por ellos mismos”, concluyó.

¿Ruido electoral?

A pocos días para las elecciones de medio término, algunos analistas políticos como el profesor estadounidense William LeoGrande, consideran que la politíca de Trump hacia Cuba está dirigida completamente a la política doméstica.

“El discurso de la ´Trinidad de la Tiranía´ de Bolton es un ejemplo perfecto: retórica diseñada para que los cubano-americanos conservadores rescaten del hundimiento a las campañas de Rick Scott, Ron DeSantis y otros republicanos en peligro de extinción en el sur de la Florida. La receta de Bolton para Cuba: sanciones dirigidas al cambio de régimen, una fórmula que no ha funcionado en medio siglo y que nadie fuera de Miami todavía apoya”, opinó.

Para James Williams, presidente de la organización bipartidista Engage Cuba, no fue una sorpresa este discurso cuatro días antes de las elecciones. “Una presión adicional para el sector privado estadounidense en Cuba es un regalo para nuestros competidores extranjeros, alienta a los partidarios del gobierno cubano y recompensa una minoría menguante de estadounidenses que siguen casados ​​con una política fallida que se remonta a más de 50 años”, aseguró en un comunicado de prensa de su organización.

James Williams: “La esperanza es que el cambio venga desde el gobierno cubano”

El cubano-americano Ric Herrero, integrante del Cuba Study Group, dijo, por su parte, que esta retórica “no contribuye a los derechos ni contribuye en nada al pueblo cubano”.

“Mi esperanza es que el gobierno cubano la reconozca por el juego político interno que representa y no responda de manera que, como resultado, dificulte más la vida de los cubanos y emprendedores”, comentó.

Igualmente, Rodolfo Dávalos, otro cubano-americano, piensa que Bolton vino “hablando en buen cubano, a ´raspar´ votos para la campaña”.

“Si el embajador Bolton quisiera ayudar al pueblo cubano, solo debe revisar la historia reciente y estudiar la política hacia Cuba del presidente Obama, cuyos resultados muchos políticos se esfuerzan en negar”, comentó a OnCuba.

“Trump tiene la oportunidad de lograr lo que nadie ha logrado, eliminar el bloqueo, y de esa forma definitivamente apoyar y empoderar al pueblo cubano”, concluyó Dávalos.

La amenaza del Capítulo III

El intelectual cubano Rafael M. Hernández, director de la revista Temas, no considera que exista “nada nuevo en el discurso de Bolton”.

“El ´anuncio´ novedoso es el título III de la Ley Helms-Burton, que todos los presidentes, desde Clinton hasta Obama, pasando por G. W. Bush, se han abstenido de aplicar”, afirma el también historiador.

Y explica: “Consiste en reconocerle a los propietarios cubanos que fueron nacionalizados en 1959-1960 (incluidos los batistianos) el estatus retroactivo de ciudadanos norteamericanos, para poder incluirlos en la lista de empresarios norteamericanos afectados por las nacionalizaciones, la reforma agraria, etc., y certificarlos legalmente como parte del JCCC (Joint Committe on Cuban Claims)”.

“Si este delirio jurídico se convirtiera en política, se desencadenaría un frenesí de litigios muy graves que desbordarían los tribunales y afectarían a miles de empresas no norteamericanas en el mundo. Por ejemplo, Bacardí podría acusar ante tribunales de EE.UU. a la francesa Pernod-Ricard. No en una simple disputa sobre marcas, sino por ‘traficar’ con un ron llamado Havana Club, que se fabrica en las mismas destilerías que pertenecieron a Bacardí en Santiago de Cuba”, dijo.

Hernández comentó que “en cuanto a la retórica y la política real, Bolton fue el autor de la teoría de las armas biológicas en Cuba, en 2002, algo mucho más peligroso, en aquel momento, que ninguna de sus aseveraciones ahora. Lo que está claro es que, si toda esa retórica se volviera política real, los principales afectados serían los cubanos que viven en EE.UU. y sus familiares en la Isla, no el gobierno cubano”.

Carlos Alzugaray, experto en el tema de las relaciones Cuba-Estados Unidos y actual director de la sesión de la Isla en LASA, explicó que “esa pretensión consiste en que se les permita demandar ante los tribunales de Estados Unidos la reclamación de sus propiedades perdidas, sobre todo si ellas han sido objeto de inversiones de empresas que han estado contribuyendo al desarrollo de Cuba con sus aportes financieros”.

“Por sus características y sus normas, o ausencia de ellas, los tribunales de la Florida son históricamente propensos a fallar a favor de estos personajes sin atenerse a la interpretación estricta de las leyes norteamericanas como sucede en otros estados de la unión”, añadió Alzugaray.

“Este sería un privilegio que ni siquiera tienen los que eran ciudadanos norteamericanos entonces. Para que el gobierno de Washington pueda reclamar el pago de sus compensaciones ante el gobierno cubano, tienen que acudir a la Comisión Nacional de Reclamaciones del Departamento del Tesoro. Y así lo han hecho. Cuba reconoce que estas reclamaciones tienen legitimidad y pueden ser objeto de negociación, siempre que se incluya en las mismas las compensaciones por los daños causados al pueblo cubano por el bloqueo”, concluyó.

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