Carlos Lazo: “El amor todo lo puede”

De cómo un cubano veterano de guerra quiere hacer la paz, a pesar de las amenazas.

Carlos con un grupo de estudiantes en La Habana, en noviembre de 2019, en la casa particular donde se hospedan.

Érase una vez un cubano que fue a la guerra y que al volver decidió enseñar y pregonar la paz. Sin embargo, su mensaje ha chocado con un muro de intolerancia.

Quiso trabajar como maestro y, además de dar clases de español, decidió intentar que sus alumnos comprendieran el mundo a través de la diversidad y el entendimiento entre las personas de buena voluntad. Comenzó por su propio país de origen, Cuba, la isla del Caribe que ha mantenido una rivalidad de proporciones bíblicas con el país donde vive y asume como una segunda patria.

Carlos Lazo, de 55 años, nació en Jaimanitas y ahora vive en la costa oeste de los Estados Unidos, donde enseña a sus alumnos cómo es Cuba, más allá de cualquier caricatura. Lo suyo, explica a OnCuba, es “una obra de amor”.

“Yo creo que el amor lo puede curar todo y por eso estoy en esta obra de amor. El odio no resuelve nada. El amor sí resuelve, no agrava la situación. Yo no quiero ser líder, soy un simple maestro”, afirma.

Un grupo de estudiantes al inicio de uno de los viajes, con su maestro.

Maestro de una clase en la que los alumnos querían abrirse y conocer el mundo, comenzó a hablarles de sus orígenes; de la cultura cubana, de sus raíces y su gente. Así que cuando Washington comenzó a cerrar lo que se había logrado abrir bajo la administración Obama, después de décadas de total desentendimiento, a Carlos Lazo se le ocurrió una “locura”: viajar a Cuba con sus muchachos, y que ellos mismos vieran, sintieran, olieran, escucharan.

Él sabia que tenían puntos comunes: la música, las artes y la historia. Entonces les enseñó su música, su historia, la personalidad de una isla que no es rica, pero que acoge. Hacer una obra con amor y por el amor. “Les enseñé canciones cubanas, cómo viven los cubanos […] lo primero que aprendieron fue ‘Cultivo una Rosa Blanca’ [el emblemático poema de José Martí]. Les dije que todo el mundo debe creer en sus sueños y luchar por ellos. Así nació Fábrica de Sueños, cuando hicimos el primer viaje a Cuba en 2018. Era como ir a una fiesta de amor, donde te van a dar miles de cosas, sin que pierdas mucho tiempo en explicaciones. Se trata de crear un puente entre las dos naciones”, enfatiza.

El maestro Lazo

El deshielo estaba desapareciendo, pero aun así los estudiantes acogieron la idea con entusiasmo y comenzaron a viajar a Cuba. Algunos con sus padres, otros solos… también se unieron adultos sin hijos.

“Ellos tuvieron la oportunidad de conocer a muchos niños, de pasear, cantar y jugar con ellos. Aprendieron cómo viven los cubanos, incluso ofrecieron un recital en el teatro ‘Carlos Marx’ durante tres días en noviembre, conocieron a varios cantantes, aprendieron a cantar en español. Fueron sesiones de mucho amor”.

Y llegaron los nubarrones

Pero esos mensajes de amor que llegan de la costa oeste de Estados Unidos van chocando con un muro de intolerancia. Insultos y amenazas. El sur de Florida ha sido sede histórica de las voces más hostiles a cualquier tipo de acercamiento entre los dos países. La comunidad cubana radicada allí, la mayor fuera de Cuba, continúa dividida en sus puntos de vista hacia Cuba. Sin embargo, las últimas encuestas reconocen que la línea dura ha ido debilitándose con los años y que un porcentaje cada vez mayor es favorable a establecer relaciones normales entre ambos países.

No obstante, persiste una porción radical que pareciera enarbolar el mismo mensaje de odio de las primeras décadas del diferendo, ahora con una nueva arma: las redes sociales.

Carlos Lazo ha comenzado a ser hostilizado en la medida en que su obra va siendo más conocida. El profesor cubanoamericano siempre se refiere a Cuba como “mi país de nacimiento” y a Estados Unidos como su país adoptivo, Cuba es su madre y Estados Unidos su padre, dice. Sirvió como parte del ejército estadounidense en el campo de batalla en Iraq, donde recibió la Estrella de Bronce, pero está siendo objeto de ofensas y amenazas por algunos de los nacidos en su propia patria. Las muestras de odio van desde llamarle comunista, “insulto” habitual en Estados Unidos cuando alguien promueve la “normalidad” y el acercamiento con Cuba, hasta amenazarlo de muerte a él y a su familia.

 

Lazo dice que no se deja provocar y responde con un mensaje de paz. Alguien le escribió: “Eres una vergüenza. Lo que tienes que hacer es irte para Cuba con los demás comunistas. Este país es para el exilio, no para los individuos como usted. Fuera”. Y Lazo, con sus razones, contesta: “Dios lo bendiga, hijo, a usted y a toda su familia, este y todos los días”. Y el otro se queda callado.

Los hay más violentos, y la preocupación por su seguridad y la de su familia ha provocado que el maestro Lazo haya hecho ya una denuncia formal a las autoridades.

La petición

Las amenazas e insultos siempre fueron moneda corriente, pero se han incrementado. ¿Qué ha pasado? Pues que Lazo ha abierto una petición dirigida al presidente Donald Trump para suavizar algunas de las restricciones que pesan sobre la Isla en estos tiempos de coronavirus.

“Hay personas que se concentran en la política y quieren que yo me sume a los políticos. Pero no me interesa”, explica. Por eso se ha dedicado “a lo humanitario, a lo de pueblo a pueblo, estuvimos allí cuando el tornado, recogimos dinero y lo enviamos por Western Union o lo donamos personalmente”.

Fue así como muchos de los estudiantes y sus familiares, a través de la Fábrica de Sueños, visitaron a las víctimas en Cuba. “Es una labor que me encanta, la veo como si estuviera ayudando a cualquier comunidad necesitada en el mundo. Y esto no debía ser controversial. Algunas personas lo ven mal, por diferentes razones, tanto en Cuba como aquí en Estados Unidos, sin embargo, yo me concentro en el bien que le hago a cada persona a la que puedo llegar. En el mundo hay muchas calamidades, uno no las puede resolver todas, pero cuando puedes ayudar a alguien, aunque sea a una persona, es más que quedarse de brazos cruzados a esperar que el mundo se arregle”, agrega.

El tornado, una fotografìa y la solidaridad entre cubanos

Pero con las nuevas restricciones y la pandemia del coronavirus el escenario ha cambiado. “Uno de los mayores ingresos de Cuba era el turismo. Con las visitas de los estudiantes esos fondos se quedan con las personas, en sus negocios, se quedan en casas particulares, comen en restaurantes particulares, y estoy de acuerdo con eso. No estoy a favor de que la gente se muera de hambre, como si no tuvieran ya bastante con las dificultades que tiene el sistema socialista”, subraya.

En encuentro con el grupo infantil La Colmenita.

“Cuando vi que cerraron el turismo me di cuenta de que el coronavirus crearía un problema adicional de falta de ingresos a las familias provocando una crisis humanitaria. Me di cuenta de que el país va a estar en serios problemas”. por eso tuvo la idea de hacer la petición pública en el marco de la exacerbación de las medidas contra Cuba durante los meses recientes.

La petición recuerda que las restricciones afectan a las familias cubanas de ambos lados del estrecho de la Florida porque también se han cancelado vuelos y se han dificultado los desplazamientos. “Dicen que es para castigar al gobierno cubano, pero la realidad es que castigan a la familia cubana. Eso mismo de prohibir a la Western Union procesar remesas desde otros países dificulta el apoyo familiar. El mismo freno al envío de petróleo. El petróleo no es para iluminar la casa [del presidente] Díaz-Canel, sino para las ambulancias, los hospitales que enfrentan el coronavirus”, subraya.

 “Me levanté un día y me dije que donde hay amor uno no se equivoca. Le escribí a Trump pidiendo que aliviara de modo temporal algunas sanciones a Cuba, hice la petición y tomó un vuelo enorme. Comenzaron a firmar personas, incluso en Cuba había dificultad para entrar al sitio. Hice otro para las personas en Cuba y hasta ahora ya hay 15,360 firmas de Estados Unidos y unas 3,500 de Cuba. Son como 19,000 en total”.

El maestro cubanoamericano Carlos Lazo envía carta a Trump pidiendo levantamiento de sanciones a Cuba

Las preocupaciones comenzaron cuando mucha gente quería firmar, pero estaba angustiada de que su nombre fuera público. De esa preocupación al incremento de los ataques, fue solo un paso.

“Los trato de ignorar. Me han dicho que hay programas [en el sur de Florida] que provocan el odio y me denigran. Comenzó desde que puse en las redes la canción ‘Cuba, Isla Bella’, que cantamos con mis estudiantes. Desde entonces comencé a ser cuestionado, lo que ahora ya vamos a las amenazas y los insultos y eso me preocupa porque hay siempre un loco por ahí. Mire lo que pasó en la embajada en Washington”, explica Lazo en el único momento en que se le ve preocupado.

“En mi muro de Facebook trato de evitar los mensajes de odio, vengan de donde vengan, incluso si los ponen personas que salen en mi defensa. Solo quiero buena vibra, tratar de mantenernos limpios, positivos. Algunos amigos me alertan si hablan mal de mí en alguna parte, pero siempre les digo que no me cuenten, no quiero saber, construir es lo único que me interesa. En la vida uno debe rodearse de belleza”, enfatiza.

Lazo entiende que la mayoría de sus detractores pueden ser seguidores del presidente Trump y cree que si el mandatario decide aliviar las restricciones en estos tiempos de coronavirus van a seguir apoyándolo. Es más, “no van a dejar de votar por él y para mí sería muy bueno que aflojara porque tampoco creo que pierda votos si su administración implementara, aunque fuera de manera temporal, una política más flexible hacia Cuba”.

Lo que mucha gente no sabe es que “la mayoría de quienes escriben en mis redes me apoyan, me estimulan. Y eso es importante. El amor produce esas cosas. Es eso. El amor todo lo puede”.

 

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