Cristianos cubanos ven “amenaza” en anuncio de EEUU sobre Ley Helms-Burton

Una Declaración del Consejo de Iglesias de Cuba llama la atención sobre el "carácter extraterritorial" de la Ley Helms-Burton que ataca a "todo país que mantenga relaciones comerciales con Cuba".

Foto: lavozdelsandinismo.com

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El Consejo de Iglesias de Cuba (CIC) calificó de “preocupante amenaza” el anuncio de que EE.UU. pretende activar un título de la polémica ley Helms-Burton que permitiría a estadounidenses reclamar propiedades confiscadas tras la Revolución, denunció este miércoles la organización en un comunicado.

El colectivo, que agrupa a varias ramas del cristianismo cubano al margen de la Iglesia católica, rechazó la decisión de Washington de acortar de seis meses a 45 días el plazo usual de revisión del título III -actualmente en suspenso- de la legislación aprobada en 1996.

Este giro de Estados Unidos “es una preocupante amenaza de agresión a la independencia, soberanía y dignidad de nuestro pueblo cubano; así como contra todos los países del mundo”, indica el texto, firmado por el presidente del CIC, el reverendo Antonio Santana, y replicado en varios medios oficiales cubanos.

Los cristianos cubanos llamaron la atención sobre el “carácter extraterritorial” de la Ley Helms-Burton que ataca a “todo país que mantenga relaciones comerciales con Cuba”.

“Una de las excusas es la falsa acusación de falta de democracia en Cuba”, reza el comunicado, que defiende al Gobierno cubano como “justo, legal y legítimo”.

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El título III de la ley Helms-Burton, que endureció el embargo estadounidense a la isla, ha sido suspendido periódicamente desde su creación en 1996 por todos los Gobiernos de EE.UU., desde el encabezado por el presidente demócrata Bill Clinton (1993-2001) hasta el actual, liderado por el republicano Donald Trump.

El 16 de enero pasado, un día antes de cumplirse el plazo para notificar al Congreso su decisión al respecto, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, anunció que mantendrá la suspensión solo durante 45 días, en vez del periodo usual de 6 meses.

Esta disposición legal especifica que los estadounidenses -entre ellos cubanos nacionalizados- pueden demandar ante la Justicia de EE.UU. a las compañías de cualquier país que se beneficien de las propiedades que fueron nacionalizadas por el Gobierno cubano tras la llegada al poder de Fidel Castro hace seis décadas.

Para decidir si mantener la suspensión del título III, Washington tendrá en cuenta los “esfuerzos” de Estados Unidos “para acelerar la transición a la democracia en Cuba” y valorará “factores como la brutal opresión del régimen cubano a los derechos humanos y las libertades fundamentales”.

También examinará el “apoyo indefendible” que, a su juicio, Cuba ofrece a “los regímenes cada vez más autoritarios y corruptos en Venezuela y Nicaragua”.

Horas después de las declaraciones de Pompeo, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, acusó al secretario de Estado de EE.UU. de haber lanzado una “provocación injerencista, amenazadora, prepotente, violatoria del derecho internacional”.

“No permitiremos el chantaje político, tenemos razones y verdades suficientes y legítimas para enfrentar tanta hostilidad y desprecio”, aseguró a través de Twitter Díaz-Canel, quien consideró además que con este nuevo movimiento “el Gobierno de los EE.UU. demuestra su desprecio hacia el resto del mundo”.

Téxto íntegro de la Declaración:

El anuncio hecho por la administración Trump el pasado 16 de enero de 2019, respecto a acortar el plazo para la aplicación efectiva del Título III de la ley conocida como Helms-Burton, a solo 45 días en lugar de los 180 días anteriormente prescritos, es una preocupante amenaza de agresión a la independencia, soberanía y dignidad de nuestro pueblo cubano; así como contra todos los países del mundo.

Esta ley, adoptada por el Congreso estadounidense en 1996, fue concebida para ser aplicada con carácter extraterritorial contra Cuba y contra todo país que mantenga relaciones comerciales con Cuba, en un intento de imponer a Cuba la tesis del 6 de abril de 1960 de Lester D. Mallory, Secretario asistente de la Secretaría de Estado para asuntos interamericanos, que en realidad es un corolario a la doctrina Monroe que busca —en palabras del propio Mallory—derrocar un gobierno justo, legal y legítimo, y que dice:

“La mayoría de los cubanos apoyan a Castro (…) No existe una oposición política efectiva (…) El único modo efectivo para hacerle perder el apoyo interno (al gobierno) es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (…) Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…) negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.

Con la ley Helms-Burton el Congreso estadounidense pretendió ser una Legislatura universal, atribuyéndose la función de dictar al resto de los países del mundo lo que “pueden” o “no pueden” hacer; así como el corolario de Mallory, trata de impedir, con fines muy políticos, que se cumpla lo proclamado por el salmista cuando dice:

“Desde la tierra brotará la verdad, y desde los cielos observará la justicia. Además, el Señor nos dará buenas cosas, y nuestra tierra producirá buenos frutos. Delante de él irá la justicia, para abrirle paso y señalarle el camino” (Salmo 85,11-13)

Una de las excusas es la falsa acusación de falta de democracia en Cuba. En este punto recordamos las palabras de un insigne estadounidense, el finado presidente Abraham Lincoln, cuando definió la democracia como: “El gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no debería perecer de la Tierra”.

En Cuba: El gobierno es aquel que se somete al poder del pueblo y es aquel que gobierna para el beneficio de todo el pueblo y no para el beneficio de una minoría.

Y nos inspira la palabra del profeta, al decir:

“Pues he aquí, yo creo cielos nuevos y una tierra nueva, y no serán recordadas las cosas del pasado ni vendrán a la memoria (…) construirán casas y las habitarán, plantarán también viñas y comerán su fruto, no edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma, porque como los días de un árbol, así serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán de la obra de sus manos” (Isaías 65,17; 21-22).

Por lo cual,

DECLARAMOS

Que el pueblo de Dios en Cuba está y siempre estará trabajando con el pueblo, por el pueblo y para el querido pueblo cubano.

CONSEJO DE IGLESIAS DE CUBA

Rev. Antonio Santana Hernández

Presidente

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