Una medida extemporánea y de outsiders en la política hacia Cuba

No hay que dar muchas vueltas para saber dos cosas:

La primera es que la actitud del Banco que suspendió los   servicios a la Oficina de Intereses Cubana en Washington,  no tiene nada que ver con las restricciones del bloqueo. Porque esta últimas existen hace más de 50 años, pero en 1977 se hicieron todos los arreglos legales, desde el punto de vista financiero, con arreglo a la Convención de Viena y el Acuerdo de Establecimiento de las Oficinas de Intereses en Cuba y Washington, para que  estas pudieran operar sin las restricciones que ahora la banca le pone a la Oficina de Cuba en Washington. Vayamos a ver por qué lo hace¸ porque las medidas del bloqueo no pueden ser esgrimidas como justificación.

La segunda, es que ni Armengol, pero sobre todo Montaner, se comportan a la altura de la situación, cuando hablan de que Cuba lava dinero. Dando a entender que por eso es que ha sido castigada. ¿De dónde extraen ese argumento?

Si la Oficina de Intereses, sabía de la medida desde julio y ahora es que la informa, parece ello más bien resultado de que los funcionarios cubanos saben que una medida como esa es totalmente ilegal y es de suponer que pensaran que no vale la pena asustar  con una situación que no se justifica, es ilegal y que  se solucionaría con relativa facilidad, porque si no es un banco puede ser otro cualquiera, dado que siempre se operaría dentro de la legalidad establecida y acordada hace mucho tiempo por ambos gobiernos.

Es tonto además imaginar que Cuba esté presionando, aprovechando la situación. Pues se trata de algo con lo que Cuba no tiene nada que ver, sino de un asunto a solucionar por el Gobierno de Estados Unidos. Pues sería absurdo pensar que la administración de Obama quiera eliminar la operatividad de la Oficina de Intereses de Cuba en Washington. Mucho menos para obstaculizar las propias medidas de política que en el 2009 instauró la administración actual. Obama echó abajo las medidas adoptadas  por Bush hijo contra Cuba y hasta ahora no existe  señal  alguna de que pueda volverse atrás.

Lo que si sabemos, desde hace mucho tiempo, es que dentro de  algunos sectores políticos cubanoamericanos, particularmente  en  Miami, siempre ha habido personajes, con influencia y poder, dispuestos a frenar, obstaculizar   e incluso impedir, que las pocas relaciones que existen entre Cuba y Estados Unidos fluyan sin dificultades, a pesar de tratarse de una medida totalmente impopular  para la inmensa mayoría de la comunidad cubana pues sabemos que a esa gente poco le importa si perjudican a los cubanos de allá con tal de que se mantenga a política que históricamente   ha llenado sus bolsillos.

Ha sido una constante, dentro de la Confrontación  entre  Cuba y Estados Unidos que, siempre que  esos    sectores mencionados, han observado que avanza algún proceso de acercamiento entre ambos países, ellos mueven sus influencias, para obstaculizar el potencial curso positivo de los acontecimientos . Tampoco es desconocido el interés de estos sectores de que las oficinas de intereses  no existan. Mucho menos que ello pueda servir  para que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos  mejoren.

Es cierto que la agresividad de la política norteamericana sobrevive, pero hoy  “el garrote y la zanahoria “son manejados con la inteligencia de nunca antes. Obama sabe lo que quiere en la política hacia Cuba  y no va a aceptar obstáculos que otros traten de imponerle. Mucho menos  grupos   que han sido tan poco eficientes en el manejo de la política hacia Cuba. Obama sabe que esos  grupos y la llamada disidencia interna en Cuba, no tienen nada  nuevo que decir en la política hacia  la Isla.

No creo que la medida adoptada por el Banco  mencionado, haya sido inducida por la administración norteamericana. Pues sería absurdo imaginar que Obama  vaya a adoptar ahora medidas  que contradicen las adoptadas  desde el 2009; y más que ello, que vaya a permitir que se adopten  otras  que contradicen totalmente  su actual política  hacia Cuba. Política que es la del acercamiento de doble carril, donde uno de ellos sigue presionando al gobierno de Cuba con el bloqueo, pero el otro busca el acercamiento entre los cubanos de ambos lados del Estrecho de La Florida.

Es cierto que la política norteamericana no ha eliminado el bloqueo, pero no adoptando medidas  financieras del tipo de las   que ahora perjudican directamente la operatividad de la Oficina de Intereses  de Cuba en Washington.   Pues ello anularía la intención de Obama de acercar a la sociedad civil cubana, a los cubanos de Miami  y  crear en Cuba las condiciones para un cambio pacífico interno que beneficie a la política norteamericana.  Para lo cual, medidas que afecten el contacto  creciente  entre los cubanos de Cuba y los de Estados Unidos, creo no tendrían  hoy  espacio en la política norteamericana.

Si resultase lo contrario, preparémonos para un retorno a la agresividad de los años sesenta. Lo cual no creo pueda ocurrir. Las relaciones entre ambos países,  mas bien,  va entrando lentamente  a un carril  de cambios,  que no tiene vuelta atrás, al menos por el tiempo que le queda a Obama en la presidencia.

Tengo la impresión, de que la medida adoptada por este Banco contra la Oficina de Intereses de Cuba, responde  a la constante ya  mencionada. Existe un evidente  proceso de acercamiento entre ambos países y siempre que ello ocurre,   los sectores  partidarios de la ya vieja política cubana de Estados Unidos, lo quieren frenar.

Es más, las recientes declaraciones de Obama  en Miami, muestran más su intención de profundizar en la política que viene siguiendo, que la de obstaculizar el acercamiento que viene buscando. Obama ha dicho que la política hacia Cuba es vieja, obsoleta y que debe ser actualizada. Específicamente que ha querido decir con ello, no  lo sabemos, pero resulta de todos modos esperanzador escuchar algo como eso.

Por  tales razones estoy convencido que el problema creado se va a solucionar  y no  sería extraño que el propio  Departamento de Estado este tratando también de  viabilizar una posible solución.

Por lo pronto, al suspender sus actividades consulares, la Oficina de Cuba en Washington no hace otra cosa que  cuidarse de un problema que en realidad no es suyo, ni tiene en sus manos la solución. Como decimos en el baseball, la pelota está del otro lado.

Si el asunto no se solucionara,  Cuba podría adoptar otras medidas, pero no creo que ninguna de las posibles tendría que ver  con someter a la Oficina de Intereses de Washington en La Habana a una situación similar. Pues sería como decir, recojamos ambas Oficinas y todo se acabó .Lo cual sería un absurdo político.

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