Adiós al Niño

Foto: Claudio Peláez Sordo

Inundación en el malecón de La Habana el 23 de enero de 2016. Foto: Claudio Peláez Sordo

Ya está en camino un proceso de rápido enfriamiento de las aguas del Pacífico ecuatorial que eliminará el llamado fenómeno El Niño próximamente, llevando la temperatura superficial del mar a valores normales antes de junio o  partir de ese mes. Es lo que se llama un evento Neutro.

Sin embargo, al escribir estas líneas, todavía tenemos a El Niño presente en las aguas del Pacífico. Aún el agua en la superficie del mar, y algo por debajo de la misma, presenta temperaturas superiores en un grado o más al promedio de muchos años. No obstante, con los datos e informaciones que se están recibiendo, podemos pronto decirle Adios a El Niño actual.

Las últimas informaciones emitidas por el Centro de Predicción Climática del Servicio Meteorológico de los Estados Unidos y el Instituto Internacional de Investigación del Clima y la Sociedad, basadas en satélites y en observaciones in situ, señalan que las anomalías positivas de la temperatura en la superficie del mar respecto al promedio de muchos años, disminuyeron en la mayor parte del Pacífico ecuatorial central y oriental, y continúan haciéndolo, desde el pasado febrero.

Sin embargo, la disminución mayor y más significativa ha sido la que ha ocurrido en las capas de agua que se encuentran justamente por debajo de la superficie marina. Como esta es la fuente principal de calor que le llega a la superficie, puede inferirse con rapidez que la disminución de la temperatura en las aguas superficiales sobrevendrá pronto y bastante rápido.

Varios factores del comportamiento de los patrones de lluvia en el Pacífico, así como fenómenos que están presentes actualmente en esa zona, señalan todavía la presencia de un evento El Niño fuerte. Ello es totalmente normal, ya que siempre hay un retraso en la interacción del océano con la atmósfera.

Calor en el pacífico
En color rojo pueden verse la representación de las anomalías de la temperatura superficial del mar en el Pacífico ecuatorial, respecto al promedio 1981 – 2010, tomado como valores normales. Obsérvese que las mayores anomalías se encuentran en el Pacífico central.

 

Todos los modelos mundiales de pronóstico, así como los especializados en el evento El Niño-Oscilación del Sur o ENOS, como se le conoce científicamente, indican que El Niño continuará debilitándose más y más. En poco tiempo habrá llegado a anomalías entre 1 ºC y – 1 ºC , o sea ni El Niño ni La Niña, que es lo que quiere decir evento Neutro. Esto último ocurriría ya al final de la primavera o a comienzos del verano del presente año.

Unos meses después, tanto por los resultados de una buena parte de los modelos de pronóstico, y también por los estudios estadísticos realizados de lo que ha ocurrido en el pasado cuando un Niño fuerte se ha presentado en circunstancias parecidas a las actuales; se estima con cierto grado no despreciable de confiabilidad que al final del verano, y sobre todo a comienzos del otoño, dicho evento Neutro dé paso a un nuevo evento La Niña.

La probabilidad acutal es del 50 por ciento, y digo actual, porque con el paso del tiempo y nuevas corridas de los modelos con nuevos datos actualizados, dicha probabilidad puede muy bien aumentar o disminuir, haciéndose más preciso aún dicho pronóstico.

En la siguiente gráfica puede apreciarse el Pronóstico de Consenso de los Modelos realizados para cada período de 3 meses en lo que resta del año 2016.

modelos de pronóstico

¿Qué pudiera esperarse en los meses siguientes?

Todos los eventos El Niño, o los eventos Neutros o La Niña, no son iguales. No sólo difieren en su intensidad, sino que para una misma intensidad, las consecuencias en el tiempo atmosférico, sea en el Pacífico, o en lugares distantes como Norteamérica o Cuba, no son iguales.

Los hay como El Niño de 1982 – 1983, o el del 1997- 1998, que siendo fuertes ocasionaron en Cuba lluvias intensas e inundaciones costeras fuertes en varias ocasiones, junto a fenómenos severos como brotes de varios tornados.

Sin embargo, mientras que El Niño de este 2016 lo que ha ocasionado son algunos frentes fríos que han venido con lluvia y dos inundaciones costeras, que aunque han afectado a la zona costera baja de la Capital, no lo han hecho con tanta intensidad como en los casos históricos mencionados.

Inundación en el malecón de La Habana el 23 de enero de 2016. Foto: Claudio Peláez Sordo
Inundación en el malecón de La Habana el 23 de enero de 2016. Foto: Claudio Peláez Sordo

Tampoco las lluvias han sido por lo general tan fuertes, no habiéndose reportado brotes de tormentas locales severas (TLS) hasta el momento actual, cuando en los casos mencionados este conjunto de fenómenos había ocurrido ya a estas alturas de marzo.

Si bien se han registrado lluvias, fundamentalmente en occidente y centro al paso o estacionamiento de frentes fríos, el estado de sequía se mantiene en el país, y la esperanza es de que en la etapa veraniega tengamos más lluvia para disminuir o saciar el déficit.

Las perspectivas de un evento Neutro o el de un evento La Niña para el próximo período junio a noviembre, si de ocurrir se comportara típicamente, deberían proporcionar lluvias dentro del rango de lo normal o algo más lluvioso que lo normal, entendiéndose por normal los promedios históricos.

El que sea más lluvioso que lo normal en alguna región del país, pudiera alcanzarse si esas lluvias llegaran asociadas a algún sistema tropical sobre o cercano a nuestro archipiélago.

En el caso de la temporada ciclónica 2016, no estará presente el evento El Niño, y por tanto no ocurrirá la disminución de la actividad ciclónica asociada con dichos eventos. Esta supresión o inhibición de huracanes proviene de la generación de fuertes corrientes en la atmósfera superior, a alturas de 10 a 12 kilómetros, que dificultan o no permiten el desarrollo y evolución de los ciclones tropicales, pues les corta su estructura vertical, y esto es algo típico de El Niño.

Sin embargo, en un evento Neutro, y más aún en un evento La Niña, las condiciones atmosféricas en el Atlántico, con vientos relativamente débiles en altura, proporcionan un entorno atmosférico mucho más favorable para el desarrollo e intensificación de los ciclones tropicales. Esto, junto a las altas temperaturas que ocurren en el agua superficial del mar sobre la zona tropical del Atlántico norte, representan condiciones más favorables para la formación y desarrollo de ciclones tropicales que las que habían en la temporada del pasado 2015.

Por lo anterior, podamos entonces concluir que puede esperarse una temporada ciclónica del 2016, con una actividad ciclónica de normal a activa en el área del Atlántico. Por supuesto, que esto es sólo un estimado realizado cuando todavía faltan meses para que comience la temporada ciclónica  y hay que continuar observando la situación. Todo dependerá del verdadero comportamiento del complejo océano-atmósfera durante el verano y comienzo del otoño.

Una temporada ciclónica más activa nos traerá preocupaciones, pero también beneficios… si hubiera ciclones débiles y que pasen a cierta distancia del País, y más ondas tropicales activas (en el pasado 2015 no hubo ninguna sobre Cuba) entonces nos caería una mayor cantidad de lluvia.

El Padre Benito Viñes, el Padre Huracán del siglo XIX, decía: “Año de Ciclones, año de Bendiciones”… y lo decía precisamente por la lluvia que nos dejan los ciclones tropicales, única forma de obtenerla con efectividad en las naciones insulares.

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