Científicos cubanos refutan la existencia del llamado “Síndrome de La Habana”

El doctor Valdés-Sosa, hablando en nombre del grupo de expertos, reafirmó la disposición de la ACC de revisar estas conclusiones si surgen nuevas pruebas e invitó a refutarlas en un clima de colaboración científica abierta.

El Dr. Mitchell Valdés-Sosa (de pie), director del Centro de Neurociencias de Cuba, durante una conferencia de prensa en La Habana el 13 de septiembre de 2021, de los resultados de la investigación cubana sobre los incidentes de salud sufridos por diplomáticos norteamericanos en Cuba. Foto: Ariel Ley Royero / ACN.

El Dr. Mitchell Valdés-Sosa (de pie), director del Centro de Neurociencias de Cuba, durante una conferencia de prensa en La Habana el 13 de septiembre de 2021, de los resultados de la investigación cubana sobre los incidentes de salud sufridos por diplomáticos norteamericanos en Cuba. Foto: Ariel Ley Royero / ACN.

Científicos cubanos refutaron la existencia del llamado “Síndrome de La Habana” y la narrativa que lo sustenta, según la cual los incidentes de salud sufridos por diplomáticos estadounidenses en la capital cubana, y más recientemente, en otras capitales del mundo, se deben a una única dolencia resultado de ataques en su contra. 

Un informe técnico elaborado por un grupo de expertos de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) concluyó que “las pruebas utilizadas para apoyar la narrativa del ‘síndrome misterioso’ no son científicamente aceptables en ninguno de sus componentes” y que dicha narrativa “ha sobrevivido gracias a un uso sesgado de la ciencia, en el que se han suprimido los puntos de vista discrepantes”.

El doctor Mitchell Valdés-Sosa, director general del Centro de Neurociencias de Cuba (CNEURO) y responsable del Comité de expertos, dijo que la evaluación presentada hoy constituye el primer documento en el que los investigadores cubanos examinan todos los ángulos del problema partiendo de toda la información publicada, de una estrecha consulta con científicos extranjeros y del informe policial del Ministerio del Interior cubano.

De acuerdo con los investigadores, las evidencias apuntan a la posibilidad de que algunos empleados estadounidenses ubicados en La Habana se sintieron enfermos debido a una colección heterogénea de condiciones médicas, algunas preexistentes antes de ir a Cuba y otras adquiridas por causas sencillas o bien conocidas.

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Muchas enfermedades que afectan la población general, dicen, pueden explicar la mayoría de los síntomas, por lo tanto, no existe un síndrome novedoso, y solo una minoría de personas han presentado una disfunción cerebral detectable, la mayoría por experiencias anteriores a su estancia en La Habana; otras por condiciones médicas bien conocidas, aseguraron.

Añadieron que ninguna forma de energía conocida puede causar selectivamente daños cerebrales (con una precisión espacial similar a un haz de láser) en las condiciones descritas en aquellos hechos. Y aunque hay armas que utilizan sonido o microondas de gran tamaño, no hay posibilidad de que pasen inadvertidas.

Ni la policía cubana, ni el FBI, ni la Real Policía Montada de Canadá han descubierto pruebas de ataques a diplomáticos en La Habana, a pesar de las intensas investigaciones, subrayaron.

Destacaron que las explicaciones psicogénicas y tóxicas para muchos síntomas en algunos casos fueron rechazadas para una investigación adecuada, a pesar de que todas las condiciones para la propagación psicógena del malestar estaban presentes, incluyendo una probable respuesta médica inicial inadecuada, el temprano respaldo del gobierno estadounidense a esa teoría y la cobertura sensacionalista de los medios.

El doctor Valdés-Sosa, hablando en nombre del grupo de expertos, reafirmó la disposición de la ACC de revisar estas conclusiones si surgen nuevas pruebas e invitó a refutarlas en un clima de colaboración científica abierta.

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