Cienfuegos, la Perla del Sur

Única ciudad fundada por los franceses en América Latina bajo la corona española, la urbe cienfueguera celebra su bicentenario este 22 de abril de 2019.

Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.

Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.

Considerada una de las urbes más hermosas y acogedoras de Cuba, Cienfuegos celebra su bicentenario este 22 de abril de 2019. Única ciudad fundada por los franceses en América Latina bajo la corona española, fue bautizada inicialmente como Fernandina de Jagua, y poco después cambió su nombre para honrar a Don José Cienfuegos, gobernador de la Isla en el momento de su fundación.

Bañada por una amplia bahía de bolsa en el centro sur de Cuba, alberga uno de los mayores puertos de la Isla y crece abrazada al mar en un entorno natural de privilegio, orgullo de los cienfuegueros. También lo son su arquitectura y su simétrico trazado urbano, en particular su bien conservado Centro Histórico, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 2005.

Aunque pequeña en comparación con otras ciudades cubanas, Cienfuegos posee un encanto único para los visitantes. Cuna de numerosas leyendas, su belleza ha inspirado a músicos y poetas, y le valió el título de la Perla del Sur.

Bulevar de Cienfuegos, a unos metros del céntrico Parque José Martí. Foto: Otmaro Rodríguez.

Al cumplirse dos siglos de la urbe, OnCuba descubre a sus lectores cinco lugares distintivos de la ciudad y su entorno.

Parque Martí

No se puede conocer Cienfuegos sin visitar el Parque Martí. Nombrado desde inicios del siglo XX en homenaje al Héroe Nacional de Cuba, este sitio es el corazón de la ciudad y también su punto originario, pues desde allí los colonos franceses realizaron el trazado de las primeras calles.

Con una extensión de dos manzanas, está coronado por la escultura de José Martí, erigida en 1906, obra del artista italiano Giovanni Nicolini. Además, en su interior no faltan los árboles, fuentes, una glorieta de estilo ecléctico y bustos de personajes locales. Un vistoso arco de triunfo y dos leones de mármol custodian las entradas del parque.

Entre las edificaciones de su entorno, mayormente neoclásicas y celosamente conservadas, se hallan varias de las más notables de la ciudad. Son los casos del Palacio de Gobierno, el Museo Provincial (antiguo Casino Español), la Catedral de la Purísima Concepción, el Teatro Tomás Terry –uno de los principales coliseos de Cuba–, y el Palacio Ferrer, cuyo mirador ofrece una vista privilegiada.

Parque José Martí, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Parque José Martí, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Parque José Martí, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Parque José Martí, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Parque José Martí, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Parque José Martí, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.

Hogar de huidizas palomas y punto de encuentro de citadinos y visitantes, el Parque Martí es Monumento Nacional y nacimiento del bulevar cienfueguero, la más concurrida calle comercial de la urbe.

Paseo del Prado

Con casi dos kilómetros de largo, el Paseo del Prado es la arteria principal de Cienfuegos y uno de los corredores urbanos más importantes de Cuba. Aunque su nacimiento se remonta al período colonial, no fue hasta las primeras décadas del siglo xx que adquirió su nombre y fisonomía, por influencia de su homólogo de La Habana.

El Prado cienfueguero es, a la vez, una avenida que recorre el Centro Histórico de norte a sur, y un paseo peatonal con árboles y bancos para el descanso de caminantes y enamorados. Lo aderezan monumentos y esculturas como la Benny Moré, el famoso sonero que cantó al mundo su amor por Cienfuegos, obra del escultor cubano José Villa Soberón, ante la cual suelen detenerse los visitantes para tomarse una fotografía.

Escultura de Benny Moré en el Paseo del Prado de Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.

Construcciones de diferentes estilos se levantan a sus costados, en una sucesión de portales y columnas que mucho agradecen los transeúntes. La Casa de los Leones, el Obispado, la Biblioteca Provincial y el Teatro Luisa, son algunos de los edificios emblemáticos de su entorno, en el que tampoco faltan hermosas residencias y restaurantes privados.

Malecón-Punta Gorda

Justo donde termina el Prado y como prolongación de la misma avenida, comienza el paseo marítimo del Malecón. Aunque sin la longitud y celebridad de su par habanero, este lugar es uno de los símbolos de Cienfuegos, el sitio ideal para disfrutar de la brisa y la maravillosa vista de la bahía, para practicar deportes o compartir un atardecer.

Malecón de Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.

Construido en 1930, el Malecón se extiende por varias cuadras hacia el sur hasta Punta Gorda, una elegante zona residencial que se afina a medida que se acerca al mar. Allí, junto a viviendas particulares y casas de renta de estilo racionalista, se erigen edificaciones como el majestuoso Club Cienfuegos, el Hotel Jagua –el más importante de la ciudad– y el Palacio de Valle, una auténtica joya de la arquitectura cubana cuyo eclecticismo armoniza elementos mudéjares, bizantinos, venecianos y góticos.

A la vista de los veleros que zarpan desde la Marina Marlin, y de las gaviotas y alcatraces que pescan en las aguas cienfuegueras, el Malecón y Punta Gorda son una visita obligada de quienes viajan a la Perla del Sur. Y aunque no forman parte del Centro Histórico, están incluidos por sus valores patrimoniales en la zona de protección regulada por la declaratoria de la Unesco.

Palacio de Valle, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Marina Marlin, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Parque de las esculturas, en Punta Gorda, Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.

Castillo de Jagua

Fiel centinela del mar, el Castillo de Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua, fortificación militar de estilo renacentista, fue edificado aun antes de fundarse Cienfuegos. Se levanta alejado de la ciudad, en el lado oeste de la bahía, justo donde el estrecho canal de entrada le permitía contrarrestar las incursiones de piratas y contrabandistas.

Su construcción, encargada por España al ingeniero francés Joseph Tantete, finalizó en 1745 tras doce años de labor. Entre sus muros nació la leyenda de la dama azul, aparición que respondía al llamado de un ave misteriosa y que hizo perder la razón a un joven alférez español.

Castillo de Jagua, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Castillo de Jagua, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Castillo de Jagua, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Castillo de Jagua, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Castillo de Jagua, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Castillo de Jagua, en Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.

Con sus tres niveles, su foso y su puente levadizo, el castillo es hoy un museo en el que se exhiben piezas de artillería, muebles antiguos, objetos religiosos y otros elementos de la historia local. Desde su terraza puede divisarse el cercano hotel Pasacaballo, al otro lado del mar, y en sus alrededores está enclavado un pintoresco pueblo de pescadores. Desde allí parten barcos que recorren la bahía y llegan hasta la urbe, un placentero paseo marítimo para los visitantes y parte de la cotidianidad para sus residentes.

Jardín Botánico

Para visitarlo hay que salir de la ciudad, pero vale la pena. Situado a 15 kilómetros de Cienfuegos, es el jardín de su tipo más antiguo de Cuba. Fue fundado en 1901 por el empresario estadounidense Edwin Atkins con el apoyo de la Universidad de Harvard, institución que lo tuvo a su cargo durante seis décadas, lo enriqueció y lo utilizó para la investigación de las plantas tropicales.

En la actualidad, el jardín botánico cienfueguero ofrece la oportunidad de interactuar directamente con la naturaleza. Más de 1,400 especies de plantas de todo el mundo están al alcance de los visitantes, la mayoría de bosques y senderos que se extienden en 97 hectáreas.

Jardín Botánico de Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Jardín Botánico de Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Jardín Botánico de Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Jardín Botánico de Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Jardín Botánico de Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.
Jardín Botánico de Cienfuegos. Foto: Otmaro Rodríguez.

Las orquídeas, cactus y suculentas, bambúes y jagüeyes están entre sus tesoros más relevantes, aunque sin dudas las palmeras son su mayor reliquia. Desde las cubanísimas palmas reales hasta raros especímenes conforman una de las colecciones más completas del orbe, que asombra a quienes visitan el singular vergel. Ellas multiplican el verdor de un sitio que complementa la belleza arquitectónica de Cienfuegos en su bicentenario.

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