Presiones in crescendo: EEUU anunciará más restricciones sobre Cuba

La administración Trump incrementa su presión sobre el eje La Habana-Caracas.

Donald Trump y John Bolton. Foto: Evan Vucci/AP.

Donald Trump y John Bolton. Foto: Evan Vucci/AP.

La Casa Blanca se apresta a lanzar un nuevo paquete de medidas económicas que afectarán a las empresas norteamericanas que operan en Cuba.

Según varias fuentes de la administración, el asesor Nacional de Seguridad, John Bolton, regresaría a Miami a mediados de la semana que viene, y anunciaría el paquete con un nuevo argumento político: intentar frenar la presunta influencia que Cuba tiene en la situación venezolana, con lo cual se restaría fuerza, de momento, a la cuestión de las compensaciones por las nacionalizaciones.

¿Qué medidas nuevas?

Algunas de las medidas pudieran ser obligar a las empresas estadounidenses a pagar directamente en divisas a sus empleados en la isla, y no a través de una empleadora cubana; la instauración de un límite de gastos diarios en Cuba para los estadounidenses, sean empresarios o simple turistas (algo que existió durante la administración de George W. Bush pero desapareció con la de Barack Obama); y una elevación del grado de peligrosidad en el estatuto de cautela hacia los viajes a Cuba que, teóricamente, todo estadounidense debe tener en cuenta al momento de viajar.

En este escenario, Bolton podría ampliar las medidas en vigencia desde hace mes y medio y anunciar el regreso de Cuba al listado de países que apoyan actividades terroristas, y la inclusión de ciudadanos cubanos en una “lista negra”, llamada SDN List.

Tanto las personas como los familiares que integran esa lista se encuentran impedidos de ingresar a Estados Unidos o hacer negocios relacionados con EE.UU. a nivel mundial y normalmente abarcan individuos presuntamente vinculadas con en actividades terroristas, narcotráfico o políticas de índole antidemocrática. En este caso, Estados Unidos pretende poblar el listado con funcionarios del Gobierno cubano que han trabajado en Venezuela.

Según John Kavulich, director del U.S. Cuba Trade and Economic Council (USCTEC, por sus siglas en inglés), el razonamiento detrás de la exigencia de que las empresas estadounidenses paguen directamente a sus empleados es que “si las empresas tienen ganancias en divisas, sus empleados deben cobrar en la misma moneda”, sea en dólares, euros o pesos convertibles.

Ahora esto abre dos puertas. La ley cubana obliga a las empresas extranjeras a entregar a una entidad estatal el sueldo de sus empleados en divisas y después esta entidad les paga en pesos cubanos a ellos. ¿A quién van a obedecer las empresas extranjeras? Es una disyuntiva porque pone a las empresas norteamericanas en el medio pero eso es un espacio donde llevan años viviendo.

“La empresa Marriot le puede decir a la administración que los cubanos no autorizan así los pagos de salarios. Trump le puede contestar que haga lo que quiera pero tiene que irse de Cuba. El problema es que es una decisión difícil porque Marriot es apenas un operador, no propietario, de modo que no puede demandar a nadie en Estados Unidos por exigirle eso”, explica Kavulich a OnCuba.

Ahora, “si los cubanos aceptan cambiar el sistema de pago, entonces los españoles, los japoneses, los canadienses, todos los socios extranjeros van a comenzar a exigir lo mismo y la administración puede comenzar a decir que salió victoriosa”. La otra posibilidad es que “los cubanos digan a Marriot que se vaya”, agrega.

En esto hay forma de darle la vuelta al asunto. Las aerolíneas pueden cerrar sus oficinas de despacho de boletos y traspasar esa tarea a otras aerolíneas asociadas. American Airlines, por ejemplo, está asociada con Iberia en la alianza One World y todos sus vuelos son en el sistema de code share. Las empresas de cruceros pueden entregar el nicho del personal de tierra a una empresa foránea que administre ese mercado. Pero en el fondo no es un detalle acuciante.

“Aquí lo importante es que ha cambiado el tono de la presión. La política estadounidense hacia Cuba desde 1959 siempre ha sido la misma, privar al Gobierno cubano de recursos financieros. Cuanto menos dinero tengan menos se van a desarrollar, a sobrevivir. Y ahora la cuestión es presionar a Cuba para que Maduro se vaya. Y algo tienen que hacer porque si no lo hacen, entonces la administración comienza a tener problemas de credibilidad y estamos ya en proceso eleccionario”, enfatiza Kavulich.

El Titulo III completo, ¿sí o no?

Se supone que el 17 de abril, al mismo tiempo que Bolton viaja a Miami, el secretario de Estado, Mike Pompeo, comunique al Congreso si la administración va a seguir con la postergación de la aplicación limitada del Titulo III de la Helms-Burton o levanta lo poco que queda de él por aplicar y se amplían así las capacidades de demandar, en tribunales de Estados Unidos, a empresas extranjeras que ‘trafican’ con propiedades de estadounidenses que fueron nacionalizadas al inicio de la Revolución Cubana.

De momento sólo pueden ser llevadas a los tribunales aquellas empresas extranjeras que tienen intereses en instalaciones cubanas que constan de un listado especial, conocida como Lista de Restricciones Cubana, todas ellas bajo administración militar.

También es posible que la administración autorice que el Gobierno cubano sea demandado directamente. Esto constituye un aspecto llamativo hacia un posible demandante cubano-americano pero es una sentencia muy difícil de ejecutar porque las posibilidades de que La Habana siquiera se aparezca en un tribunal bajo jurisdicción estadounidense es nula.

“Soy de los que cree que el Titulo III está ya en vigencia en su totalidad solo que la administración no tiene autoridad para ser selectiva en su aplicación. Pero en las últimas semanas han creado la expectativa de que llegó el momento y algo grande se aproxima. Ellos saben que tienen que hacer algo y la ampliación del universo de las demandas puede ser eso”, piensa el director de USCTEC.

El cambio de filosofía de la administración en relación a la salida del presidente venezolano Nicolás Maduro del poder es precisamente lo que impulsa la necesidad que la administración de Trump tiene de presionar más a La Habana. Una maniobra que Kavulich considera “muy inteligente” porque coloca a los congresistas y senadores, que se oponen, en una situación difícil porque, después de todo, “nadie en el Capitolio quiere aparecer ahora como que está apoyando a Maduro o (al presidente cubano, Miguel Díaz-Canel. Esto es un reto que la Administración ha puesto a sus opositores en el Congreso”, apunta.

La gran duda es la reacción de los socios europeos, cuyos empresarios están protegidos por leyes nacionales de la aplicación extraterritorial de la Helms-Burton, o de los japoneses y canadienses. La Unión Europea puede reaccionar pero los cierto es que la administración Trump ha dejado bien claro que los suyo es negociar comenzando por aceptar sus condiciones. Ha pasado con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con China y hasta Corea del Norte.

“Es un pasillo muy estrecho. Pero, también se puede encontrar un punto intermedio. La administración puede decir que si se eliminan las malas prácticas de negocios, como por ejemplo no pagar directamente a los empleados en Cuba, entonces podemos ser menos agresivos. Es cuestión de esperar”, especula Kavulich.

El 17 de abril Bolton viaja a Miami. Anunciará algo; la ciudad hierve de especulaciones. La incógnita es cuán profundo será el anuncio y si tendrá o no impacto en Cuba y Venezuela.

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