Vuelven los balseros

Un blog de la ciudad de Matanzas dio detalles de un accidente ocurrido hace varios días, cuatro millas costa afuera: trece personas emprendieron rumbo norte en una embarcación rústica y a pocos minutos de salir, volaron por los aires a causa de una explosión. Al parecer una chispa lanzada por el motor de auto Lada puesto en el bote pudo haber causado el estallido de las reservas de gasolina, que debían alcanzar para recorrer las escasas 90 millas.

La noticia no ha tenido tanta visibilidad en redes sociales como la llegada de una embarcación con emigrantes a una playa en Miami hace pocos días; pero otro cubano ha muerto en un intento de salida ilegal. De manera inesperada se ha convertido en un número más de la indeterminada cifra de quienes se lanzan y no llegan.

La cantidad de travesías desde Cuba en lanchas rústicas ha aumentado de manera notable en los últimos meses. La lancha que explotó fue el tercer intento de salida ilegal durante la semana pasada, solo en Matanzas.

El temor al fin de la Ley de Ajuste Cubano, que otorga desde 1966 privilegios migratorios a los cubanos con solo tocar tierra estadounidense, es una de las causas más probables de esta tendencia creciente. A todas luces, el incremento de navegantes por cuenta propia es resultado directo también del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba y del inicio del proceso de normalización entre los dos países.

Para muchos es cuestión de tiempo antes de que terminen los privilegios a los cubanos con políticas como las de pies secos/pies mojados (según la cual un emigrante interceptado en el mar puede ser devuelto, pero uno que toque tierra no). La tentación para tomar riesgos que genera esa política oficial a todas luces sigue siendo muy fuerte.

Los cubanos llegados a los Estados Unidos durante los primeros 10 meses del presente año fiscal suman más de 31 mil, sin contabilizar las entradas por Canadá.

El flujo de los que pretenden llegar por vía marítima también rebasó hasta la fecha el total del año fiscal 2014, según la Guardia Costera norteamericana, que la semana anterior repatrió a más de un centenar de cubanos solo en una semana, tras detectarlos a bordo de precarias embarcaciones en el Estrecho de Florida. Desde octubre hasta la fecha han intentado alcanzar las costas estadounidenses 4 084 cubanos; mientras que durante todo el año anterior la cifra total alcanzó las 3,677 personas, según la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras, de Estados Unidos.

Lo llamativo en estos casos es que una gran parte de los interceptados viajaban a bordo de barcos rústicos, elaborados con retazos de metal y partes de automóviles, en la más fehaciente continuidad de las tristemente célebres “balsas” que inundaron el Estrecho durante la crisis migratoria de 1994.

Aunque en el rumor cotidiano -que a veces es la fuente más confiable del acontecer del archipiélago- no son tan frecuentes las referencias a salidas a bordo de lanchas rápidas, las llamadas “cigarretas”, el uso de esa vía no se ha cerrado. Los “pasajes” llegan a costar 10 mil dólares pero continúan armándose las expediciones, no solo en línea directa hacia la Florida sino también por la costa sur hacia México o Centroamérica.

La Marina mexicana ha reportado en varias oportunidades la intercepción de balseros cubanos, que intentan sumarse a los 17 mil compatriotas que de enero a junio del presente año se presentaron ante los oficiales del Servicio de Inmigración y Naturalización norteño en la frontera mexicana.

Ya en 2014 más de 22 000 cubanos solicitaron asilo en las fronteras estadounidenses con México y Canadá y eso supuso el doble de los solicitantes que en el año anterior. Y todavía no disponemos de cifras, pero el saldo migratorio externo de este 2015 en Cuba podría ser de los más profundos en las últimas dos décadas.

Muchos cubanos, ante una apremiante situación económica que la reforma en marcha no alivia, prefieren no esperar. Veinte mil visas de emigrante al año para viajar sin zozobras a los Estados Unidos, no resultan suficientes y el mar, como camino que termina en una acogida sin preguntas, está siendo tomado cada vez más.

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