La Casa Blanca no tiene intención de revisar la política general hacia Cuba, que enfatiza la promoción de los derechos humanos en la Isla. “No es siquiera una de nuestras prioridades”, dijo este martes la portavoz Jen Psaki.
Sin embargo, la administración Biden se encuentra analizando una decisión de último minuto de su antecesor Donald Trump: el reingreso del gobierno de La Habana a la lista de promotores internacionales del terrorismo, de la que fue sacada en 2015 por la administración Obama.
Psaki enfatizó que la administración no tiene prisa por hacer gestos importantes, a pesar de las esperanzas de un enfoque más suave después de que Trump hiciera retroceder la histórica distensión de Obama con La Habana.
“Un cambio de política hacia Cuba no se encuentra actualmente entre las principales prioridades del presidente Biden. Pero estamos comprometidos a hacer de los derechos humanos un pilar central de nuestra política estadounidense y estamos comprometidos a revisar cuidadosamente las decisiones políticas tomadas durante la administración anterior, incluida la decisión de designar a Cuba como un Estado patrocinador del terrorismo”, dijo Psaki en rueda de prensa.
Nueve días antes de que Trump dejara el cargo, su administración anunció que regresaría a Cuba a esa lista, citando la presunta protección de fugitivos de la justicia estadounidense y de líderes rebeldes colombianos, así como el apoyo a los servicios de seguridad del presidente venezolano Nicolás Maduro.
Horas después, La Habana reaccionó a las declaraciones la portavoz de la Casa Blanca. “No debería ser tan difícil para EEUU dejar de llamarle Estado patrocinador del terrorismo a #Cuba, un país que saben bien no lo es”, escribió la subdirectora de Estados Unidos de la Cancillería cubana, Johana Tablada, en su cuenta de Facebook.