Consensos y divergencias para una nueva Ley Electoral

En febrero de 2015, el X Pleno del Comité Central del PCC definió la necesidad de poner en vigor una nueva Ley Electoral antes de que se realizaran las siguientes elecciones. Pero los deseos no fueron órdenes; o las órdenes no se cumplieron.

Pasó el tiempo. Llegó el momento de los comicios, cruciales para el país, y hubo que seguir echando mano al viejo (actual) instrumento legal.

Raúl Castro no volvería a ser propuesto ni elegido al cargo de presidente del Consejo de Estado, tal como había prometido. En su lugar, Miguel Díaz-Canel se convertiría en el nuevo jefe de Estado de Cuba.

Al menos desde la celebración del VI Congreso del Partido Comunista en abril de 2011, los máximos dirigentes cubanos han ofrecido diversas señales de que la Ley electoral debía modificarse para responder a los cambios –llamados por unos “reformas” y por otros “actualización”— que Cuba comenzó a experimentar a partir de los Lineamientos.

Lo cierto es que los años pasaron y el proceso constitucionalista le tomó la delantera al cambio en la Ley que rige los procesos eleccionarios en Cuba, vigente desde 1992.

Hace apenas unos días el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular anunciaba que la primera tarea del poder legislativo, luego de terminar el proceso constitucionalista actual, debe ser preparar una nueva Ley Electoral. Sería, dijo, la prioridad número uno dentro de lo que deberá venir de la mano de una nueva Constitución: una avalancha legislativa.

Según lo trascendido en la prensa, Esteban Lazo Hernández considera que debe modificarse el número de diputados de la Asamblea Nacional. “A nosotros nos parece muy grande”, dijo y se lamentó de que la Asamblea actualmente no pueda sesionar en su propia sede del Capitolio Nacional.

Aunque no se conoce a ciencia cierta qué es lo que el gobierno propondrá para modificar la Ley –más allá de lo que ya el proyecto de Constitución “obliga” a cambiar–, dentro de la opinión pública se cuecen propuestas y argumentos que deberían tomarse en consideración.

En OnCuba comenzamos a indagar entre distintos actores, permanentemente atentos al desarrollo de los acontecimientos políticos en Cuba, cuáles son sus expectativas sobre el tema.

MSc. Diosnara Ortega.  Candidata a doctora en Sociología por la Universidad Alberto Hurtado, Chile. Máster en Psicología Social y Comunitaria, por la Universidad de la Habana (2010) y Licenciada en Sociología por la Universidad de La Habana (2006). Académica de la Escuela de Sociología de la Universidad Católica Silva Henríquez.

1. Según su opinión, ¿por qué una nueva Ley Electoral será la “primera tarea” legislativa después de tener una nueva Constitución?

El Proyecto de Nueva Constitución de la República de Cuba establece entre sus más importantes cambios una reforma del Estado cubano, sus poderes y vínculos con la ciudadanía. La nueva estructura del Estado, así como la reconfiguración del Poder Popular a nivel municipal y provincial necesitan, para su implementación, acompañarse de una nueva Ley Electoral.

Dentro de las disposiciones transitorias de la nueva Carta Magna, se remite la aprobación de la nueva Ley Electoral dentro de un plazo de 6 meses posteriores a su aprobación, la cual permitirá la reestructuración del Estado cubano y con ello la ejecución de la nueva institucionalidad.

La actual Ley electoral regula no solo todo lo relacionado al proceso eleccionario sino además a la constitución de las Asambleas del Poder Popular. Los cambios que suceden a la Carta Magna necesitan a su vez hacerse acompañar por esta nueva estructura y ser refrendados desde ella.

En una oración: un país que “actualiza” sus estructuras de poder necesita además “actualizar” los mecanismos de comunicación entre ellas.

2. ¿Qué aspectos de la Ley vigente deberían mantenerse y cuáles modificarse en esta nueva norma?

Prefiero centrarme en los que modificaría:

Aplicar para la nominación y elección de Diputados a la ANPP el mismo criterio de residencia considerado para la de los Delegados a las AMPP, esto es ser nominado y elegido por la circunscripción electoral del municipio.

Considerar iguales tiempos de mandato tanto para Diputados de la Asamblea Nacional como los Delegados de las Asambleas Municipales y los gobernadores provinciales.

Otorgar a la Comisión Electoral Nacional (CEN) autonomía respecto del resto de los poderes del Estado. La CEN no puede surgir ni ser dependiente de la ANPP ni del Consejo de Estado. Esta debe constituirse directamente desde el poder popular a nivel municipal.

Deben ser los municipios (circunscripciones electorales) las únicas bases electorales para la nominación y elección de candidatos a Delegados Municipales, Provinciales (gobernadores), Diputados a la ANPP, y miembros y presidente de la Comisión Electoral Nacional. Mientras los cargos de Primer Ministro, Presidente del Tribunal Supremo Popular, Fiscal General de la República, Contralor General de la República y miembros del Consejo de Ministros pueden ser propuestos por el Presidente de la República u otra figura pero elegidos por la ANPP.

Eliminar las Comisiones de Candidatura y restringir la elección de Diputados y Gobernadores solo desde la circunscripción electoral.

Eliminar así mismo la función (poder) de la Comisión Electoral Nacional para proponer candidaturas. La CEN debe restringirse a ser órgano fiscalizador y organizador del proceso electoral.

Estipular una cuota de escaños en los diferentes niveles de las Asambleas del Poder Popular para grupos específicos: según criterios de género (no solo sexo), raza, edad.

3. Si se lo permitiera la Ley, ¿Ud. aspiraría en algún momento a ser miembro de la Asamblea Nacional cubana? ¿Qué aspectos de funcionamiento del Parlamento Ud. esperaría que mejoren como resultado de una nueva Ley Electoral como la que usted imagina o desea?

La Ley lo permite, no lo posibilita. En tanto tal quiero enfatizar: la ley es una cosa, el Derecho otra; la legalidad es una, otra la legitimidad.

Si buscamos el “imperio de la ley”, como declara el proyecto de la nueva Constitución, algo por demás característico de los Estados de Derecho (liberales), ello no nos garantizará la constitución del Derecho, y menos aún del Derecho socialista. Por lo mismo espero, en tanto cubana, ciudadana común –y ello debe impugnarme de todo el Derecho para imaginar y mandatar mi Parlamento y el del “pueblo”–, un Parlamento con poder constituido desde las bases municipales, que rinda cuenta y sea controlado por dichas bases (sus electores).

Un Parlamento que no sea secuestrado por el Consejo de Estado ni ningún otro órgano supra-legislativo o ejecutivo. Un Parlamento que no se achique, como propone su actual Presidente, sino que fortalezca su representatividad y sobre todo los mecanismos de constitución y comunicación con el pueblo. En general aspiro a un Parlamento en donde no sea necesario ser diputado/a de la ANPP para garantizar mis derechos y deberes, los individuales y los del pueblo cubano y las diversas formas de organizaciones colectivas.


Dr. Ernesto Estévez Rams. Profesor Titular en la Facultad de Física de la Universidad de la Habana. Presidente de la Cátedra de Cultura Científica Félix Varela. Miembro de la Academia de Ciencias de Cuba. Ha sido miembro de la Sociedad Británica de Cristalografía y es miembro de la Sociedad Alemana de Cristalografía así como de la Comisión de Cristalografía Matemática y Teórica de la Unión Internacional de Cristalografía.

1. Según su opinión, ¿por qué una nueva Ley Electoral será la “primera tarea” legislativa después de tener una nueva Constitución?

Eso lo dijo Lazo, así que deberia preguntársele a él. De aprobarse la propuesta de Constitución con las modificaciones que en ella ocurran habrá cambios importantes en el orden organizativo del país. Se crean nuevas instancias de dirección, se eliminan otras. La Ley Electoral actual queda por tanto obsoleta. Es una ley importante, esencial en el ordenamiento democrático del país de cara a esos cambios. La Ley Electoral establece una de las formas importantes en que la participación democrática de la población se va a realizar.

2. ¿Qué aspectos de la Ley vigente deberían mantenerse y cuáles modificarse en esta nueva norma?

Eso requiere, para ser serio, un análisis comparativo a fondo de la ley vigente que no voy ha hacer ahora de cara a esta encuesta. Te diré de manera somera que al margen de cómo aparece en la ley actual, que, repito, habría que analizar a fondo, yo creo que debe mantenerse que el Partido Comunista de Cuba no propone persona alguna para ningún cargo estatal.

Nuestro partido no es un partido electoral y eso debe quedarse así. Debe mantenerse el carácter participativo del proceso electoral que involucra de una forma u otra a una multitud de personas y le da una transparencia única respecto a otros procesos electorales por el mundo.

Debe mantenerse que las propuestas para los cargos electivos se hagan en asambleas populares a nivel de barrio.

Debe mantenerse la posibilidad de revocar a una persona del cargo y establecer un procedimiento participativo para ello.

Debemos mantener un sistema electoral al margen de la existencias de partidos electorales. Eso nos ha ido muy bien. Los partidos electorales corrompen los procesos democráticos.

3. Si se lo permitiera la Ley, ¿Ud. aspiraría en algún momento a ser miembro de la Asamblea Nacional cubana? ¿Qué aspectos de funcionamiento del Parlamento Ud. esperaría que mejoren como resultado de una nueva Ley Electoral como la que usted imagina o desea?

No está entre mis aspiraciones inmediatas ni mediatas. No lo veo como un tema de aspiraciones individuales sino como un tema de responsabilidad y compromiso social, cívico y revolucionario.

Debemos cuidarnos de crear en nuestro país la carrera política como opción de proyecto de vida. Eso no ha funcionado en ningún país y la historia nacional de antes del 59 habla muy en contra de ello. La acción política de una persona debe darse como resultado de una opción de responsabilidad cívica y activismo revolucionario que sea temporal. Las personas deben tener un proyecto de vida al margen de la acción política formal –como parlamentario u ocupando algún otro cargo estatal–, que en un contexto determinado pueda realizar. Por eso, por más que en un momento dado uno pudiera querer estar en una instancia de decisión estatal determinada para incidir en la toma de decisiones, uno debe evitar la tentación de hacer de eso una aspiración individual.

Creo que la ANPP debe sesionar con una mayor frecuencia para que la actividad legislativa sea mas efectiva y agil y se reduzca la necesidad de tantos decretos leyes.

En el tema de la nueva Ley Electoral me gustaría ver candidaturas finales conformadas donde la población tenga incidencia directa en la aprobación final de esa candidatura. Me refiero a que no estoy conforme con la manera actual donde una Comisión determina esa lista final con muy poco espacio o ninguno para modificar la propuesta. Está claro que la Comisión debe trabajar en buena medida con las propuestas hechas a nivel de barrio pero la realidad apunta a que no basta. Debe haber un mecanismo de supervisión popular directo del trabajo de esa Comisión. Ya vimos lo que pasó en este último proceso eleccionario con la inclusión de los Cinco Héroes. De pronto nos percatamos de que, a pesar de que era el clamor de muchos, no teníamos formas legales para cambiar la decisión tomada por la Comisión de Candidatura.

Creo además que el momento de votar debe rebasar la función de ratificación de una lista ya conformada como es hoy, para pasar a ser un proceso de elección entre varias opciones. La ley debe establecer que las candidaturas deben incluir más personas que las que han de ser elegidas. Hay que ser creativos y encontrar fórmulas en la que, respetando ese criterio de candidaturas mas amplias que personas a elegir, no caigamos en la rapiña electoral que vemos en otros países, en la demagogia y las promesas electorales y los grupos de intereses corrompiendo el proceso democrático. Es decir, que no se ponga en peligro la unidad del país en un contexto donde la unidad es nuestra garantía de supervivencia como proyecto socialista, antihegemónico y de justicia social.

No basta la elección por méritos personales, y digo no basta porque creo que esa es condición necesaria pero no suficiente. Yo quisiera conocer la opinión de los candidatos por los que voy a votar respecto a diferentes temas para saber si es representativo de mis aspiraciones. Cuál es su posición respecto a determinados temas sociales sujetos a ser legislados: una ley del matrimonio y la familia, una ley de ciencia, una ley de cine, etcétera. Me gustaría saber cuáles son las prioridades del candidato en su posible labor legislativa.

Además el parlamentario o parlamentaria debe rendir cuentas a sus electores sobre cómo procedió en determinados temas y cómo voto en ellos, para saber si esa persona aún representa mis aspiraciones. En ese sentido creo que sería saludable establecer, a mitad del término legislativo, un proceso de ratificación de los parlamentarios por voto popular, donde el candidato debe rendir cuenta de su gestión y la población ratificarlo o no en su puesto.

Harold Cárdenas. Licenciado en Estudios Socioculturales. Candidato a Máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Columbia, Nueva York, Estados Unidos. Profesor de Filosofía y bloguero. Editor de La Joven Cuba.

1. Según su opinión, ¿por qué una nueva Ley Electoral será la “primera tarea” legislativa después de tener una nueva Constitución?

La reforma de la Ley Electoral, anunciada desde hace ya algún tiempo, es una vieja deuda con nuestra realidad y muchas contradicciones actuales la hacen necesaria. Forma parte de una discreta reestructuración (nótese que no uso la palabra reforma para no poner nerviosos a los políticamente hipertensos) que está teniendo lugar en Cuba desde que el presidente Miguel Díaz-Canel asumió el cargo.

Este proceso es continuidad de los cambios que inició Raúl y podría ser aún más profundo. Transformar el sistema electoral cubano será clave para definir el proceso en que se ocupen cargos de importancia desde el nivel municipal hasta el nacional. Puede hacerse una nueva Ley Electoral formal que se utilice como propaganda legitimadora o puede ser una herramienta real que cambie estructuras e implemente prácticas saludables. Si se avecinan cambios mayores para el país, hay mentalidades y mecanismos actuales que lastran la horizontalidad, participación y representación de un modelo de democracia criollo que aspira a ser socialista. Entonces, ¿por qué no empezar por ahí? Que la primera tarea sea tener las personas correctas en el lugar adecuado.

2. ¿Qué aspectos de la Ley vigente deberían mantenerse y cuáles modificarse en esta nueva norma?

No soy especialista en la materia pero hay algunos principios que me gustaría fueran incluidos en la nueva Ley:

Implementar un mecanismo que permita a los ciudadanos cubanos en el extranjero ejercer su voto. Que el gobierno socialista más antiguo de América Latina no tenga implementado este derecho, mientras varios de sus aliados regionales lo dan por sentado, es injustificable. El derecho universal al sufragio se ve afectado por esta razón y la calidad democrática de las elecciones cubanas en general.

Que garantice que ninguna institución nacional pueda influir en el proceso electoral, no solo el Partido. Si bien la Ley Electoral de 1992 insiste en que solo el pueblo tiene libertad y soberanía en este proceso, existen mecanismos que pueden influir en el mismo.

Que la participación o no de sectores de oposición a la Revolución no esté predeterminada gubernamentalmente ni se le ponga zancadillas de forma velada. Comprendo las reservas internas que provoca la política de cambio de régimen que aplica Estados Unidos al país y todo lo que eso representa domésticamente, pero no podemos imitar las trampas a la democracia que hacían gobiernos del pasado.

Que la representación sea algo a ganarse mediante el ejemplo y la trayectoria. Ser celosos ante cualquier influencia interna o externa pero sin condicionar el proceso democrático.

Automatizar la inscripción de los electores, un país que aspira a tener gobierno electrónico o e-gobierno debe tener contemplada la automatización de su proceso participativo.

Visibilizar/transparentar el trabajo de las Comisiones de Candidatura, quién las conforma, qué variables utilizan en el proceso de selección, etcétera.

3. Si se lo permitiera la Ley, ¿Ud. aspiraría en algún momento a ser miembro de la Asamblea Nacional cubana? ¿Qué aspectos de funcionamiento del Parlamento Ud. esperaría que mejoren como resultado de una nueva Ley Electoral como la que usted imagina o desea?

Este es un tópico sensible porque cada crítica a la Asamblea actual y su membresía puede asumirse como una generalización y ofender a miembros de esta que pueden ejercer bien su función. Me gusta verlo más sistémicamente, creo se debe cambiar el proceso de selección actual y las variables que se toman en cuenta. Otro de los problemas que tiene la Asamblea, además de su elevado número de miembros, es la pobre eficacia y eficiencia de la misma. La función legislativa que deben asumir quienes la componen pocas veces se logra con el actual conglomerado de trabajadores ejemplares y cuadros del Partido y el Estado. En el debate televisado sobre la nueva Constitución creo que esto fue evidente. Que tengan el tiempo necesario y se reúnan con mayor frecuencia también.

Considero una hipocresía criticar a quienes ocupan determinada responsabilidad y luego no saber asumirla uno mismo, pero no aspiro a cargo público alguno. La falta de preparación en la Asamblea es un problema actual por lo tanto hay que estudiar; la falta de formación cívica y visión política es otro, por lo tanto hay que seleccionar a las personas correctas; el exceso de obediencia es otro problema por lo tanto hay que ser disciplinados, no dóciles. Ser diputado en Cuba es una responsabilidad social que otros deben reconocer en uno. Quizás sea una aspiración legítima pero yo sospecho de todo el que aspira a un cargo público, insisto en que esto debe ser una encomienda social, nunca un deseo.

MSc. Michel Fernández. Máster en Relaciones internacionales. Licenciado en Derecho. Ex profesor de la Facultad de la Derecho de la Universidad de La Habana y Asesor jurídico.

1. Según su opinión, ¿por qué una nueva Ley Electoral será la “primera tarea” legislativa después de tener una nueva Constitución? 

Tiene mucho sentido que la primera tarea de la ANPP sea elaborar una nueva Ley Electoral, ya que al modificarse la estructura del Estado cubano es necesario una nueva ley que determine el proceso mediante el cual el pueblo elige a sus nuevos representantes. De hecho la disposición transitoria primera del proyecto de Constitución obliga a la ANPP a aprobar esta ley en un plazo de 6 meses. Por lo que se entiende del proyecto constitucional los representantes ya elegidos van a continuar con su mandato, excepto aquellos en los que desaparece la estructura, como las Asambleas provinciales.

2. ¿Qué aspectos de la Ley vigente deberían mantenerse y cuáles modificarse en esta nueva norma?

La nueva Ley Electoral va contar con un nuevo órgano de nivel constitucional para dirigir los procesos electorales, el Consejo Nacional Electoral, el que asume los roles de las actuales comisiones electorales y en su regulación constitucional tiene principios fundamentales para garantizar el proceso electoral.En la futura nueva Constitución, se eliminan las Asambleas provinciales, por lo que no habrá elecciones a ese nivel, se alargan los mandatos de las asambleas municipales a cinco años, por lo que tendremos menos procesos eleccionarios.

De acuerdo al proyecto constitucional se mantendrían las elecciones a la ANPP cada 5 años y como dije anteriormente las asambleas municipales se elegirían ahora cada 5 años también,; no habrían elecciones directas ni para el presidente de la República, primer ministro, presidente de la ANPP (que lo es también del Consejo de Estado), intendentes y gobernadores provinciales, que, de hecho estos últimos,  no van a tener ninguna legitimación popular, ya que son designados.

Con respecto a la vigente Ley Electoral considero que se deben modificar los siguientes aspectos, teniendo como base lo que dice el proyecto de Constitución, que claramente expresa que el PCC es único, por lo que se excluye la posibilidad de otros partidos políticos. Aunque desde el punto de redacción no queda claro, que significa ese “único”, pero políticamente si está claro que es que solo puede haber un partido político reconocido legalmente. Decía lo de único porque fácilmente podría interpretarse como que tiene que haber un solo PCC, no dos ni tres y a lo mejor podría haber otros partidos con otros nombres y otras ideologías y plataformas.
Digo lo de “único” porque podría ser algo así como Rita Montaner que era “La única”, pero habían otros cantantes. Pero esto es solo un ejercicio imaginativo porque sabemos que en Cuba no se va a permitir por el momento otros partidos políticos. Después de esta explicación listo los aspectos que creo deben modificarse:

Las Comisiones de candidaturas deberían desaparecer y dejar que el pueblo directamente realice esa función con el apoyo técnico del Consejo Nacional Electoral. Si se mantienen esas Comisiones su trabajo debería ser completamente público y transparente para saber por qué se escoge a uno y no a otro.

Elecciones competitivas a nivel nacional. Debe eliminarse la práctica de proponer el mismo número de personas a elegir por lo que no hay posibilidad de elección, solo de ratificación de la decisión tomada por los que propusieron a los candidatos para la ANPP.

No más voto unido.

Debe permitirse que los candidatos expongan y debatan públicamente sus posiciones sobre los temas de interés del elector, esto debe ser obligatorio antes de la elección.

Si como se dice se va a reducir dramáticamente el número de diputados, estos deben pasar por un fuerte escrutinio popular y se deben tener como mínimo dos o tres propuestas para elegir uno.

Debe reconocerse el derecho de los cubanos que no residen en Cuba a participar en las elecciones y a elegir a un número mínimo de diputados.

Se debe regular todo lo referente al financiamiento de las elecciones, que por supuesto va a ser público.

Se debe garantizar la libertad de expresar todas las opiniones políticas en los debates electorales, porque no todos los candidatos deben pensar igual, deben ser expresión de lo diversa que es Cuba hoy.

3. Si se lo permitiera la Ley, ¿Ud. aspiraría en algún momento a ser miembro de la Asamblea Nacional cubana? ¿Qué aspectos de funcionamiento del Parlamento Ud. esperaría que mejoren como resultado de una nueva Ley Electoral como la que usted imagina o desea?

Me encantaría formar parte de la ANPP, en este caso sería de la oposición, no del oficialismo, porque tengo una visión muy diferente de lo que debe ser el socialismo y como se debe “construir”. Disfrutaría mucho tener debates parlamentarios, perder en todas las votaciones, tener muy buenas relaciones con todos los otros diputados, aunque políticamente pensemos diferente. Pero creo que es muy importante que el pluralismo político se exprese en la nueva asamblea cuando sea electa.

Espero que laa ANPP sea de verdad y no solo formalmente el órgano supremo de poder del Estado y que todos los demás órganos y funcionarios se sientan controlados por ella.

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