Carta abierta al presidente Biden le reclama cambiar su política hacia Cuba

Un arco de organizaciones e individuos radicados en Estados Unidos aboga por inversiones y comercio con la isla para auspiciar al emergente sector privado y atenuar los impactos de la crisis.

Foto: Acere.

Foto: Acere.

Con la campaña de las elecciones de 2024 marchando a todo tren, una alianza de grupos y activistas estadounidenses y cubanoamericanos publicó una carta abierta al presidente Joe Biden animándolo a dar un golpe a timón a su política hacia Cuba.

El reclamo habla directamente de las ventajas de una reaproximación con la isla al ofrecer “las mejores posibilidades de lograr algunos de los márgenes que se necesitan para ganar, al recibir votos de una de las comunidades latinoamericanas con mayor
participación electoral”.

Uniendo nuestras voces para el Cambio: Un Llamado a Revisar la Política de Estados Unidos hacia Cuba es el título de la apelación auspiciada por Acere.

El grupo es la Alianza para el compromiso y el respeto a Cuba —Acere por sus siglas en inglés—, nombre que juega con la fonética de asere, un cubanismo que pertenece al registro coloquial y un vocablo que para los cubanos significa amigo, hermano o socio.

“Después de varios anuncios, todavía estamos esperando medidas que permitan el
comercio y la inversión con el creciente sector privado de la isla. También esperamos
lograr una libertad ilimitada para viajar a Cuba, como ocurre con otros países que sí
son realmente peligrosos”, testimonian los demandantes.

Firmado por más de medio centenar de organizaciones y más de doscientos individuos, afincados en Estados Unidos, el documento reclama resueltamente sacar a la isla del listado de naciones que ayudan o patrocinan al terrorismo, según el Departamento de Estado.

Se trata de una medida “infundada”y “desconcertante” que “obstaculiza el  acceso a los bienes básicos de la vida cotidiana, operaciones financieras
y plataformas digitales. También socava en gran medida nuestros esfuerzos
nacionales para combatir el terrorismo en todo el mundo”, sostienen los firmantes de la misiva.

En 2015, el expresidente Barack Obama apartó a Cuba de la lista en la que aparecía desde 1982. Ello supuso un paso crítico en el deshielo entre ambos países, que condujo al histórico restablecimiento de las relaciones diplomáticas, rotas por Washington en enero de 1961.

El acercamiento de Obama fue revertido por el gobierno de Donald Trump, que reingresó a la isla en la nómina terrorista antes de abandonar la Casa Blanca a inicios de 2021. Su sucesor, el demócrata Biden, ha mantenido ese estatus a pesar de las opiniones contrarias desde dentro y fuera de Estados Unidos.

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“Las instituciones financieras tendrán otro motivo para evitar operaciones con Cuba”, opinó en 2021 al portal BBC Mundo John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba, con sede en Nueva York.

“Y habrá más escrutinio en las operaciones con Cuba, lo que resultará en que menos gobiernos y empresas querrán tener una relación con la isla”, acotó Kavulich.

La carta recuerda que las sanciones han precipitado una crisis humanitaria en la isla, lo que, a su vez, está bombeado presión hacia “una crisis migratoria sin precedentes”, debido a que “decenas de miles de cubanos han perdido la esperanza y han abandonado su
tierra natal en busca de estabilidad económica”.

La economía cubana sufre de recesión, en medio de intentos por controlar una desbocada ola inflacionaria y otros males mediante una reforma que no ha logrado la estabilización y coherencia necesarias para desmontar disfuncionalidades estructurales.

“Quienes permanecen en Cuba 
—incluido el creciente sector privado que su Administración dice apoyar— ven sus
medios de vida gravemente afectados por estas sanciones que usted podría fácilmente 
revertir”, señalan los firmantes a Biden.

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Pese a remontar un camino de escollos y vacilaciones internas, el sector privado ya consigue acumular más de 10 mil micro, pequeñas y medianas empresas desde su aprobación en octubre de 2021, y alrededor de 580 mil trabajadores están empleados en formas no estatales de gestión, una sexta parte de la fuerza laboral activa.

Ya en octubre de 2021, la alianza Acere hizo un primer petitorio público al presidente Biden para borrar  el nombre de Cuba en la lista de Estados que apadrinan el terrorismo.

Uno de los firmantes entonces fue Oniel Díaz Castellanos, cofundador de la consultoría Auge, empresa que ayuda a crecer a los emprendimientos en medio de la maleza burocrática imperante en Cuba y los zigzags oficiales en torno al sector privado.  

“Con las sanciones y el bloqueo la posibilidad de una economía próspera y eficiente será siempre un horizonte lejano, aunque se implementen reformas económicas”, estimó el experto.

Entre el primer y el segundo reclamo a la Casa Blanca protagonizado por Acere, el tema de las remesas, vía Western Union, fue uno de los escasos avances concedidos por la actual Administración estadounidense, que recientemente negó, por el momento, el acceso de los empresarios privados de la isla a cuentas en bancos estadounidenses.

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En Acere, algunas organizaciones trabajan inspiradas en los valores de su fe, mientras que otras ayudan a promover los intereses de la comunidad empresarial o se preocupan por su derecho a viajar libremente a la isla.

Por el momento, los estadounidenses que desean viajar a Cuba tienen que obtener una de las doce licencias que expide la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro.

Todos los miembros de Acere defienden los principios de coalición y creen que el compromiso, en lugar del aislamiento y la intervención, es la solución para promover relaciones amistosas de vecindad entre los dos países.

Los firmantes de la carta llaman al presidente Biden a desembarazarse de una vez por todas de una “política fallida”, le insta “en los términos más enérgicos posibles a no 
ceder” ante los ataques de la extrema derecha de origen cubano y le solicita que “sea valiente” para tomar decisiones con respecto a la isla.

Esas decisiones contendrían, según la alianza, “lo que la mayoría
de la comunidad cubanoamericana y la abrumadora mayoría de los ciudadanos
estadounidenses y del mundo creen que es lo correcto”.

En enero, congresistas demócratas del estado de Massachusetts pidieron al presidente Biden eliminar a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo, según informó el diario The Hill.

Desde 1992, después de que terminara la Guerra Fría, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó, a instancias de La Habana, una resolución de condena al embargo/bloqueo a Cuba.

Desde entonces, una votación abrumadora ha demandado, año tras año, el fin de las sanciones. Pero Washington ha hecho oídos sordos hasta hoy.

Las firmas se reunirán hasta finales de febrero, para luego hacerlas llegar al presidente Biden.

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