Agricultura cubana suspende examen parlamentario con calificación de mal

Una minuciosa fiscalización al ministerio de este sector se topa con problemas irresueltos; algunos datan de los 90, otros son de ayer mismo. Descapitalización y magras inversiones hablan de la decadencia (hasta ahora imparable) de un asunto de seguridad nacional.

Cuba importa entre 70 % y 80 % de los alimentos que necesita, con un costo de más de 2000 millones de dólares al año, a razón de 35 millones semanales, de acuerdo con datos de la ONU. Foto: Kaloian Santos Cabrera.

“No se logran las transformaciones necesarias que tengan efecto en la alimentación de nuestro pueblo y en el desarrollo económico del país” y la gestión del Ministerio de la Agricultura (Minag) en 2022 fue “calificada de mal”.

Ante el plenario de la Asamblea Nacional, fueron esas las consideraciones sumarias del diputado Ramón Aguilar Betancourt, presidente de la Comisión Agroalimentaria del legislativo cubano.

Al leer un meticuloso informe de la fiscalización integral al ministerio de Agricultura, Aguilar Betancourt precisó que fueron visitadas las 15 delegaciones provinciales y 61 municipales, 77 empresas y 101 cooperativas.

La investigación de campo intercambió e inquirió información con cerca de 11 mil personas, incluidos unos 3 000 productores.

En el ejercicio fiscalizador se pusieron bajo la lupa varios programas; entre ellos la recuperación gradual y sostenible de la ganadería bovina, la producción y comercialización de materia vegetal para los programas de la medicina natural y tradicional y la comercialización de los productos agropecuarios y la gestión del Grupo Empresarial de Acopio.

Igualmente, las inspecciones se detuvieron en el encadenamiento de la producción agropecuaria en función del turismo y los resultados de la ciencia y la innovación en la producción de alimentos.

Cooperativas en apuros

También fue revisada la marcha de una serie de eventuales soluciones para destrabar la gestión de las cooperativas agropecuarias.

Según el censo, aumentó el número de cooperativas con problemas funcionales.

Un total de  216 adolecen de dificultades, 156 más que en 2022. Algunas están descabezadas, pues les falta el presidente, y en otras han sido incorrectamente conducidos los procesos de jerarquización interna.  

Por otra parte, las cooperativas agropecuarias sufren de desorden en los suministros logísticos que aseguren los niveles de actividad para las producciones, limitando la autonomía en la gestión y dependiendo de las asignaciones empresariales.

Producciones a la baja

Según el informe, al cierre de junio de 2023, de las 14 producciones fundamentales, solo se cumplía el plan en dos: hortalizas y maíz.

Foto: Xiomara Alsina / Ecambray / Archivo.

Foto: Xiomara Alsina / Ecambray / Archivo.

Con respecto a igual período del año anterior, solo crecieron dos (frijol y carne de cerdo), “esta última muy lejos de la satisfacción de la demanda”.

Problemas objetivos y subjetivos están detrás de tales incumplimientos, incluso algunos de los primeros se remontan a la década de 1990, año del reventón del llamado socialismo real en Europa del Este, y que se han agudizado en los últimos cinco años.

Males a la vista: descapitalización y desinversión  

El informe fue tajante. Remite a descapitalización de la fuerza de trabajo, obsolescencia tecnológica y carencia crónica de insumos y portadores energéticos.

 “Esto es agravado por los efectos del cambio climático, que provocan daños a los organismos vivos que componen los sistemas productivos agropecuarios”, puntualizó.

Coalición Agrícola EEUU-Cuba: “Estamos perdiendo oportunidades y estamos cansados de eso”

Si bien Aguilar Betancourt resaltó que el sector ha sido uno de los más afectados por la crisis derivada de la pandemia de COVID-19 y la panoplia de medidas estadounidenses durante la administración Trump, apenas atemperada por la actual de Biden, no quitó hierro a una gestión deficiente del sector empresarial y cooperativo.

“Los programas productivos que aseguran el balance de alimentos para la canasta básica y el consumo social presentan un deterioro marcado, provocando que los productos básicos de la alimentación sean importados”, dijo el diputado.

Cuba importa entre 70 % y 80 % de los alimentos que necesita, con un costo de más de 2000 millones de dólares al año, a razón de 35 millones semanales, de acuerdo con datos de la ONU.

En los últimos años, las inversiones en el sector agropecuario no superan el 5%, una manquedad que actúa como un depredador de insumos, lubricantes, partes y piezas, equipos, mecanización, riego y transporte.

Por otra parte, los planes de exportación de bienes y servicios se cumplieron al 75% durante el 2022 y en el primer semestre del 2023  alcanzaron el 92% de cumplimiento, indicó la pesquisa.

En paralelo, “las insuficiencias acumuladas de años no permiten transparentar totalmente los costos reales y las utilidades de muchos cultivos”, mientras que los costos asociados a la fuerza de trabajo son altos y tienen una tendencia al incremento.

¿Tenemos poca tierra en Cuba?

Pérdidas muy sensibles para la dieta del ciudadano se concentran en el Grupo Ganadero, con más de un centenar de empresas en números rojos, motivado por impagos y mala gestión, lo cual provoca deudas o morosidad en la retribución del salario de los trabajadores.

El café en montañas despobladas

El café es otra de las víctimas. Siendo el principal sostén económico de las zonas montañosas y a contrapelo de inversiones para recuperar terrenos, los rendimientos agrícolas de media solo alcanzan 0.22 toneladas por hectárea.

“Hay una despoblación en las plantaciones de alrededor del 22%, que influye directamente en este resultado. Hay producciones agropecuarias que hoy son más estimulantes y atentan contra las atenciones de este cultivo”, se lee en el documento fiscalizador.

Ganadería sin cadena de valor

Al enfocar la ganadería, el informe parlamentario habla de ignorancias. Se pasa por alto el concepto de cadena de valor en la leche, la carne y las pieles; por tanto, “el valor agregado que se genera no se revierte en la capitalización y el desarrollo de la producción primaria”.

Ganadería vacuna en Guantánamo. Foto Periódico Venceremos.jpg

Asimismo, el documento admite la escasa e inestable producción de huevo, carne de pollo y cerdo, las cuales han sido presa fácil de los bandazos inflacionarios.

Descapitalizada, la ganadería bovina padece de un deterioro indetenible con una masa que decrece y “resultados alarmantes”, según el informe.

Debido a una crónica falta de divisas, tales producciones están muy deprimidas al depender “de las importaciones de la mayoría de las materias primas para la alimentación animal. No se concretan los programas productivos que contribuyan a la producción de materias primas nacionales y a transformar el escenario actual”, añade.

La falta de piensos de importación ha provocado “el sacrificio de masa avícola destinada a la producción alternativa; por otro lado, la falta de medicamentos ha impedido los reemplazos de los rebaños”.

Turismo y agricultura: una sinergia en cámara lenta

La fiscalización parlamentaria da cuenta, además, de que las producciones con destino al turismo “no tienen la posibilidad de acceder a los financiamientos en divisa que aseguran los paquetes tecnológicos, envases y embalajes, aunque contribuyen a la sustitución efectiva de importaciones”.

El sector turismo adolece de encadenamientos agrícolas Foto On Cuba.jpg

De momento, solo existen operativamente “11 negocios con participación de capital extranjero, incluidas ocho empresas mixtas, con mayor incidencia en la industria del tabaco”.

¿Bancarización en el campo?

Una de las prioridades del gobierno, ante la carestía de la impresión de papel moneda, es la bancarización, un proceso progresivo que, sin embargo, ha tenido episodios de marcha forzada.

El campo cubano, en su mayoría con zonas en orfandad digital, “no cuenta con infraestructura tecnológica para extraer efectivo”, reconoció el aplaudido informe Aguilar Betancourt ante el parlamento.  

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