La embajada estadounidense en La Habana no es territorio norteamericano

Nadie que entre a los terrenos de la embajada norteamericana en La Habana podrá pedir asilo bajo la Ley de Ajuste cubano. La causa es muy simple: la sede diplomática NO es territorio de ese país.

Así lo ha debido aclarar el Departamento de Estado luego de que el congresista Mario Díaz-Balart afirmara categóricamente que los cubanos podrían pedir asilo en la sede diplomática, si lograban entrar en ella.

“Hay una creencia popular de que la embajada de Estados Unidos es territorio de Estados Unidos, y eso es incorrecto”, aseguró en entrevista con OnCuba la jefa adjunta de la Oficina de Prensa y Cultura de la embajada de Estados Unidos en Cuba, Lydia Barraza.

“Tenemos cierta inmunidad diplomática pero no somos territorio y por esa razón es imposible que alguien pueda reclamar asilo en el espacio físico de la sede o de la oficina consular. La persona tiene que estar físicamente en territorio de los Estados Unidos para pedir asilo; la ley de Inmigración norteamericana así lo dispone”, apuntó la funcionaria.

“Bajo la Administración Clinton los dos países firmaron acuerdos migratorios, según los cuales Estados Unidos garantizará 20 mil visas de emigrantes cada año, que hemos entregado sobre todo en procesos de reunificación familiar. Esos acuerdos hacen posible una vía de emigración legal y segura. Antes del restablecimiento de las relaciones diplomáticas ya sosteníamos conversaciones sobre temas migratorios, que ahora continuarán. Insistimos que lo importante es que las personas conozcan que hay una manera legal y segura de emigrar hacia los Estados Unidos”, agregó.

Las autoridades norteñas salen pronto al paso de un rumor levantado por el congresista y un bloguero cercano a las posiciones anti-normalización del caucus cubanoamericano, para evitar incidentes en la misión enclavada frente al Malecón habanero, a donde cada mañana acuden más de mil personas para entrevistas consulares u otros trámites.

Están conscientes de que si se esparce la creencia de que cualquiera podría optar por los exclusivos privilegios migratorios de la Ley de Ajuste, con solo pasar la verja, podrían provocarse situaciones similares a las vividas en la embajada de Perú, en 1980, como preámbulo de la crisis migratoria del Mariel.

La jefa adjunta de la oficina de Prensa y Cultura quiso remarcar que la administración Obama carece de planes para modificar la Ley de Ajuste, “otra creencia popular que también es incorrecta”, dijo.

Según las estadísticas más recientes, además de las 20 mil visas migratorias de cada año, un promedio de otros 20 mil cubanos han llegado en los últimos dos años a las fronteras de Estados Unidos por vías irregulares, básicamente las fronteras con México y Canadá, y la vía marítima. La existencia de una norma que considera perseguido político a cualquier ciudadano nacido en el archipiélago es un fuerte aliciente para tomar los más variados caminos con tal de llegar.

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