“Ojalá y sigan aplaudiendo a los médicos cubanos siempre”

Alina es una doctora cubana residente en España que ofrece su perspectiva ante la actual crisis que se vive el mundo frente a la Covid-19.

Personal sanitario del Centro de Salud Juan de Austria de Alcalá de Henares devuelven los aplausos durante el homenaje diario por parte de los vecinos por su labor en la lucha contra la pandemia del coronavirus. EFE/ Fernando Villar

La actual pandemia de la Covid-19 no discrimina, ataca por igual a cualquier sector de la población y si bien algunos evolucionan mejor que otros ante la enfermedad, nadie está exento del alto contagio y de la amenaza para la vida que supone este nuevo virus.

Las dinámicas de las sociedades dependen de cada región del planeta, aunque en el caso del sector médico la situación varía poco, con menores o mayores recursos, el esfuerzo es directamente proporcional al riesgo con el cual viven a diario estos profesionales, quienes se enfrentan a un enemigo invisible.

Alina es una doctora cubana residente en España, que comenzó este año a trabajar en la capital ibérica. Prefiere solo mencionar su nombre, para no desentonar en un entorno profesional donde tratan de evitar que el personal sanitario propague información sensible.

Si bien su labor comenzó de manera “normal, en una consulta externa atendiendo a pacientes de diferentes edades, con todas las condiciones necesarias”, hace poco más de un mes comenzaron a llegar los primeros casos a su consulta con síntomas respiratorios. Lleva cuatro semanas trabajando directamente con pacientes infectados y posibles casos.

“Ni yo ni nadie se imaginó que esto iba a alcanzar esta magnitud. Cuando se dieron los primeros infectados en China era algo que se veía demasiado lejano, pero llegaron aquí a España… y así estamos”.

“Sí, estás ayudando a los enfermos, pero tú también estás en riesgo de enfermarte, aunque bueno -analiza- en la labor del médico todo el tiempo estás exponiéndote porque el coronavirus no es el primer ‘bicho’ que existe en el planeta, así que al final siempre tenemos un alto riesgo profesional para nuestra salud”.

Personal médico del hospital universitario Puerta de Hierro de Majadahonda en Madrid, España. Foto: Juanjo Martínez/EFE

“Una epidemia exige mucho más y hasta llegas, incluso, a ser víctima de los medios de comunicación y el pánico que se crea en estos, aunque a veces el miedo es necesario hasta cierto punto para que las personas comprendan la magnitud de la situación”, añade.

Más allá de su profesión, la doctora como cualquier individuo se siente vulnerable: “a veces uno se puede desanimar o sentir miedo al pensar ‘y si me enfermo, ¿qué va a pasar?’. Te obsesionas con cumplir con las medidas de salud y protección, sensación que transmitimos a los pacientes”.

“Ya se ha visto que los jóvenes igual se enferman y como quiera que sea, el personal de salud es el que más está expuesto a una carga viral constante, aunque usen los medios de protección”.

“Por mucha calidad que tengan, ningún sistema de salud está preparado para asumir de golpe una cantidad tan grande de enfermos. La mayoría de las personas ha comprendido que hay que cuidarse y cumplir las recomendaciones para evitar los contagios y liberar los sistemas sanitarios”.

“Este es un fenómeno inédito que ha golpeado bastante la vida normal en el mundo. El comportamiento de las personas depende mucho del conocimiento que tengan del contexto y de la percepción de riesgo que, si no es la adecuada, obviamente no le vas a dar importancia”, una realidad que se vive en el planeta.

Personal médico del hospital universitario Puerta de Hierro de Majadahonda en Madrid, España. Foto: Juanjo Martínez/EFE

Todavía se ve distante el fin de esta suerte de película catastrófica que de momento afecta a más de dos millones de personas y que esperemos suponga en el futuro un cambio en las sociedades del mundo.

Por compleja que sea la situación actual, “cuando pasen los años y la Covid-19 pase a ser una más descrita en un libro de medicina, será más fácil enfrentarla, pero asumirla así, medio a ciegas, también significa mucho estrés profesional”, señala la joven doctora.

“Siempre se trata de hacer lo mejor por el paciente, pero no depende siempre de uno, tenemos que ir sobre la marcha de los nuevos acontecimientos y protocolos dictados por hospitales del mundo entero que han ido acumulando experiencias, aunque dos o tres meses en términos médicos es casi nada”.

La actual etapa que vivimos se hace más llevadera si se enfrenta en compañía. No resulta fácil asumir la crisis alejado de la familia y en un país extraño, por eso, toda simpatía se agradece, nos confiesa Alina: “tengo contacto con otros médicos cubanos acá, gente buena y amable que sienten la misma satisfacción de pasar todo esto con un compatriota al lado, por así decirlo. También el equipo de trabajo en el hospital es muy bueno, todos nos ayudamos muchísimo porque existe muy buena empatía, pese a las diferencias culturales, cosas que pasan a un plano secundario cuando todos se unen por un bien mayor y eso supone una carga emocional menos”.

Ante la iniciativa de aplaudir al personal médico desde los hogares en Cuba, Alina solo pide que “no sean aplausos vacíos, y no digo que todos lo sean, pero cada persona debe darse cuenta del verdadero valor del personal de salud, quienes trabajan en Cuba por amor y por sus pacientes, no por otra cosa. Sabemos que muchas veces no reciben el trato que merecen, ahora existe esta crisis con el nuevo coronavirus, pero cuando pase todo, las cosas volverán a la normalidad, y eso es triste. Ojalá que no suceda y sigan aplaudiendo a los médicos cubanos siempre”.

Personal sanitario transita por el hospital temporal de Ifema, en España. Foto: EFE/Ballesteros

Como doctora, aconseja tomar las medidas de distanciamiento social y de higiene orientadas, solo añadir como detalle desarrollar “mucha empatía, no estar pensando en el ‘yo’ y asumir la responsabilidad social que tenemos ahora, no solo por nosotros, por todos”.

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