Obama y los Tampa Bay Rays en La Habana

“El juego será el 22  y viene Obama”, dice uno de los obreros que dobla la espalda y cierne arena a ritmo acompasado bajo el benévolo sol de un mediodía de finales de febrero en La Habana, en el parqueo aledaño al estadio Latinoamericano.

Casi toda esa gente con la que uno habla y  se mueve como hormiga entre grúas, camiones de volteo, y buldóceres, en el entorno del “Latino”, lo comenta como la cosa más natural del mundo sin que medie confirmación oficial alguna: que el Presidente de los Estados Unidos seguramente asistirá al juego de exhibición entre el equipo Tampa Bay Rays de las Grandes Ligas  y una selección nacional cubana, como parte de la apretujada e histórica agenda en el primer viaje de un mandatario de la Unión Americana a la llamada Perla de las Antillas en casi 80 años.

En las inmediaciones del otrora Gran Estadio de La Habana, que el 26 de octubre cumplirá 70 años, una fuente de crédito asegura a OnCuba que el juego se ha previsto para las tres de la tarde. Y afirma que también se hará presente el comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred. Pero la realidad es que no existe un anuncio oficial aún.

“Cada cual está en lo suyo”, dice uno de los obreros. “La gente está aprovechando bien el tiempo”, añade mientras conduce un vagón de arenilla hacia el montículo. Alguien comenta que los expertos estadounidenses sugirieron algunas modificaciones en el terreno en diciembre pasado.

Una grúa gigante coloca un nuevo techado recién pintado de azul. Las remodelaciones abarcan también el graderío, los camerinos y las cabinas de trasmisión de la televisión y la radio. El drenaje del campo se mejora. Las torres se refuerzan con más bombillas. “Los colchones de las cercas se quitaron porque se están haciendo nuevos” informa otro constructor.

Las áreas exteriores se retocan. “Ojo, pinta” advierte un cartel en uno de los bancos de un parquecito contiguo. Las calles que confluyen al recinto deportivo son bendecidas con asfalto.

Una larga hilera de autos con chapas estatales estacionados frente a la puerta con la inscripción “Federación Cubana de Béisbol” insinúa la cita diaria de funcionarios de los diferentes organismos involucrados en el compromiso.

En mayo de 2002 Fidel Castro invitó al ex presidente James Carter a bajar al terreno de este mismo estadio habanero. Ambos con gorras del equipo cubano, para que este lanzara la bola inaugural de un partido de la Serie Nacional.

En Tampa los medios locales han especulado este fin de semana que Obama haría lo mismo.

Pero en 2016 son otras las circunstancias: en primer lugar, hoy no sería un “ex” sino el gobernante actual de la nación más poderosa del mundo, quien ha decidido cambiar la política de su país hacia Cuba; en segundo lugar esta vez la compañía sería Raúl Castro, presidente cubano desde el 24 de febrero de 2008; y en tercer lugar, ahora los dos posibles rivales deportivos sobre la grama serían uno de casa y otro de las Grandes Ligas en un partido amistoso “histórico” que pudiera reabrir  el capítulo de entrenamientos de primavera de los elencos estadounidenses en La Habana. Costumbre interrumpida hace 55 años justamente por estos días cuando se suspendió el béisbol profesional en la Isla.

Los mejores jugadores de la plantilla norteña son el tercera base Evan Longoria, tres veces incluido en el “Todos Estrellas”; el lanzador Chris Archer, en el “Todos Estrellas” del último año y el jardinero central Kevin Kiermaier, ganador del Guante de Oro la última temporada como premio al mejor jugador defensivo. Los tres podrán ser admirados por la afición cubana.

“Sí, yo creo que las principales figuras irán a La Habana y están muy animados por esta oportunidad. Sólo algunos pitchers que no trabajarían en el encuentro y algún que otro jugador lesionado permanecerán en casa” comenta a OnCuba el experimentado cronista de béisbol del prestigioso diario Tampa BayTimes, Marc Topkin.

¿Podría Obama traer también en cartera, el permiso especial solicitado por las Grandes Ligas para contratar peloteros en Cuba? “Realmente, no sé desde el lado político. El Comisionado de MLB ha dicho que ellos podrían tener un mejor sistema (sin que los jugadores tengan que desertar)  pero el anuncio parece que puede ser parte de un largo proceso de cambio en el draft internacional y no en un plazo inmediato”

“Ir a Cuba a esta exhibición dará a los Rays una extraordinaria oportunidad. Serán parte de un momento histórico no únicamente en el deporte sino en la política mundial y en las relaciones internacionales dado los planes tentativos del presidente Obama de asistir y posiblemente lanzar la primera bola” escribió Topkin.

El juego sería televisado para el territorio norteamericano (y el mundo) por ESPN y trasmitido además por la radioemisora del club que en su historial fichó a José Canseco como el cubano más destacado. Pero al “Latino”-como popularmente se le conoce a la “catedral” del béisbol en el país- acudirá un enjambre de corresponsales extranjeros atentos a la gira de Obama si este decide incluir el juego en su carpeta.

Las Rayas serían el primer conjunto ligamayorista en jugar en Cuba desde los Orioles de Baltimore en 1999 y el primero tras el 17D aunque el primer plantel del deporte profesional en hacerlo tras el “deshielo” resultó el club de fútbol Cosmos, de Nueva York, en junio último.

“Si todo va bien con el juego de exhibición en Cuba  del Tampa Bay, ello podría abrir la puerta para que los Orioles sean los próximos” escribió el Baltimore Sun.

El elenco, llamado originalmente Mantarrayas cuando ingresó en la Liga Americana donde milita en la actualidad con los Orioles, los Medias Rojas de Boston, los Yankees de Nueva York y los Azulejos de Toronto, fue seleccionado para el viaje a La Habana en una lotería con otros clubes interesados.

La visita en un inicio se señaló entre 28 y 30 de marzo. Según el sitio digital del plantel, la nueva fecha, que coincide con la de Obama en Cuba, hizo que los Rays cancelaran un partido contra los Bravos de Atlanta el 21 y programaran uno contra los Azulejos el 29 y otro con los Medias Rojas. La temporada regular abrirá el 3 de abril.

No obstante algunos cronistas del sur floridano han advertido que la celebración del juego, a dos semanas del inicio del campeonato de la Gran Carpa, podría inducir a algunos jugadores a declinar su presencia, lo que ha obligado al jefe de la Unión de Jugadores de la MLB, Tony Clark -que estuvo en Cuba en diciembre- a explicar sus gestiones sobre los detalles organizativos y las sugerencias hechas en La Habana en torno a las condiciones del estadio y del campo, y a las garantías de una estancia confortable.

El último plan conocido indicaba que la delegación vendría a La Habana en dos vuelos el domingo 20 de marzo, uno al mediodía y el otro con la mayoría de los beisbolistas después de un juego en Sarasota, varios de los cuales ofrecerían una clínica al día siguiente a talentos isleños. Además de ser acompañado por algunos sponsors, los Rays estarían alentados por un grupo conocido por St. Petersburg Downtown Partnership, que organiza un viaje de aficionados al club.

Clark ha hecho referencias a asuntos “logísticos” y “sensibles” que “todavía necesitan ser solucionados” aunque remarcó que estaba “optimista” en cuanto a la realización del viaje, según reportes de prensa.

Si contemplaran la escena de estos días en la barriada del Cerro, Clark, el manager de los Rays, Kevin Cash, Longoria, Archer, Kiermaier y otras estrellas, podrían estar más tranquilos.

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