Virus del zika: un enemigo que amenaza con llegar

El próximo 1 de febrero la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizará un Comité de Emergencia, según acaba de anunciar su Directora General, Margaret Chan. En esta reunión se analizará el estado actual del brote de virus del zika que afecta ya a más de una veintena de países latinoamericanos. Los asistentes a la reunión debatirán además si, teniendo en cuenta los recientes datos asociados al brote epidémico, debe declararse una emergencia sanitaria de carácter internacional. La decisión refleja la gravedad que para nuestro continente y el resto del mundo tiene la situación epidemiológica creada por este virus desde finales de 2015.

El virus del zika es un Arbovirus, como el virus del dengue y el Chikunguya. Al igual que estos es trasmitido mediante la picadura del mosquito Aedes aegypti, factor que complejiza el control de su transmisión. Según la OMS, sólo uno de cada cuatro pacientes manifiesta síntomas semejantes a la infección con virus del dengue – fiebre, erupciones, conjuntivitis, malestar y cefalea-.

Sin embargo, las alarmas en torno a la infección por virus del zika se encendieron -o potenciaron- a finales de 2015, cuando las autoridades sanitarias brasileñas observaron que en varios estados de Brasil afectados por el virus  se produjo un aumento significativo de la incidencia de microcefalia. En noviembre, el Ministro de Salud de ese país confirmaba la relación entre ambas enfermedades a partir evidencias experimentales.

El informe epidemiológico más reciente (11/01/2016) publicado por ese Ministerio registra la ocurrencia, entre octubre de 2015 y enero de 2016, de 3530 casos de microcefalia sospechosos de estar relacionado con infección por virus de zika. La cifra es muy significativa si se tiene en cuenta que en 2014 fueron sólo 140 casos.  Adicionalmente, se estima que desde que fue detectado el brote en mayo de 2015, más de 1 300 000 personas se han infectado en Brasil.

Por su parte Colombia prevé unas 600 000 infecciones. La situación comienza a tomar niveles tan alarmantes que el ministro de Salud y Protección Social de ese país, Alejandro Gaviria, ha firmado un documento en el que se recomienda a las mujeres evitar el embarazo al menos hasta julio de 2016.

Este escenario resulta de gran importancia para Cuba que ha tenido que enfrentar durante años varias epidemias de virus del dengue, a lo que se unió en el año 2015, la confirmación de casos positivos a virus de chikungunya. La presencia en Cuba -como en todos los países de la región exceptuando Chile y Canadá- del vector de transmisión, el mosquito Aedes aegypti, representa un factor de riesgo vital. La propia Margaret Chan aseguró el pasado 25 de enero que “es probable que el virus de zika se extienda a todos los países del continente americano donde se encuentra el mosquito Aedes aegypti“. Es decir, también a Cuba.

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En este sentido nuestras autoridades sanitarias han tomado medidas. Según declaraciones dadas a Radio Reloj por el Director Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud de Pública de Cuba, Doctor Francisco Durán, no existe ningún caso sospechoso ni confirmado de virus del zika en la isla, lo que indica que como sucedió para el caso de Chikungunya, ya se está realizando vigilancia epidemiológica para detectar la posible entrada y circulación del virus. El propio Doctor Durán exhortó a que las personas con síntomas semejantes a los del Dengue acudan de inmediato al médico. Esta indicación tiene particular importancia para las mujeres embarazadas,  teniendo en cuenta la relación ya descrita entre la infección por virus del zika y la incidencia de microcefalia en bebés.

Pero la exhortación -como la vigilancia- no es suficiente. Porque no crea el nivel de educación y de percepción de riesgos necesarios para que la población sea colaboradora activa en el enfrentamiento no sólo a este patógeno, sino a todos los que anualmente  afectan a la Isla.

Surgen preocupaciones al pensar en el mal estado higiénico-sanitario de algunas regiones sobre todo en las mayores ciudades, lo que favorece la proliferación del mosquito Aedes aegypti, vector de transmisión de este y otros virus. Surgen preocupaciones relacionadas con la deficiente divulgación, lo que compromete significativamente la percepción de riesgo en la población y los resultados de la vigilancia epidemiológica que tanto esfuerzo de profesionales de varios sectores y recursos, cuestan al país. Surgen, en este caso particular, preocupaciones adicionales teniendo en cuenta las consecuencias clínicas que para los bebés puede tener la infección de mujeres embarazadas.

Al no existir vacuna, ni tratamiento específico para la infección por virus del zika, la profilaxis es fundamental. Este hecho potencia la necesidad de una política de divulgación e información amplia. E impone que cada cosa sea llamada por su nombre y descrita con sus cifras. Comunicar con precisión y a tiempo en este caso no significa alarmar, sino educar. Y salvar. Nuevamente, una adecuada percepción de riesgo podría facilitar la prevención, la vigilancia epidemiológica y el enfrentamiento a las infecciones.

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*El autor es ex-profesor de Virología de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana y Master en Microbiología, Mención Virología. Actualmente realiza un Doctorado en Biología Celular y Molecular en la UNESP, Sao Paulo, Brasil.

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