Los cubano-americanos en Miami divididos en sus puntos de vista hacia Cuba

La encuesta anual de la Universidad Internacional de la Florida aporta evidencia nueva sobre la cada vez mayor diversidad política en la comunidad cubana en EEUU.

La llamada Generación de Guantánamo ha sido el parteaguas en la reconfiguración de la comunidad cubano-americana, alterando diametralmente su diseño desde que se instalaron en el sur de Florida a partir de 1995, según concluye una encuesta divulgada este jueves por la Universidad Internacional de la Florida sobre la visión actual de los cubano-americanos hacia la Isla.

En casi todas las categorías pesquisadas las nuevas generaciones, en particular las que arribaron a Estados Unidos después de 1995, abogan por una mayor aproximación hacia su país natal o, al menos, mantener el estado de cosas como está, aunque en términos político electorales siguen inclinándose hacia el lado conservador.

“El sondeo concluyó que hay cubanos y cubanos”, ironizó uno de sus autores, el profesor de sociología y presidente del Departamento de Estudios Globales y Socioculturales de la FIU, Guillermo Grenier.

El estudio, conocido como “la encuesta Cuba de FIU”, lleva por título “Cómo los cubano- americanos en Miami miran las políticas de Estados Unidos hacia Cuba”, y fue realizado entre el 14 de noviembre y el 1 de diciembre pasados. Se consultaron telefónicamente 1,001 residentes del condado Miami-Dade. El margen de error de los resultados es de más o menos 3,1%.

El Doctor Guillermo Grenier, durante la presentación de la encuesta sobre Cuba en FIU este jueves 10 de enero de 2018. Foto: Marita Pérez Díaz.
El Doctor Guillermo Grenier, durante la presentación de la encuesta sobre Cuba en FIU este jueves 10 de enero de 2018. Foto: Marita Pérez Díaz.

Las relaciones entre EEUU y Cuba

En rueda de prensa, Grenier apuntó que el sondeo demuestra que respecto a cómo Estados Unidos debe lidiar con Cuba, la comunidad cubano-americana sigue dividida. Las personas de mayor edad tienen la tendencia a identificarse con viejas políticas y pensamientos, mientras que los jóvenes se muestran más abiertos al cambio.

Es así como la gran mayoría de los que han llegado desde 1995, así como las segunda y tercera generación, apoyan una política de desarrollar vínculos de todo tipo con su país de origen.

En contrapartida, los cubanos llegados antes de 1980 –cuando ocurrió el puente marítimo del Mariel– abogan por una política de más hostilidad hacia Cuba.

La llegada a la Casa Blanca del presidente Donald Trump y sus promesas de revertir las políticas aperturistas de su antecesor, Barack Obama, no han modificado sustancialmente las tendencias en cuanto a las opiniones políticas de los cubano-americanos. Ya las tenían definidas a partir del deshielo bilateral del 2014.

“En esto vemos un poco cómo permanece el pensamiento del palo y la zanahoria. La vieja guardia está contra los viajes, por ejemplo. Pero la elección de Trump no alteró mucho las opiniones (de los más jóvenes) sobre los viajes y (los programas de contacto) pueblo a pueblo”, enfatizó Grenier.

Pequeña Habana. Foto: Milena Recio.
Pequeña Habana. Foto: Milena Recio.

El embargo: no ha funcionado, pero debe quedarse

La posición sobre el embargo económico de Washington a La Habana es un ejemplo claro de esto. En algo la aplastante mayoría, entre los 18 a los 76 años, está de acuerdo: en estos 60 años, el embargo no ha funcionado para nada. “Es lo único en que no hay matices. De eso no hay duda ”, apuntó Grenier.

La primera diferencia surge en relación con la existencia del embargo en sí mismo. El 51% está a favor, el 49% en contra. En este aspecto hay que destacar que no constituye propiamente una novedad porque, exceptuando en los sondeos realizados en el 2008, 2014 y 2016, cuando la mayoría de los cubano-americanos favorecieron el levantamiento del embargo, en los demás desde el año 1991 –cuando comenzaron a hacerse estos estudios– ha primado el apoyo a esa medida de castigo del gobierno estadounidense hacia la Isla.

Las tres excepciones han coincidido con etapas electorales importantes para los demócratas: la elección y reelección de Obama y el duelo entre Trump y la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton.

Cuando se hace el corte por año de llegada, se constata en este sondeo del 2018 que los cubanos que arribaron después de 1980 hasta 1994, favorecen la continuación del embargo.

Pero el 60% de los que llegaron a partir de 1995 –la Generación de Guantánamo– hasta hoy, creen que el embargo económico debe acabar.

Y por edades, la diferencia es mayor. El 65% de los cubanos de los 18 a los 39 años quiere el fin de la medida, la cifra baja un poco entre los que tienen entre 40 y 59 años, pues solo el 51% piensa así.

A partir de ese rango de edad, los números disparan a favor de mantener el bloqueo. Los más ancianos quieren la continuación de esta política, con cifras que suben de 60% a 73% a partir de los 60 años de edad en adelante.

El legendario Versailles. Foto: Milena Recio.
El legendario Versailles. Foto: Milena Recio.

Los viajes a Cuba

En cuanto al tema de los viajes libres a Cuba, o sea, sin restricciones para los estadounidenses no cubanos, el 57% está a favor de la liberación de viajes, el 43% se opone.

En este capítulo se vuelve a imponer la opinión de la Generación de Guantánamo cuando se hace el corte por año de llegada.

El 68% de los que llegaron a partir de 1995 están de acuerdo. Sin embargo, el 63% los que arribaron antes de 1980 y el 51% entre ese año y el fin de 1994 están en contra. Se destaca que la comunidad envejecida es menos flexible en esto que los más jóvenes. Por edad el rechazo es superior al 50% a partir de los 60 años y sube a 72% en los mayores de 76.

Desde que en 1979 los cubanos exiliados comenzaron a volar más o menos libremente a su tierra natal, el tema de los viajes a Cuba fue siempre controversial. El sector más conservador y beligerante del exilio se opuso se profundamente, hubo encontronazos, bombas, muertos. Ahora el asunto ya no es violento pero no deja de provocar tensiones.

Según este sondeo de la Universidad Internacional de Florida, el 57% de los encuestados dice que no ha viajado a Cuba nunca desde que abandonó la Isla o lo hicieron sus familiares, porque hay que tener en cuenta los estadounidenses de origen cubano que tienen un permiso especial para viajar. En contrapartida, el 43% afirma que ha viajado.

De nuevo, entre los que llegaron a partir de 1995, el 75% ha viajado en alguna ocasión. Pero los que se establecieron en Estados Unidos en una fecha anterior no lo han hecho.

El 68% de los que llegaron antes de 1980 y el 51% de los que lo hicieron de esa fecha a fines de 1994 nunca viajaron. Las cifras son casi iguales cuando el corte es hecho por edades.

Y esto viene acompañado a la par por la implementación de una de las medidas de liberalización firmadas por Obama, el asunto de las remesas.

El 60% afirma que nunca ha enviado remesas a Cuba mientras el 40% dice que sí. En este capítulo, el envío de dinero constituye el 40% de las remesas y el 36% estuvo formado por mercancías en general. De nuevo, en el corte por año de llegada la mayoría de los envíos se originó en aquellos que arribaron a partir de enero de 1995.

“En todo esto lo mínimo que podemos decir es que la comunidad está dividida. Hay un grupo que no quiere una aproximación o un cambio de la situación [con Cuba]. Pero hay otro grupo que tiene familiares allí y ve todo desde la óptica de las necesidades de contacto con esos familiares”, enfatizó Grenier.

Los negocios con Cuba

Aunque el embargo económico a la isla es una realidad, su estructura se he resquebrajado desde que la administración de Bill Clinton firmó el paquete de ayuda de emergencia al Caribe que abrió las puertas a las ventas de productos agrícolas.

De cierto modo el comercio floreció modestamente y ha evolucionado. Desde las compras con dinero en mano hasta las ventas a crédito. En los últimos tiempos de la administración de Obama, con el deshielo bilateral, han aparecido decenas de empresas de consultoría para asesorar a centenares de estadounidenses que estudian cómo poder ingresar, de algún modo, al mercado cubano. Incluso algunos ya se han establecido con la ampliación del mercado y servicios turísticos. Sean cruceros, agencias de viaje especializadas o, en el caso de los cubano-americanos, en iniciativas conjuntas con parientes en la Isla.

Por eso, la encuesta ha tratado de averiguar qué piensan los cubano americanos sobre el tema. ¿Deben las empresas estadounidenses ampliar sus negocios con Cuba o sencillamente abandonarlos?

De entrada el 46% dice que hay que ampliarlos, el 32% que los detengan y el 22% piensan que hay que dejar las cosas como están. La mayoría de los que abogan por la expansión vinieron después de 1980 y tienen menos de 60 años.

¿Deben los residentes de Estados Unidos, –implica origen cubano y no–, recibir permisos para invertir en negocios en Cuba? Sobrentendiendo que no serían negocios propiedad del gobierno cubano.

En esto las opiniones están en general partidas diametralmente, un 50% a favor, el restante en contra. Pero por edades y año de llegada, lo más jóvenes y los llegados desde 1995 se inclinan de modo aplastante a favor.

Otros aspectos del sondeo

Cubanos en el Día de Elecciones en Miami. Foto: Marita Pérez Díaz.
Cubanos en el Día de Elecciones en Miami. Foto: Marita Pérez Díaz.

¿Y cómo votan los cubano-americanos?

La posición de un candidato con respecto a Cuba ya no es una prioridad para el elector cubano-americano en Miami, sino que “se preocupa por los mismos problemas que los no cubanos y los otros latinos en Estados Unidos: salud y bienestar de la economía”, apunta también el estudio.

Se reveló que cuando un cubano vota por un candidato específico, el tema Cuba se ubica en el último lugar de prioridades de una lista de 10.

En orden descendente, para el elector cubano los aspectos de mayor relevancia para conformar su intención de voto serían: economía y trabajo, salud, control de armas, inmigración, impuestos, votar por su partido (sin importar prioridades), terrorismo, política internacional, otras prioridades y, por último, la posición del candidato con respecto a Cuba.

En cuanto a los que sí ubican el tema Cuba como una de sus prioridades para votar, las edades que reflejan mayor interés comprenden a las personas de entre 60 y 75 años.

Las tendencias de los cubano-americanos a la hora de decidir su voto indican una tendencia fuerte a preocuparse más por temas locales o nacionales que los afectan directamente en su entorno.

Al referirse al tema, Grenier comentó que “el voto cubano-americano se comporta de manera que cambia el orden de los términos para americano-cubano”.

El voto cubano-americano sigue siendo republicano

Los republicanos se llevan la mayor parte del pastel cubano-americano, según la encuesta, con un 54% registrados para votar en ese partido, frente a un 19% demócrata y un 26% independiente.

Durante las elecciones de medio término pasadas hubo resultados interesantes para las principales candidaturas.

Por ejemplo, el 70 por ciento de los cubano-americanos encuestados votó por el actual gobernador republicano Ron DeSantis.

Sin embargo, dividido por edades, resulta evidente la tendencia a un voto más dividido entre demócratas y republicanos en las edades de entre 18 y 39 años. Luego de los 40 años, el voto es mayoritariamente republicano, llegando a un 90 por ciento en los cubanos de 76 años o más.

Si se mira con lupa y se divide por año de emigración y lugar de nacimiento, aquellos que llegaron antes de 1980 votaron en su mayoría al candidato republicano, así como los posteriores grupos migratorios desde el 1980 hasta 1994 y luego de 1995 hasta la actualidad, donde disminuye ligeramente el margen.

Sin embargo, los cubano-americanos que no nacieron en Cuba tuvieron su voto técnicamente dividido con un 51% para el candidato republicano y un 48% para el demócrata.

Asimismo, la mayoría de los encuestados, un 69%, votó por el senador republicano Rick Scott. En este caso también se repite el patrón de un mayor voto republicano recibido por los emigrantes nacidos en Cuba y un empate del 50% para los dos candidatos por aquellos que no nacieron en la Isla.

En cuanto a las elecciones para el Congreso de los distritos 25, 26 y 27, los números apuntan a que es cierto que tradicionalmente “el cubano vota cubano”. Los números favorecen en todos los casos a los candidatos de origen cubano María Elvira Salazar, Carlos Curbelo y Mario Díaz-Balart. Los dos primeros perdieron en las carreras contra sus rivales demócratas.

El grupo que más demostró apoyo demócrata fue el de los cubanos de segunda y tercera generación, así como las mujeres.

Otro dato interesante resulta el hecho de que, a pesar de que la mayoría de los cubano-americanos siguen un patrón de voto republicano, la tendencia desde el año 1997 (69%) es a una reducción de los votantes registrados para ese partido en 2018 (55%).

Una comunidad dividida

Romy Aranguiz, de 40 años, es cubano-americana, nacida en Cuba y con ciudadanía estadounidense. Se considera además activista política junto a su esposo y está registrada como votante demócrata. Sus motivaciones para votar coinciden con los resultados de la encuesta: “Siempre me guío por temas específicos a la hora se escoger mis candidatos. Primero que nada me preocupan los temas de tipo social. Los programas de ayuda, educación, salud, cultura, investigación científica”.

Antes de escoger un candidato, Aranguiz chequea sus vínculos con el NRA y el lobby de armas, y si tiene alguna conexión queda descartado para ella. “Además me interesa mucho el tema del cambio climático y la conservación del medio ambiente en general, así que jamás votaría por un candidato que no apoye medidas para preservar el ambiente y el uso moderado y sostenible de los recursos”, dijo Aranguiz.

Sin embargo, aunque otros temas pesan más para ella, no deja de reconocer que la visión de la política hacia Cuba se inserta entre sus motivaciones para escoger un candidato, no importa cuál sea su partido. “Me interesa comprender la dinámica de los candidatos en ese sentido. Hay conservadores como el senador Flake que siempre han apoyado el acercamiento a Cuba. Hay libertarios como el senador Ran Paul que también apoyan el fin de las hostilidades. Así que estoy al tanto de cómo se vota en el Congreso, más allá de partidos, con respecto a Cuba”, explicó.

“Los cubanos estamos muy divididos, pero más que nada, muy confundidos. Hemos tenido una avalancha de propaganda política de ambos extremos por años, más de medio siglo, y lamentablemente somos muy poco dados al estudio minucioso de los detalles, la política a las nuevas generaciones le importa poco, se contentan con seguir lo aprendido o lo que es vox populi, aún sin ser correcto o adaptado al momento actual.”

Rey Anthony, cubano-americano de tercera generación, de 22 años, es un activista político. Durante las elecciones de medio término hizo campaña por los candidatos republicanos y defendió la candidatura de María Elvira Salazar por ser “una cubana, hija de una refugiada política”, por lo que era “un orgullo votar por ella”.

Anthony se considera heredero político de la generación de sus abuelos y quiere “una Cuba libre, con toda la democracia que se disfruta en este país”.

En su opinión, “los jóvenes, sean cubanos o no, sienten una apatía política en general y eso es triste, porque hemos visto las consecuencias en los demás países cuando hay apatía hacia la política”, dijo en noviembre a OnCuba.

Al preguntarle qué sabía sobre el bloqueo respondió que “el embargo solo limita que el gobierno cubano y los militares tengan acceso a los créditos y dólares de los bancos de Estados Unidos”, dijo.

Rey Anthony, de 22 años, durante un acto de campaña a favor de los candidatos republicanos en las elecciones de medio término. Junto a él la recién electa vicegobernadora Jeannette Nuñez y la candidata al Congreso por el distrito 27 María Elvira Salazar. Foto: Marita Pérez Díaz.
Rey Anthony, de 22 años, durante un acto de campaña a favor de los candidatos republicanos en las elecciones de medio término. Junto a él la recién electa vicegobernadora Jeannette Nuñez y la candidata al Congreso por el distrito 27 María Elvira Salazar. Foto: Marita Pérez Díaz.

“Las personas de a pie no tienen derecho a comprar e importar productos por culpa del régimen, no por culpa de Estados Unidos. Hemos vivido 60 años de una dictadura”, dijo Anthony, quien nació en Estados Unidos y nunca ha viajado a Cuba.

Al señalar elementos contradictorios de su discurso y sobre cómo se afectan millones de cubanos por la política de Estados Unidos hacia Cuba, solamente reiteró su posición. “Eso no es cierto”, concluyó.

Otra joven nacida en Miami, Melissa Dominguez, de 38 años y abogada de inmigración e hija de cubanos, dijo a OnCuba que está registrada para votar como independiente.

“Voto por la persona que sinceramente pienso sería mejor para el puesto por el cual está corriendo, sin importar el partido”, comentó a OnCuba.

Con respecto a la posición de los candidatos sobre Cuba dijo que “aunque no es lo principal que miro para tomar mi decisión, sí es algo que influye ya que me crié bien envuelta en la cultura cubana aquí en Miami y siempre ha sido algo importante para mí”.

“Muchos de mis familiares cubanos y hasta algunas amistades tienden a pensar diferente a mí. En mi experiencia mucha de la comunidad cubana en Miami, incluyendo muchos de mis familiares, tienden a pensar más conservador que yo”, explicó Dominguez sobre su experiencia personal.

La encuesta no reveló datos sobre la opinión de los cubanos sobre la administración de Trump, pues no se le incluyeron preguntas específicas sobre el tema. Sin embargo, el Centro de Investigaciones sobre Cuba de la FIU publicó un tweet horas después especificando que la encuesta incluía las opiniones de los cubano-americanos sobre los cambios bajo la actual presidencia.

Durante la rueda de prensa, Grenier explicó que Trump no fue incluido en la encuesta porque, “lo discutimos mucho, pero decidimos no incluir preguntas directas sobre ese aspecto, porque es un tema muy divisivo”.

¿Qué pasará en 2020?

En las próximas elecciones presidenciales del 2020, van a tener la posibilidad de votar por primera vez parte del grupo de cubanos que llegaron a Estados Unidos a partir de 2013, después de la reforma migratoria cubana.

Esto significa que la última oleada de emigrantes cubanos, muchos de los cuales no perdieron su residencia en Cuba, tendrán derechos electorales en ambos países.

¿Qué cambia con esto? ¿Cómo se reflejará en el voto cubano de Miami? Aunque los datos son inexistentes todavía, Guillermo Grenier renoció a OnCuba que este es un segmento que seguirán de cerca y que por sus lazos con la isla resulta “muy interesante”.

 

Salir de la versión móvil