¿Qué es y qué hace la OFAC?

La agencia de control de las violaciones y sanciones de la política estadounidense dedica a Cuba 10 veces más agentes que los que puso a investigar a Osama Bin Laden.

Foto: ComplyAdvantage

La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) es la agencia gubernamental estadounidense encargada de supervisar las relaciones entre Estados Unidos y otros países, en términos de sanciones comerciales y cumplimientos de la legislación de exportaciones a países autorizados por el gobierno.

Como explica a OnCuba John Kavulich, presidente del US-Cuba Trade and Economic Council, “es una especie de policía, una especie de FBI, de los departamentos del Tesoro y Comercio, que son quienes regulan las condiciones de las transacciones comerciales y la aplicación de sus regulaciones”. La agencia federal tiene sus raíces en una ley de 1917 llamada Ley de Comercio con el Enemigo, que básicamente abrió las puertas al control del comercio con países adversarios de Estados Unidos, sus propiedades y bienes en territorio estadounidense.

La OFAC hace cumplir toda sanción económica y evita operaciones prohibidas que describe como “transacciones financieras o comerciales, o acuerdos fuera del alcance de los estadounidenses, a no ser que se encuentren autorizados o dispongan de una licencia para hacerlo. Licencia que puede ser general o específica, concedida caso por caso.

La sanciones, delineadas por los departamentos del Tesoro o de Comercio, se aplican a otros países, empresas o grupos de personas a través del bloqueo de bienes y restricciones de comercio con el objetivo ulterior de hacer cumplir las metas de política exterior y de seguridad de Estados Unidos.

En estos momentos, con la administración de Donald Trump, los países que se encuentran dentro del colimador de la OFAC son: Cuba, Venezuela, Irán y Corea del Norte. De hecho, Corea del Norte fue uno de los primeros países en sufrir un bloqueo implementado por la OFAC a partir de 1953 durante la guerra de Corea. A China también la colocaron en ese listado por participar en ese conflicto, pero la sacaron de la lista negra en 1969 durante el deshielo bilateral verificado bajo la administración de Richard Nixon.

Solo entre 1994 y 2003, la OFAC logró recolectar más de 8 millones de dólares por violaciones al embargo a Cuba, cifra que se destaca por encima de los 10,000 dólares recolectados por actividades de financiamiento de actividades terroristas. De hecho, actualmente la agencia federal tiene 10 veces más funcionarios dedicados a Cuba que los que, en su tiempo, dispuso para perseguir las finanzas del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden.

¿Cómo pedir una licencia?

Realmente, que una empresa estadounidense pida una licencia no es un trámite complicado, sino relativamente fácil: puede hacerse incluso por Internet. Lo que hay que tener claro es si se dirige al Departamento del Tesoro o de Comercio.

Si se trata de un pedido para exportar o importar productos de países incluidos en un listado de prohibiciones— como es el caso de Cuba–, hay que dirigirse al Departamento de Comercio, que consulta con el del Tesoro para certificar si ya hay renglones definidos y, por lo tanto, incluidos en una licencia general, ya que este último departamento es quien decide si existe algún impedimento. En este aspecto entra en consideración si los contratos son hechos con empresas o individuos incluidos en una lista de sancionados.

“El Departamento del Tesoro se concentra, básicamente, en la actividad en sí y los detalles de las transacciones, mientras que el de Comercio está a cargo de certificar que el producto es exportable. De todos modos, Tesoro tiene la última palabra porque la OFAC está dentro de sus responsabilidades”, explica Kavulich.

Uno de los aspectos particulares de esta actividad es la definición de las condiciones en que se otorga el permiso. En el caso cubano, el Departamento de Comercio tiene que investigar, porque a no ser en el caso de productos ya autorizados, como los agrícolas; el producto a exportar no puede tener más de 10% de componentes de factura estadounidense, incluyendo los productos exportados por terceros países, que también tienen que tener un permiso suyo, entre otras cosas, para controlar ese 10%.

Como explica Kavulich, “hay exportaciones que ya están autorizadas de por sí, como los productos agrícolas. Pero, por ejemplo, si se trata de una computadora tienen que abrirla y certificar que no hay un componente que pueda ser usado para otra actividad, digamos un chip aplicable a la industria militar u otra sancionada, lo que no está autorizado”. Es en esta situación donde entra a funcionar el porcentaje de los componentes.

Por otro lado, existen las licencias generales, que son más populares, como las de los viajes a la Isla. Estas definen una serie de categorías y el viajero se sirve de una. Las licencias generales establecen las condiciones de su uso y no hace falta pedirlas una a una, aunque el año pasado la administración Trump modificó algunas reglas al establecer la prohibición de pernoctar y consumir en instalaciones hoteleras gerenciadas por el gobierno cubano y al admitir exclusivamente el uso de instalaciones de empresarios cubanos particulares.

A lo largo de los tiempos, en el caso de Cuba la OFAC ha sido usada por los sucesivos gobiernos estadounidenses a partir de sus intereses políticos, independientemente de si son republicanos o demócratas. Si el presidente republicano Dwight Eisenhower creó el embargo económico, un demócrata, Bill Clinton, firmó la ley Helms-Burton.  Le otorgó un poder que nunca tuvo hasta entonces y que ni siquiera otro demócrata, Barack Obama, logró desmantelar.

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