Aduana amplia categoría de artículos personales

A tono con los tiempos, la Aduana tampoco escapa a la actualización que vive Cuba: artículos que antes no eran considerados efectos personales ahora sí, en un dialéctico y lógico “perdón” a una tecnología cada vez más cotidiana, como un teléfono celular o una laptop.

Desde el pasado 10 de noviembre, también son considerados personales los reproductores de multimedia, teléfonos móviles, computadoras o televisores portátiles, cámaras fotográficas o aparato para transportar, entretener o alimentar a los niños. Antes también podían entrar, pero había que pagar un impuesto de importación que hacía poca gracia a los dueños.

Por solicitud de la propia Aduana, el Ministerio de Finanzas y Precios emitió la Resolución 357-2012 para ampliar el espectro de artículos libres de impuestos, reducidos anteriormente a la ropa, el calzado o toda pertenencia íntima para asearse o maquillarse. Pero la modernidad exige más que unos calzoncillos limpios y un cepillo de dientes para viajar…

La restricción previa data de hace 33 años, cuando el Decreto-Ley 22 de 1979 estipuló los artículos personales que podían ser importados libres de impuestos, salvo excepciones en ciertas circunstancias muy puntuales, que la Ley no especificaba, por cierto.

Por ejemplo, antes era preciso una franquicia oficial para entrar una computadora o un DVD, y después de liberar su importación, el viajero debía pagar un impuesto por importarlo, como si bastante no le hubiera costado al comprarlo.

En 2009, 15 años después del nacimiento del Ministerio de Finanzas y Precios, Cuba firmó el Convenio Internacional de Kyoto para simplificar y armonizar los regímenes aduaneros, que agrega los aparatos portátiles a la categoría de efectos personales, dada la masificación mundial –y en muchos países dependencia- del uso de celulares y la tecnología multimedia.

Por ello, amén de nuevas políticas migratorias y proyectos más ambiciosos de captación de turismo, se imponía actualizar las estipulaciones aduanales para incentivar y ayudar al viajero. Y aunque muchas veces son vistos como los malos de la película, los aduaneros sencillamente se rigen por lo que estipula el mencionado Ministerio: el problema no es de institución, es de personas…

Y gente incómoda hay en cualquier profesión…

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