En Cuba se aplica un protocolo estricto en el tratamiento a niños con COVID-19

Dijo el doctor Randy Grillo Fortún, especialista de primer grado en Pediatría y jefe de esa especialidad en el Hospital Frank País.

Hospital Frank País. Foto: EcuRed.

De acuerdo con un reportaje de la Agencia Cubana de Noticias (ACN), en febrero Cuba ha registrado el mayor número de casos diagnosticados con la COVID-19 en edades pediátricas: un total de 1.984, cifra que supera en más de 2.000 los reportados al cierre del mes pasado.

Sin embargo, ningún paciente de esas edades ha fallecido por coronavirus, pero contraer la enfermedad constituye un alto riesgo, toda vez que muchos de esos niños padecen enfermedades crónicas.

“La piedra angular de su actual versión radica en estratificar de forma precoz al paciente para así evitar formas graves de la enfermedad o la muerte”, dijo a la ACN el doctor Randy Grillo Fortún, especialista de primer grado en Pediatría y jefe de esa especialidad en el Hospital Frank País.

Explicó que al llegar al hospital un menor de edad con la COVID-19, lo primero que debe hacerse es clasificarlo en asintomático o sintomático y considerar los factores de riesgo.

Si se trata de un asintomático, dijo, solo se requiere del uso del Interferón; pero en caso contrario se necesita un análisis más exhaustivo, es decir, una clasificación por triángulo de evaluación pediátrica, determinar la escala de gravedad, focalizar la alteración del órgano que pueda estar comprometido y obtener resultados de exámenes complementarios.

A partir de esos exámenes, expresó, se calcula el índice neutrófilo/linfocito (biomarcador analítico que permite establecer la probable inflamación). Ello se suma a la evaluación de rayos X de tórax y posibilita clasificar al paciente en sintomático leve y moderado.

Si es leve y no presenta factores de riesgo se mantiene con el Interferón; pero si es leve y está asociado a factores de riesgo, al tratamiento con Interferón se le suma la Kaletra y de ser moderado, se emplea la Biomodulina T, precisó.

Los enfermos en terapia intensiva tienen un manejo diferenciado, señaló, con el empleo de anticoagulantes, antinflamatorios y anticuerpos monoclonales como Itolizumab y Jusvinza.

El especialista dijo que el mayor porcentaje de confirmados en edades pediátricas presenta de ordinario formas asintomáticas y leves, si bien se han reportado casos que luego del contagio han desarrollado el síndrome inflamatorio multisistémico y la Enfermedad de Kawasaki. Esta puede provocar afectaciones neurológicas, cardiovasculares, hematológicas y hepáticas.

 

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