Mayorkas vino a Miami sin mucho que decir y volvió a Washington escuchando lo que ya sabía

La administración Biden pretende distanciarse tanto de Obama como de Trump, pero no pone nada novedoso sobre la mesa, excepto sanciones inaplicables.

El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, posa en la Ermita de la Caridad, en Miami, tras la reunión con cublanosamericanos. | Foto Carl Just / Cortesía Miami Herald

Alejandro Mayorkas estuvo 24 horas en Miami, pero no quedó claro lo que vino hacer. El secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, a cargo de todo lo que tiene que ver con fronteras e ingresos al país, advirtió a quien lo quiso escuchar que los cubanos que arriben por mar o frontera terrestre no son bienvenidos, pero tampoco aclaró definitivamente qué pretende hacer la administración Biden en relación con Cuba, más allá de emitir una tanda de “sanciones” a funcionarios que, a decir verdad, no castigan a nadie porque esas personas ni tienen propiedades, ni cuentas bancarias en Estados Unidos y no creo que piensen viajar al “vecino del Norte”.

De hecho, desde la administración de George W. Bush, al menos teóricamente, nadie que trabaje para las entidades oficiales cubanas puede hacerlo. Ese es un coto reservado al sector privado cubano.

Pero Mayorkas se reunió con miembros de la comunidad cubanoamericana, cuyas opiniones escuchó. Me cuenta un asistente a la reunión del jueves, que prefiere no ser nombrado, que se barajaron varias propuestas. No faltó, claro está, el proverbial pedido de una intervención a Cuba, la restauración de la política de pies secos-pies mojados, el llamado a mantener la Ley de Ajuste Cubano y la nueva idea de que Washington se encargue de hacer llegar la señal de internet a Cuba.

Sin embargo, un detalle que llamó la atención de al menos dos de los presentes con quienes conversé, salió a relucir. El grupo asistente al encuentro estuvo compuesto no por activistas demócratas o republicanos, sino por personalidades que se han alineado con un bando o el otro. “Lo interesante es que casi nadie se peló entre ellos. Parece que la política de Biden, que pretende estar tan apartada de Barack Obama como de Donald Trump, terminó por confirmar que es una mezcla entre los dos”, dijo uno de los asistentes.

El presidente Obama y su esposa Michelle llegan a La Habana. Foto: The Guardian.

Mayorkas es el primer funcionario del gabinete de Biden que visita Miami desde que estallaron las protestas en la Isla el mes pasado. La visita se produjo después del anuncio el jueves de una cuarta ronda de sanciones contra funcionarios militares cubanos.

En su encuentro con la prensa luego de una reunión de dos horas, Mayorkas subrayó el compromiso de la administración actual estadounidense de apoyar al pueblo cubano, pero se limitó a asentir con la cabeza cuando los críticos presentes argumentaron que Biden se estaba moviendo demasiado lento y que no habla lo suficiente sobre la situación.

“Por favor, no interpreten un momento de silencio como un momento de ceder en nuestra convicción y nuestro compromiso con el pueblo cubano”, contestó Mayorkas, cubanoamericano también.

Hasta ahora, con su silencio —la administración se limita a decir que está revisando la política hacia Cuba—, la estrategia de Biden hacia la Isla se ha inclinado más hacia el enfoque de línea dura del expresidente Donald Trump. Ha mantenido las sanciones contra Cuba y agregado otras nuevas dirigidas a funcionarios y entidades del gobierno. Esto a pesar de que, durante su campaña presidencial, el actual mandatario prometió eliminar las cerca 430 medidas de refuerzo del embargo implementadas por Trump.

Biden se reúne con cubanoamericanos y reitera sus promesas en cuanto a remesas y acceso a internet

 

En el encuentro, Mayorkas tampoco aclaró nada a la prensa cuando se le preguntó por qué las políticas de Biden, hasta ahora, se parecían menos a las del presidente Obama y más a las políticas de Trump.

“La administración Biden-Harris desarrollará su política hacia Cuba en apoyo al pueblo cubano, con la comunidad cubanoamericana”, fue lo único que dijo. Tampoco quiso comentar si apoya los esfuerzos para evitar que las remesas enviadas a la Isla pasen, hipotéticamente, por las manos del ejército de la Isla.

“A mí me dio la idea que tras las dos reuniones en Washington, Mayorkas vino a Miami para que la gente se sienta importante. Pero la verdad es que no garantizó rigurosamente nada. De esta reunión no salió nada nuevo, ni creo que esa fuera la idea”, opinó otro de los presentes.

Es cierto que es poco probable que esta reunión con la comunidad cubana sea la última. Pero hasta que no haya una política dibujada por esta administración no se vislumbra mucho lo que podrá aportarse de nuevo.

Cuba: 67 personas ha sido juzgadas por las protestas de julio, según autoridades

Si algo ha traído la falta de definición de una política estadounidense hacia la Isla es que, en el sur de Florida, ni demócratas ni republicanos pueden atribuirse una victoria en su diseño.

Lo único sólido hasta ahora esa la falta de una política; tanto, que algunos demócratas, activistas cubanoamericanos y observadores de Cuba se han sentido frustrados con el enfoque de Biden, que ha diferido enormemente de la política de Obama, quien buscaba un acercamiento con el gobierno de la Isla después de décadas de embargos y de Guerra Fría.

“La historia de Biden ha demostrado que está más preocupado por lo que piensan sus oponentes sobre Cuba que por lo que piensan sus propios seguidores sobre Cuba”, subrayó John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial no partidista Estados Unidos-Cuba.

Al volar a Miami, Mayorkas no fue claro. Escuchó lo que ya la administración había escuchado. Y los que fueron a verlo y fotografiarse a su lado no se llevaron de regreso nada novedoso para sus casas.

Salir de la versión móvil