El banco que estropeó la cena de fin de año

Cuba suspendió las actividades consulares en su Sección de Interes en Washington. La nota publicada es bastante clara sobre las razones. No obstante, muchas personas de ambos lados del estrecho de la Florida están preocupadas por lo que esta decisión significa. Se acerca el fin de año y las familias quieren unirse, pero desgraciadamente, la política vuelve a poner obstáculos.

La decisión de suspender las actividades consulares se debe a que en Estados Unidos prácticamente todas las actividades consulares que conllevan un pago se producen a través de bancos. Los usuarios de esos servicios pagan a través de tarjetas de créditos en un país donde si no se tiene cuenta en un banco es como si no se exitiera, algo difícil de comprender a veces en Cuba. Entonces, si los bancos no quieren prestar servicios se entorpece, o se impide toda actividad consular que implique un pago. Sin transacciones propias de la actividad consular se afecta directamente por ejemplo la emisión de pasaportes y de visas para venir a Cuba.

Desde julio pasado el banco M&T que prestó servicios a misiones  diplomáticas extranjeras, le dio a la Sección de Intereses de Cuba y a la Misión Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas una fecha límite para encontrar un nuevo banco con el cual operar, y a pesar del esfuerzo de los diplomáticos cubanos, esto ha sido imposible. La causa no está en los bancos, entidades cuyo interés es la ganancia, la causa está en el gobierno de Estados Unidos, que continúa una política de bloqueo inamovible, y que mantiene a Cuba en la Lista de Estados patrocinadores del terrorismo.

Estas dos condiciones implican que tener dinero de Cuba en las arcas de un banco traen procesos muy engorrosos y muy perseguidos por parte del gobierno de Estados Unidos. Tanto que los bancos prefieren sencillamente no tener prestar servicios a la Sección de Intereses de la Isla en Washington.

Por tanto, todo esto significa que la razón por la cual Cuba no encuentra bancos para realizar sus transacciones es responsabilidad directa del gobierno de los Estados Unidos, quien incumple la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y de Relaciones Consulares.

El tema ha tenido una amplísima cobertura en los medios estadounidenses, quizás la más amplia en los últimos tiempos. La reseña del hecho por esos medios también da cuenta de la importancia que dan a la decisión por cómo puede afectar a los cubanoamericanos y estadounidenses que quieran viajar a Cuba.

Resulta particularmente interesante el hecho de que este problema llega a su pico ahora, cuando hace pocos días el secretaria de Estado, John Kerry dijo en la Organización de Estados Americanos que Estados Unidos debía actualizar su política hacia Cuba y que además, los mejores embajadores de las ideas y valores son los propios estadounidenses. Dicen que aumentarán las licencias de viajes para que más norteamericanos puedan visitar Cuba, sin embargo, Kerry puede decir lo que quiera, Obama con su crisis de gobernabilidad y su incapacidad para controlar el congreso, puede decir también lo que quiera, pero hasta este momento, el bloqueo diseñado, defendido y profundizado por los congresistas de línea dura contra Cuba de amplia influencia en el Congreso de ese país está incólume, inamovible. Congresistas que poco tienen que ver con la composición poblacional y la ideología de los nuevos emigrantes, que han llegado a ese país en los últimos 25 años, y que su principal deseo es el flujo normal de visitas y remesas, un grupo amplio, pero que desgraciadamente, tiene poca participación política, por ahora.

Desde la administración hablan de actualizar la política, pero mientras tanto un ejército de burócratas tienen como única función perseguir todas las actividades bancarias que realiza Cuba en el mundo, y de paso también ponerle las cosas muy difíciles a los bancos estadounidenses.

Esta situación tendrá un impacto inmediato sobre los interesados en viajar y que aún no tengan sus documentos en la mano. Ahora la pelota está en la cancha de los afectados, personas cuya posibilidad de viajar a su país de origen se ve entorpecida por una política que no desean. No olvidar, que en su mayoría son ciudadanos con derecho a voto. Esperemos entonces que circunstancias como estas ofrezcan una lección y elijan por fin a representantes al Congreso que tengan que ver con sus necesidades y no con las de un exilio histórico desfasado en el tiempo, y cuyo único objetivo es hacerle la vida más difícil a los cubanos.

O se cambia la política de una manera integral, o no, pero no se puede decir mucho, y no hacer nada. Que es la que parece la opción del gobierno estadounidense, en detrimento de la libertad de los los estadounidenses que quieren venir a Cuba, y la de los cubanoamericanos estrechamente ligados a su país de origen.

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