Ciudadanos cubanos, la Patria y la Constitución

Foto: pxhere.com

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El viernes 3 de agosto de 2018 Ernesto Soberón, director de Asuntos Consulares y Cubanos Residentes en el Exterior (DACCRE) de la Cancillería cubana, anunció en conferencia de prensa que se habilitaría un espacio en el sitio web Nación y la Emigración del Ministerio de Relaciones Exteriores, “a través del cual todos los cubanos en el exterior tendrán acceso a una planilla online para trasladar sus propuestas de modificaciones o comentarios acerca del Proyecto”.

Muchos han sido los comentarios que ha desatado este anuncio. He podido leer y escuchar una cantidad considerable, algunos desde la apatía, otros incrédulos de poder lograr una influencia efectiva, y algunos desde el reconocimiento de un paso positivo y esperanzador en cuanto a la participación de la emigración cubana en los destinos de la Patria.

Como dijo Soberón en su cuenta de Twitter, en efecto, es algo sin precedentes en la historia cubana. En el caso de Cuba la relación entre nación y emigración ha sido durante muchos años dolorosa y conflictiva. La oposición cubana ha sido, efectivamente, establecida y operada fundamentalmente desde fuera de la Isla. El carácter violento de la contrarrevolución y el apoyo y la estimulación de algunos gobiernos (sobre todo Estados Unidos) para lograr un cambio de régimen en Cuba, determinó por muchos años “el inusual tratamiento dado a los emigrantes por parte de las políticas gubernamentales cubanas, así como el rechazo de gran parte de la sociedad en determinadas etapas”[1].

Los intentos de entendimiento han estado llenos de escollos por ambas partes. Los antecedentes más concretos podrían ser la conformación de la Brigada Antonio Maceo (1977)[2], el Diálogo con figuras representativas de la comunidad cubana en el exterior (1978) y las Conferencias La Nación y la Emigración celebradas en los años 1993 y 1994.

Ninguno de estos eventos tuvo igual repercusión en una y otra orilla. La Brigada Antonio Maceo, por ejemplo, fue bastante bien recibida por la sociedad cubana, pero constituía un fenómeno marginal en la comunidad cubana en el exterior de aquel momento. No ocurrió lo mismo con el Diálogo, que no fue bien acogido por buena parte de la población cubana. Todos estos acercamientos tenían una fuerte oposición en la comunidad cubana en el exterior, fundamentalmente en Miami, y quienes promovían el Diálogo eran amenazados, marginados y no pocos sufrieron atentados contra su vida.

De estas tres reuniones resultaron algunos acuerdos de gran trascendencia, sobre todo los que tuvieron que ver con la flexibilización de los viajes: el asunto más sensible entre las familias de ambas orillas. Se pactaron también excarcelaciones, se acordó la posibilidad de que algunos emigrantes estudiaran en Cuba y la creación de un Departamento especial en el Ministerio de Relaciones de Cuba para la atención a emigrantes, actual DACCRE.

Sin embargo, el “vaivén” en el diferendo Cuba-Estados Unidos no siempre hizo posible el cumplimiento de todos los acuerdos, y la víctima más sensible de estos desentendimientos ha sido la familia cubana.

Es evidente, sin embargo, que la composición y la actitud hacia Cuba de la emigración cubana ha ido cambiando progresivamente. Bastaría analizar los resultados de algunas encuestas que así lo avalan. Por ejemplo, el Cuba Poll que realiza la Universidad Internacional de la Florida, en 2016 arrojó los siguientes resultados:

– Una mayoría de residentes cubano-americanos de Miami-Dade se opone a la continuación del embargo de EE.UU. contra Cuba (63% de los encuestados). La oposición se eleva a 72% entre los cubano-americanos de 18 a 59 años de edad. Entre los que llegaron después de 1995 la oposición es del 79%, mientras en el caso de los electores inscritos es el 58%.

– Una mayoría de los encuestados está a favor de incrementar las relaciones económicas con la Isla. La expansión de las relaciones de negocios recibe el apoyo del 57% de la muestra y el 90% de los recién llegados apoya la ampliación o la permanencia entre los dos países de la actividad económica en los niveles actuales.

– Una gran mayoría (69%) apoyó la decisión de iniciar relaciones diplomáticas con Cuba. Una tasa del 87% de los encuestados más jóvenes respalda firmemente el cambio de política. El apoyo a las relaciones diplomáticas se reduce a un 43% en el grupo de edad de más de 76 años. Pero los que llegaron a partir de 1995 están a favor del cambio de política en un 91%. Entre los electores inscritos, un 61% expresa un fuerte apoyo. La cifra sube hasta 87% entre los electores no inscritos.

– Una gran mayoría (74%) está a favor de la eliminación de las restricciones de viaje que impiden que todos los estadounidenses viajen a Cuba. El único grupo que se opone (49%) es el de los mayores de 76 años. Los recién llegados a EE.UU. están a favor de esto en un abrumador 93%, y el 69% de los electores inscritos está a favor de los viajes sin restricciones.

– La Ley de Ajuste Cubano recibe un fuerte apoyo. Sesenta y un por ciento apoya fuertemente o en gran medida la política que se ha aplicado a la emigración desde Cuba hacia suelo de EE.UU. a partir de 1966. Los llegados después de 1995 favorecen la política en un 84%, mientras que sólo lo hace el 40% de los que lo hicieron antes de 1980. Cincuenta y tres por ciento de los electores inscritos apoya la política. (Curiosamente, el apoyo a la Ley de Ajuste ha disminuido desde la encuesta de 2014, la cual arrojó un apoyo de 80%.)

– Sesenta y cinco por ciento de los encuestados apoya cambios en la Ley de Ajuste Cubano. En otras palabras, que se requiera a los ingresados que presenten pruebas de represión política antes de tener derecho a la ayuda del gobierno.

– Una amplia mayoría está a favor de la política de inmigración “pies mojados / pies secos”. Los que llegaron después de 1980 y los encuestados más jóvenes apoyan la política considerablemente más que los que llegaron antes de 1980. Sesenta y uno por ciento de los electores inscritos favorecen la política.

– A la pregunta de si el embargo ha sido exitoso, 55 por ciento dijo que no “en absoluto”. Sólo 17 por ciento dijo que funcionaba bien o muy bien, con un 19 por ciento que dijo que había funcionado “no muy bien”.

No son pocos los especialistas que afirman que ha sido justamente la comunidad cubana en el exterior, fundamentalmente los cubano-americanos, quienes han determinado algunos cambios políticos importantes que tuvieron su punto máximo en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Barack Obama y Raúl Castro en el año 2014.

La reforma migratoria llevada a cabo por el gobierno cubano, anunciada en 2012 y puesta en práctica desde enero de 2013, ha sido también un paso de avance significativo para normalizar la relación del Estado cubano con su emigración.

Sin embargo, son muchos aún los reclamos. OnCuba ha detectado como una de las mayores insatisfacciones el descomunal precio del pasaporte cubano, uno de los más caros del mundo.

El valor del pasaporte cubano es el equivalente a 100 USD, para quienes pueden realizarlo dentro de Cuba. Con ese precio es el tercer pasaporte más caro de la región, solo superado por Chile, con un costo de 129 USD y México (137 USD), aunque este tiene una duración de 10 años, mientras el cubano solo 6.

Para los cubanos residentes en EE.UU. (mayor comunidad de cubanos en el exterior), el pasaporte cuesta aproximadamente 420 USD, y como debe ser prorrogado cada dos años y cada prórroga cuesta alrededor de 220 USD, termina costando 860 USD: el más caro del mundo. A un mexicano que vive en EE.UU. hacer el pasaporte en este país le cuesta lo mismo que si lo hiciera en México.

En términos de derechos, los cubanos residentes en el exterior están divididos y subdivididos (aunque estas clasificaciones son más bien operativas y no están legalmente determinadas):

Tanto los Cubanos Residentes en el Exterior como los que tienen PRE, conservan todos los derechos como ciudadanos cubanos en Cuba, tienen carnet de identidad, se reconoce su domicilio legal en Cuba, pueden conservar sus propiedades, etcétera. Mientras que los Emigrados no cuentan con ninguno de esos derechos como ciudadanos cubanos, y tienen un límite de estancia consecutiva en Cuba.

Existe para los Emigrados la posibilidad de la repatriación, que después de un proceso burocrático bastante sencillo de un costo de 100 CUC (dentro de Cuba), reestablecería sus derechos como ciudadanos cubanos.

Entre las varias modificaciones y temas puestos a discusión en el Proyecto de Constitución de la República de Cuba estaría la afiliación al modelo de ciudadanía efectiva. En la Introducción del proyecto reza: “Respecto a la ciudadanía el cambio fundamental radica en que se modifica nuestra afiliación a la no admisión de la doble ciudadanía y, en su lugar, plantea acogernos al principio de ciudadanía efectiva, que consiste en que ‘los ciudadanos cubanos, en el territorio nacional, se rigen por esa condición y no pueden hacer uso de una ciudadanía extranjera’”.

Sobre este tema, Ernesto Soberón afirmó que era uno de los cambios fundamentales en el Proyecto de Constitución, con respecto a la actual Ley de leyes, y explicó que ello significa que “la adopción de una nueva ciudadanía no implica la pérdida de la cubana”. Aclaró además que “en territorio nacional, el ciudadano cubano se rige por esa condición, y solo puede hacer uso de la ciudadanía cubana, aunque tenga otras”.

De aprobarse esta propuesta habría varios temas a analizar en la Ley de ciudadanía. Pienso en alguno de ellos:

– El más importante sería que, si todos los ciudadanos cubanos en el territorio nacional se rigen por esa condición, perdería sentido la clasificación de “emigrados”, con todas sus consecuencias.

– Ningún cubano podrá viajar a Cuba con otro pasaporte que no sea el cubano, recordemos la excepción de los que salieron de Cuba antes de 1971 y pueden hacerlo actualmente con pasaporte estadounidense.

– ¿Se mantendrá la condición para los CRE de entrar a Cuba cada dos años para mantener sus derechos como ciudadanos cubanos?

– Hasta el momento los CRE tienen derecho al voto de encontrarse en Cuba en el momento en que se efectúe, ¿será un derecho que se homogenizará también?

– Los cubano-americanos y otros CRE que según la Ley de Inversión Extranjera podían invertir en la Isla, perderían ese derecho al no existir una Ley de Inversión para Nacionales. ¿Será que contaremos con dicha Ley?

– ¿Los CRE podrán disfrutar de todos los derechos en la Isla, donde servicios básicos como la salud y la educación son gratuitas, sin pagar ningún tipo de impuesto o contribuir directamente a la Seguridad Social?

Estos y muchos otros asuntos deberán ser analizados en el conglomerado de leyes que se derivarán de la nueva Constitución y que atañen a la vida de todos.

“Según el más reciente Censo de los Estados Unidos, en 2010 vivían allí 1,181 014 personas nacidas en Cuba, aproximadamente otro medio millón residen en otros países”, afirma Jorge Gómez Barata. Aunque no existen cifras definitivas, la mayoría de los especialistas que he consultado creen que podrían rondar los 2 millones de cubanos residentes en el exterior actualmente.

Aunque el gobierno cubano desde 1959 a la fecha se ha desenvuelto en un ambiente internacional hostil, el derecho a ejercer la ciudadanía cubana es eso: un derecho. Se ha abierto un canal que no tiene precedentes en la historia cubana. Mucho ha habido que transitar para llegar aquí, no es un regalo, es la consecuencia de una historia de la cual cubanos que viven en la Isla y en cualquier otra parte del mundo, hemos sido protagonistas.

Estoy segura de que muchas propuestas de calidad pueden ser aportadas por cubanos que residimos fuera de la Isla en este momento, con experiencias diversas, muchos recibieron una alta calificación dentro de Cuba, son personas que se han insertado y nutrido de las más diversas experiencias sociales, económicas y políticas. Aprovechar todo esto para el nuevo proyecto constitucional dependerá de las personas que se encarguen de procesar esta información en el gobierno cubano; pero participar dependerá solamente de nosotros.

 

 

[1] Arboleya Jesús. Cuba y los cubanoamericanos. El fenómeno migratorio cubano. Fondo editorial Casa de las Américas 2013, p 227.

[2] Fundada el 21 de diciembre de 1977 cuando un grupo de 55 jóvenes cubanos regresaron a Cuba después de haber abandonado la Isla, de menores, con sus padres en los años 1960 y 1970.

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