El Borrás en su hora final

Las ruinas del antiguo hospital pediátrico Pedro Borrás, en pleno Vedado, tienen sus horas contadas. Después de años y años de decadencia, abandono, ocupación ilegal y desalojo, el que fuera un edificio emblemático del Art Decó habanero se viene abajo para convertirse en parqueo –y parque- de los centros de salud que lo rodean.

Desde hace varios días, maquinaria pesada demuele poco a poco las célebres torres de ladrillo del Borrás, el primer hospital infantil que tuvo La Habana, construido en 1933 con capacidad para 500 camas. Sus arquitectos fueron Félix Cabarrocas Ayala y Evelio Govantes Fuertes, cuya firma legó otras joyas de la arquitectura habanera, como el Capitolio, el Palacio de Bellas Artes, la ahora Casa de la Amistad, el hospital Freyre Andrade y la Plaza Cívica, actual Plaza de la Revolución.

Aquel hospital fue rebautizado como Pedro Borrás Astorga en 1961, en honor de un estudiante de medicina caído en Playa Girón. A inicios de los años 1980, sin dejar de prestar servicio, la instalación fue sometida a un mantenimiento preventivo. En 1988 comenzó una reparación capital que, si acaso, empeoró el estado constructivo de la obra.

Cuando desembarqué en La Habana, en 1998, ya el Borrás parecía condenado de manera irremediable. Se dice que a inicios de esa década, la construcción de los túneles populares y de una gran cisterna socavó sus cimientos. Por si la falta de mantenimiento no bastara, el Borrás sufrió los estragos del desguace, o sea, de la gente que se encarga de desmantelar construcciones ladrillo a ladrillo, robándose lo que pueda servir. Eso sin contar el desfalco de los recursos destinados a salvarlo, cuando aún se creía posible, que provocó una serie de desplomes, algunos en áreas supuestamente restauradas.

Hace par de años, la Dirección de Salud Pública de Ciudad de La Habana decidió la demolición del hospital, al comprobar que los daños ya eran irreversibles. Armando Garrido, a la sazón vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial, dijo entonces a la agencia cubana de noticias AIN que un grupo multidisciplinario de especialistas preparaba una “demolición segura”.

Fuentes enteradas confirmaron a OnCuba que peritos, proyectistas y constructores realizaron estudios para escoger un método que evitara daños a inmuebles aledaños y al medio ambiente. Se hicieron pruebas de dinamita incluso, descartadas, según vecinos consultados, por el posible impacto de las vibraciones. Y aunque hace varios meses se anunciaba su inminente demolición, solo ahora comienza a notarse su desaparición…

Según se supo, la gigantesca cisterna está en buen estado y será aprovechada para situaciones de emergencia, en tanto una vez limpia de escombros, la manzana arrasada se convertirá en un estacionamiento de automóviles para hospitales sin parqueo, como el Oncológico, el Ortopédico, el Neurológico y el Policlínico Borrás.

Así, el Vedado se despide de una construcción ilustre, como lo fue el edificio Alaska, y saluda una nueva plazoleta. Cuidado, Holguín: a este paso La Habana podría ser la nueva Ciudad de los Parques…

El Pedro Borrás fue el primer hospital infantil que tuvo La Habana
El Pedro Borrás fue el primer hospital infantil que tuvo La Habana
Salir de la versión móvil