Por primera vez un cubanoamericano al frente del Departamento de Seguridad Nacional

Alejandro Mayorkas, nacido en La Habana, que emigró a Estados Unidos con sus padres a fines de 1960 y negoció los acuerdos de seguridad durante el deshielo con La Habana.

Fotografía de archivo, fechada el 30 de octubre de 2015. El entonces subsecretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el cubanoamericano Alejandro Mayorkas, en el Casco Histórico de La Habana. Foto: Roberto Morejón / EFE / Archivo.

Fotografía de archivo, fechada el 30 de octubre de 2015. El entonces subsecretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el cubanoamericano Alejandro Mayorkas, en el Casco Histórico de La Habana. Foto: Roberto Morejón / EFE Archivo

El presidente electo Joe Biden ha nombrado al frente del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) a un cubanoamericano que fuera durante la administración de Barack Obama el segundo al mando en esa agencia y el negociador principal de acuerdos de seguridad con el gobierno de La Habana durante el deshielo iniciado  en 2014 con la reanudación de las relaciones diplomáticas.

Se trata del Alejandro Mayorkas, nacido en La Habana en 1959  y emigrado a Estados Unidos con sus padres a fines de 1960. Se convierte así en el tercer cubanoamericano en llegar al gabinete en Estados Unidos. Le antecedieron Mel Martínez, secretario de Vivienda bajo la administración Bush Jr., y Alexander Acosta, secretario del Trabajo a inicios de la administración Trump.

Mayorkas creció en Los Ángeles, asistió a la Universidad California Berkeley y a la Facultad de Derecho de Loyola. Comenzó a trabajar en la administración pública como fiscal adjunto de Estados Unidos en el Distrito Central de California, especializado en delitos de cuello blanco. Fue el fiscal estadounidense más joven del país, según anuncia el equipo de transición de Biden. 

“Cuando era muy joven, Estados Unidos nos proporcionó a mi familia y a mí un lugar de refugio”, tuiteó Mayorkas poco después del anuncio con una nueva cuenta que lo presenta como “nominado al DHS por Joe Biden”. Este puesto está sujeto a confirmación senatorial.

“Ahora he sido nominado para ser el Secretario del DHS y supervisar la protección de todos los estadounidenses y de aquellos que huyen de la persecución en busca de una vida mejor para ellos mismos y para sus seres queridos”, dijo.

Bajo la administración Obama, Mayorkas fue el arquitecto principal del programa de Acción Diferida (DACA) para los llegados a Estados Unidos en la infancia con padres indocumentados, la mayoría procedentes de distintas naciones latinoamericanas. Además, fue uno de los negociadores del deshielo con La Habana. Tanto la destrucción de DACA como de la apertura con Cuba han estado entre los objetivos políticos del presidente Trump y del Partido Republicano.

Biden agrega a Mayorkas a su lista de personas seleccionadas para puestos relacionados con la seguridad nacional y la política exterior, incluso cuando un número cada vez mayor de expertos del propio partido de Trump piden comenzar el proceso de transición.

Argumentan que los intentos de Trump por socavar una elección que a todas luces perdió están amenazando la seguridad nacional de Estados Unidos. “No tenemos tiempo que perder cuando se trata de nuestra seguridad nacional y política exterior. Necesito un equipo listo desde el primer día para que me ayude a recuperar el puesto de Estados Unidos a la cabeza de la mesa, unir al mundo para enfrentar los mayores desafíos que enfrentamos y promover nuestra seguridad, prosperidad y valores. Este es el quid de ese equipo”, dijo Biden en el comunicado del anuncio.

La tarea que enfrenta Mayorkas es abrumadora: alejar el Titanic de un departamento, el tercero más grande del Gobierno Federal, que cuenta con unos 240.000 empleados. Biden ha prometido revertir muchas de las políticas de inmigración de Trump, promulgadas por un Departamento de Seguridad Nacional politizado y sacudido por vacantes y numerosos problemas.

Los demócratas esperan que la nominación de Mayorkas se desarrolle sin problemas, toda vez que pasó por un par de audiencias de confirmación cuando ocupó el puesto más alto en los servicios de inmigración y ciudadanía, (USCIS, por sus siglas en inglés) como subdirector del DHS.

El senador demócrata Bob Menéndez, miembro de alto rango del Comité de Relaciones Exteriores, comentó a CNN que Mayorkas es “una elección inteligente y natural” porque tiene la experiencia necesaria para poder asumir el enorme trabajo de limpiar las desastrosas e inhumanas políticas de inmigración que han destrozado vidas y familias bajo la administración Trump.

En 2015, siendo el segundo al mando del DHS, Mayorkas regresó a Cuba por primera vez desde que su familia huyó con su madre llevándolo a Miami. Su padre, que murió en Los Ángeles en 2012, siempre había querido visitar la isla, pero nunca tuvo la oportunidad.

La familia del padre de Mayorkas emigró a Cuba desde Turquía y Polonia a principios del siglo XX. Su madre nació en una familia judía en Rumania que escapó a Cuba desde la Francia ocupada por los nazis a principios de la década de 1940, informó Los Angeles Times.

“No quería criar a la familia en un país comunista. Creía en la democracia y comprendía los peligros y los desafíos de vivir de otra manera”, dijo Mayorkas sobre su padre.

El regreso

En noviembre de 2015, The Washington Post publicó una reseña sobre el viaje de Mayorkas a La Habana para negociar los acuerdos de seguridad aérea, comunicación fronteriza, colaboración entre las fuerzas de seguridad, combate al narcotráfico y comunicaciones de emergencia.

“Fui con el corazón en ascuas”, afirmó al recordar que su padre había querido volver a La Habana, pero falleció dos años antes de que él pudiera hacerlo. “Mi esperanza y la esperanza e intención de mi padre siempre fue volver juntos, y que yo tuviera realmente la oportunidad de entender su juventud y los lugares y las experiencias de su juventud con él.”

En su última tarde, después de las conversaciones, encontró tiempo para visitar la tumba de la familia, donde están enterrados su abuela, su tía y su tío abuelo. También visitó la escuela primaria de su padre y pasó por la fábrica de estropajos de aluminio que fuera propiedad de su progenitor.

Sus anfitriones cubanos, dijo Mayorkas, estaban al tanto de su historia personal y “no podían haber sido más atentos y amables”, recordó. En lo que es quizás el simbolismo último, le hicieron un regalo al alto funcionario de Estados Unidos: los originales del expediente de inmigración de su familia, mantenido en los archivos del gobierno cubano. “Estoy muy feliz de haber ido, tanto personal como profesionalmente”, dijo entonces Mayorkas.

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