Covid-19 en Cuba: Primera quincena

A medida que la pandemia avanza y la economía global se detiene, los países más vulnerables de mundo sufren sus efectos con mayor intensidad. ¿Cómo lo encara Cuba?

Foto: Ernesto Mastrascusa/EFE.

La solidaridad entre naciones, la solidaridad entre trabajadores de la salud, la solidaridad
entre todos nosotros, es el único modo de parar esta pandemia de
#Covid-19.
Mensaje en Twitter del Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS),
Tedros Adhanom Ghebreyesus

La crisis presenta dilemas

En este momento de crisis enfrentamos al menos dos opciones importantes. La primera es entre los sistemas de salud privatizada, mercantilizada y desigual, vs. salud pública, universal y accesible. La segunda es entre el aislamiento nacionalista y la solidaridad global.

El argumento neoliberal de que la privatización de la salud trae mayor eficiencia, menor costo público y más libertad de elección a los consumidores se ha desplomado ante hospitales colapsados, competencia desmedida por recursos y equipos escasos, grupos vulnerables enteros abandonados y respuesta tardía a la crisis.

Por otro lado, la epidemia misma y la crisis económica resultante son problemas globales, que solo se pueden resolver mediante la cooperación global: países dispuestos a compartir información abiertamente, producir y distribuir equipos médicos, y cooperar con personal de la salud ayudando a los países y regiones más afectados y con menos recursos para enfrentarlos.

En ambos casos Cuba constituye un ejemplo, prácticamente silenciado en los medios.

Foto: Otmaro Rodríguez.

Antes del primer caso positivo

Lo vieron venir. Tan pronto estalló la epidemia global y antes de que se sintiera en Cuba, el gobierno cubano desarrolló el Plan Nacional de Prevención y Control de la Covid-19 y estableció la vigilancia intensiva de los síndromes respiratorios.

En febrero de 2020, un equipo de virólogos del Laboratorio Nacional de Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) en La Habana recibió un entrenamiento de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el diagnóstico y tratamiento de la Covid-19, enfermedad causada por el nuevo coronavirus SARS COV-2.

Y estaban preparados cuando llegó. El 10 de marzo se identificaron los primeros casos sospechosos en el país: cuatro turistas italianos con sintomatología respiratoria en un hostal de Trinidad que habían arribado por avión a La Habana el día anterior. De inmediato fueron trasladados al IPK donde tres de los cuatro resultaron positivos. Conjuntamente se aplicaron medidas de vigilancia epidemiológica a todos los cubanos con quienes entraron en contacto.

A partir de entonces se detectaron nuevos contagios de extranjeros o cubanos llegados al país de Europa, Canadá, Estados Unidos, China y América Latina, y de cubanos que se infectaron en el territorio nacional, al ser contactos de extranjeros, de cubanos procedentes del extranjero o de casos secundarios vinculados a extranjeros.

Fuente: https://covid19cubadata.github.io/

Se han detectado contagios en casi todas las provincias del país, con mayor presencia en los municipios con más viajeros internacionales.

El retrato de la situación nacional al momento de redactar este artículo, era el siguiente:

Al 4 de abril, de 320 casos positivos diagnosticados, 295 seguian hospitalizados, 15 se habían recuperado (4,7 %), 8 habían fallecido (2,5 %) y dos pacientes fueron evacuados, a EEUU y Canadá, respectivamente.

Cuba se encuentra en lo que la OMS califica de Fase 1 “Preepidémica” de la pandemia, una en la que el país se mantiene sin transmisión. La Fase 2 es de “Transmisión autóctona limitada”. En Cuba sólo ha habido tres casos de transmisión local: en Matanzas, Consolación del Sur, Pinar del Río, y en El Vedado, La Habana. En todas se decretó el aislamiento de la comunidad y se controló. Eso ha permitido evitar hasta el momento la extensión de la epidemia en Cuba.

China y Corea del Sur son los únicos dos países que han aplanado la curva de nuevas infecciones del coronavirus. Cuba no ha llegado a la cúspide, pero se ha valido de la experiencia internacional y su estrategia de diagnóstico y tratamiento promete que en pocas semanas logrará controlar la epidemia. ¿Cuáles son algunas de las lecciones aprendidas?  

Foto: Otmaro Rodríguez.

Lección 1: Intervenir rápidamente, antes de que se vuelva una crisis

En Corea del Sur, después de identificar el origen de la infección, las autoridades actuaron rápidamente para contenerla. Impusieron medidas de emergencia en Daegu, una ciudad de 2,5 millones de habitantes, con una iglesia pentecostal desde dónde se propagó la epidemia. Una semana después de detectar el primer caso se reunieron con representantes de varias empresas médicas exhortándolas a desarrollar masivamente el test rápido utilizado para el diagnóstico del coronavirus. A los quince días ya se estaban distribuyendo miles de kits de prueba. Actualmente el país fabrica cien mil pruebas al día y los exporta a varios países.

En Cuba se adoptaron medidas desde que se detectó el primer sospechoso, de aislamiento de los contagiados y de control epidemiológico a sus contactos, así como vigilancia en las fronteras y pesquisas para detectar personas sintomáticas en la población.

El 24 de marzo se limitó la entrada al país de extranjeros y emigrantes cubanos. Hasta ese momento, en los puntos de entrada – aeropuertos y puertos – se ejercía el control epidemiológico por profesionales de la salud y se controlaba la temperatura de los pasajeros y tripulantes. Pero se hizo evidente que todos los casos positivos eran extranjeros o cubanos recién llegados de algún país con presencia de esta pandemia, o personas en contacto directo con ellos o sus familiares.

A partir de esa fecha se tomaron medidas más estrictas, anticipando la Fase 2. Entre ellas, se determinó el regreso a sus países de residencia de todos los visitantes extranjeros y emigrados cubanos. A partir del 25 de marzo se limitó el arribo a residentes que regresan al país. Una semana después se prohibió la entrada de naves, vuelos y pasajeros al país, excepto por razones humanitarias y comerciales. También se prohibieron los viajes al extranjero de residentes cubanos, salvo excepciones, por un período de 30 días.

Todos los arribos son remitidos a uno de los 67 centros de aislamiento, con una capacidad total de casi 10 mil camas, que se han ido acondicionando en todo el país, para cumplir con los 14 días de cuarentena establecidos.

A partir del 24 de marzo, otras medidas fueron anunciadas: se suspendió la transportación pública interprovincial; se cerraron discotecas, piscinas, gimnasios y se suspendieron otras actividades recreativas, deportivas y políticas, incluyendo al famoso desfile del Primero de Mayo en la Plaza de la Revolución. “Cantaremos ‘La Internacional’ desde nuestras casas”, propuso el locutor. Se interrumpió el curso escolar hasta el 20 de abril, pero no los círculos infantiles (guarderías); se suspendieron las actividades docentes en las aulas universitarias aplicando la modalidad no presencial; se decidió aplazar todas las obligaciones de impuestos o tributos y se aplicaron reducciones de las cuotas a los trabajadores por cuenta propia.

Se adoptó el reordenamiento laboral, cerrando todas las actividades de servicio, comercio y oficina no indispensables, tanto estatales como privadas, y se aplicó un paquete de medidas económicas de tratamiento salarial, impositivo, crediticio y tributario a todas las personas e identidades que sufran afectaciones.

La mayoría de los restaurantes que siguen abiertos sólo dan servicio de recogida o entrega a domicilio, los comercios no despachan a adultos acompañados de niños y exigen que los compradores vistan mascarillas, mientras los dependientes usan guantes y desinfectan con hipoclorito. El “relajo” cubano parece haberse atenuado significativamente, pero el “choteo está vivito y coleando” con nuevos chistes y caricaturas para no perder el humor característico del criollo.

Foto: EFE.

Lección 2: Pruebas tempranas, frecuentes y seguras

Corea del Sur ha realizado 300 mil pruebas, más que ningún otro país, lo cual ha permitido aislar y tratar muchas más personas infectadas. Las pruebas permiten la detección temprana, reduce la propagación y permite tratar rápidamente a los enfermos. Es también la clave detrás de su baja tasa de mortalidad. 

Campañas intensas de comunicación pública exhortan a los sudcoreanos a hacerse pruebas si desarrollan síntomas. A los visitantes extranjeros se les exige que bajen una aplicación que los guía para hacerse un auto-chequeo de síntomas. Cuentan con cámaras termales en oficinas, hoteles y edificios grandes para identificar personas con fiebre.

Cuba comenzó aplicando poco más de cien tests diarios de PCR en tiempo real a los sospechosos y sintomáticos, número que ha ido creciendo exponencialmente. El Ministro de Salud Pública, Portal Miranda, aseguró que el país cuenta con respaldo de laboratorio para el diagnóstico de la COVID-19 y no existen dificultades en ese sentido.

“El incremento del número de casos, dijo Portal Miranda, no tiene que ver con una mayor disponibilidad de las pruebas diagnósticas sino con una evaluación de cada uno de los casos que se han estado siguiendo. A cada una de las personas que ha requerido el estudio, se le ha realizado.

“Hemos estado importando los recursos para el diagnóstico, que hoy se realiza en tres laboratorios de referencia en el país: en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) y en los centros provinciales de higiene y epidemiología de Villa Clara y Santiago de Cuba, cuyas capacidades dan respuesta a la demanda de los estudios para la confirmación de los casos.”

A partir del 30 de marzo, Cuba dispone de 100 mil pruebas de test rápido procedentes de China que en solo 30 minutos permiten conocer la presencia del virus. Dichos tests se están aplicando a las personas que están aisladas en los centros habilitados en todo el país, por presentar algún riesgo epidemiológico o por haber arribado al país procedentes del exterior, de forma tal que pueda conocerse de manera inmediata si portan el virus. Los casos positivos se confirman con la prueba de PCR en tiempo real.

Cuando exista una línea de base de pruebas diarias en el país, la caída en el por ciento de pruebas positivas será la señal de que el virus ha encontrado por el momento el máximo de hospederos, y comienza a retroceder.

Foto: Otmaro Rodríguez.

No se espera a que aparezcan los casos, sino que se buscan los contagiados

Un estudio reciente de la revista Science encontró que por cada caso confirmado de la Covid-19 hay probablemente de cinco a diez personas en la comunidad con infección no detectada. Por eso para el control de la epidemia, refirió el Dr. Francisco Durán, Director Nacional de Epidemiología, un elemento fundamental es lograr pesquisar el mayor número de personas, con el fin de detectar las sintomáticas, aislarlas, hacer los controles de foco e identificar los virus que están circulando.

Las pesquisas en Cuba se llevan a cabo casa por casa en las comunidades por los médicos de familia, estudiantes de Ciencias Médicas, personal de salud y miembros de organizaciones de mujeres y barriales. El 31 de marzo, por ejemplo, se pesquisaron 8 686 063 personas (de una población de 11,2 millones), de las cuales se identificaron 31 361 personas con síntomas y, de ellas, 221 resultaron sospechosas.

Además, los 47 000 viajeros llegados al país en los últimos 15 días, y en especial los 2 182 llegados en la última semana de países de riesgo, reciben vigilancia de manera diferenciada: 54 resultaron sospechosos y otros 57 con síntomas respiratorios.

Foto: Otmaro Rodríguez.

Lección 3: Trazar las cadenas de contactos, aislar y vigilar

Cuando se detecta un caso positivo los trabajadores de la salud y otros colaboradores identifican inmediatamente las redes de posible transmisión.

En Corea del Sur se utilizan grabaciones de cámaras de seguridad, registros de tarjetas bancarias y datos de GPS de los coches y teléfonos celulares de los contagiados para identificar sus contactos previos. Las personas sujetas a cuarentena obligatoria deben bajar una app que alerta a las autoridades cuando violan el aislamiento. La identificación temprana y la segregación de los casos más leves han permitido reservar los hospitales para los pacientes más graves. Su letalidad es del uno por ciento, de los más bajos del mundo. 

En Cuba, con mecanismos más primarios y menos costosos, pero con igual efectividad, las autoridades han identificado las cadenas de contacto de cada uno de los infectados, localizando familiares, trabajadores aeroportuarios y turísticos, arrendadores privados y sus familias, agentes de viajes, transportistas y otros que hayan entrado en contacto con los sospechosos, para después monitorearlos si son asintomáticos o atenderlos si exhiben indicios.

Foto: Otmaro Rodríguez.

Lección 4: Solicitar la ayuda de la población

La dirigencia sudcoreana determinó que para aplacar la epidemia se necesitaba mantener a la población informada y solicitar su cooperación. Transmisiones televisivas, anuncios en las estaciones de metro y alertas en los celulares insisten continuamente en la necesidad de utilizar nasobucos y mantener distancia social e informan los datos del día de la epidemia.

Desde el primer momento en Cuba se insistió por todos los medios en las medidas preventivas. Se exhorta a mantener la distancia social, la confección industrial y casera y el uso generalizado de nasobucos (mascarillas), el lavado y desinfección de manos y ropas y, sobre todo, a permanecer en casa lo más posible. Se han transmitido innumerables anuncios televisivos de bien público y la consigna es: #QuédateEnCasa. Los músicos y artistas ofrecen conciertos por la televisión y redes sociales, deportistas, actores y otros “influencers” repiten las consigas desde sus casas, los patrulleros con altoparlantes pasean las calles llamando a los jóvenes al regreso a las casas y los agentes de la policía controlan las “colas” para asegurar que todos usen mascarillas y mantengan la distancia social.

Se exhorta a realizar en lo posible el trabajo en casa y se han abaratado algunas tarifas de acceso a Internet. La televisión transmite de lunes a viernes teleclases dirigidas a todos los grados escolares, convocando a los padres a que mantengan la rutina de estudio, mientras que las universidades realizan la educación a distancia. La confianza en el gobierno ha generado un alto grado de conciencia ciudadana y de cooperación voluntaria.

Muchas de esas acciones comenzaron de manera espontánea por parte de la población, que desarrolla diferentes formas de voluntariado, como coser y regalar mascarillas a vecinos, apoyar a los ancianos para que no salgan de casa o reducir las visitas a los familiares, sustituyéndolas por la comunicación telefónica, para mantener la distancia física y la cercanía afectiva. También, se ofrece apoyo a cubanos que viven dentro y fuera del país, a través de PSICO GRUPOS en WhatsApp, una iniciativa de un grupo de profesionales de diferentes instituciones que, desde varias de las secciones de la Sociedad Cubana de Psicología, unieron esfuerzos y crearon este servicio de orientación psicológica para lidiar con las consecuencias emocionales del distanciamiento sanitario que requiere la pandemia y potenciar el bienestar personal y social.

Foto: EFE.

Entre las sanciones de EE.UU….

A diferencia de la mayoría de las naciones, la habilidad de Cuba de confrontar la pandemia se ve restringida por las severas sanciones de EE.UU., que han escalado durante el gobierno de Trump. Desde mediados del año pasado, Washington incrementó las sanciones contra Cuba, que incluyen persecución financiera y esfuerzos por evitar el abasto de combustible, prohibiciones de entradas de cruceros y turistas estadounidenses y un recrudecimiento del bloqueo que dura ya seis décadas. El gobierno de Trump penaliza a las navieras extranjeras por transportar carga a Cuba, restringiendo el flujo de combustible, alimentos otras importaciones claves para cubrir las necesidades de la población. Las escaseces crónicas comenzaron meses antes del golpe del coronavirus.

El asedio continúa aun con la pandemia. Cuba denunció que uno de los envíos de la fundación Jack Ma con suministros médicos y equipos para el diagnóstico de la Covid-19 no pudo arribar a la Isla como consecuencia de la ley Helms-Burton. Jack Ma, fundador de la empresa china Alibaba, anunció el 22 de marzo que enviaría a Cuba un cargamento de mascarillas, kits de diagnóstico rápido y ventiladores para ayudar a combatir la pandemia, pero a última hora la compañía transportista de Estados Unidos contratada declinó debido a los efectos extraterritoriales de dicha ley.

En este contexto, muchos países, organizaciones internacionales y de solidaridad, personalidades y amigos de todo el mundo han pedido el levantamiento de las sanciones contra Cuba, Venezuela, y otros países sufriendo de la pandemia.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, llamó a levantar las sanciones impuestas a diferentes países para garantizar el acceso a alimentos, suministros de la salud y asistencia. La alta comisionada para Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet también reclamó la suspensión de las sanciones económicas impuestas en este período crucial de pandemia debido al coronavirus.

El presidente argentino, Alberto Fernández, abogó en el G20 por levantar el bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba y Venezuela, tras señalar que no es una cuestión política sino humanitaria. Igualmente, el Servicio Mundial de Iglesias se unió al reclamo de numerosas organizaciones religiosas y humanitarias que demandan el levantamiento inmediato de las sanciones impuestas por EE.UU.

En Gran Bretaña, la Campaña de Solidaridad con Cuba emitió una “carta abierta” demandando la suspensión del bloqueo, que recogió más de 6 000 firmas en las tres primeras jornadas.

Y un grupo de cubanos emigrados pidió al presidente estadounidense, Donald Trump, que revoque el bloqueo impuesto a la isla ante el avance del nuevo coronavirus.

Foto: EFE.

…y la solidaridad de Cuba

Apenas tres países –China, Rusia y Cuba–  han acatado, hasta el momento, el llamado del Director General de la OMS a la solidaridad entre naciones.

Para Cuba la colaboración médica es una práctica que comenzó en 1963 con el terremoto de Chile y continuó en la Argelia liberada. Actualmente, unos 28 760 profesionales de la salud cubanos prestan servicios. Todos han sido capacitados a distancia sobre la manera de combatir el virus.

Desde el inicio de la epidemia el Ministerio de Salud Pública activó a los colaboradores integrantes del Contingente Internacionalista “Henry Reeve” –nombrado así en honor del oficial de Ejército Libertador, nacido en Nueva York hace 170 años, que dio su vida por la independencia de Cuba–, especializado en situaciones de desastres y graves epidemias, y les brindó una preparación específica en esta enfermedad.

“Hoy tenemos 14 brigadas ‘Henry Reeve’ que han salido a combatir esta pandemia, con 593 profesionales (179 médicos y 399 enfermeros, 15 tecnólogos) y llama la atención que 388 mujeres están formando parte de estas brigadas”, refirió el Dr. Durán, Director Nacional de Epidemiología. Se encuentran en dos países europeos, Italia y Andorra, y 12 países de América Latina y el Caribe, apoyando la lucha contra la Covid-19. El 4 de abril Barbados se convirtió en el país 15 al recibir 101 enfermeras y médicas cubanas. El gobierno francés también pidió a Cuba personal de salud especializado para apoyar a sus territorios de ultramar en el Caribe.

Recibida con aplausos en el aeropuerto y vallas de agradecimiento en la ciudad, una brigada de médicos y enfermeros cubanos llegó al Hospital Mayor de Crema de Lombardía, Italia, duramente afectada por la pandemia de la Covid-19. Establecieron un área de campaña donde refuerzan la capacidad de atención sanitaria y los servicios de terapia intensiva.

Es lamentable que los tres países del continente que sucumbieron a presiones del gobierno de EE.UU. y expulsaron a los colaboradores cubanos de la salud, Ecuador, Brasil y Bolivia, son de los que más están padeciendo la pandemia y la escasez de personal calificado para enfrentarla, particularmente en sus poblaciones más desamparadas.

Otro ejemplo se esa solidaridad fue el rescate del crucero MS Breamer de la línea británica Fred Olsen, que llevaba varios días en aguas caribeñas con 682 pasajeros y 381 tripulantes, al menos cinco personas confirmadas con la Covid-19 y 43 con síntomas de gripe. Después de que se le había negado entrada en múltiples puertos de la región, Cuba le brindó puerto seguro.

El buque atracó el martes 17 de marzo en el puerto del Mariel y todos los pasajeros más una parte de la tripulación fue trasladada en buses hasta el aeropuerto Internacional José Martí de La Habana donde abordaron aviones británicos que los llevaron a Londres, operación que culminó el 18 de marzo. Llovió el agradecimiento de pasajeros, tripulantes, empresas y gobierno británico. Afortunadamente, los 43 cubanos que participaron en la operación, en contacto directo con los viajeros, resultaron negativos a las pruebas del virus.

Por otro lado, la industria farmacéutica cubana garantiza la producción de los medicamentos para el tratamiento de la Covid-19, como el Interferón Alfa 2-B Humano Recombinante, que se utilizó con éxito en China junto con otros medicamentos para el tratamiento de los efectos de la infección viral. Además de su producción en Cuba, el interferón cubano, marca Heberon Alfa R se elabora con tecnología cubana en la empresa mixta Changchun Heber Biological Technology, ubicada en Jilin, China. Hasta el 27 de marzo, más de 45 países habían solicitado este producto para la terapia contra la Covid-19, dado los resultados favorables en China, Cuba y otros países.

Existen otros 21 productos que forman parte del protocolo de Salud en Cuba para el tratamiento de las complicaciones de los enfermos que se contagian con la Covid-19.

Varios pasajeros del crucero británico MS Braemar, muestran un cartel de agradecimiento a Cuba durante la operación para su traslado desde el barco en el puerto del Mariel hacia el Aeropuerto Internacional "José Martí" de La Habana, el miércoles 18 de marzo de 2020. Foto: Adalberto Roque / Pool / EFE.
Varios pasajeros del crucero británico MS Braemar, muestran un cartel de agradecimiento a Cuba durante la operación para su traslado desde el barco en el puerto del Mariel hacia el Aeropuerto Internacional “José Martí” de La Habana, el miércoles 18 de marzo de 2020. Foto: Adalberto Roque / Pool / EFE.

Superar la vulnerabilidad

A medida que la pandemia del coronavirus avanza y la economía global se detiene, los países más vulnerables de mundo sufren sus efectos con mayor intensidad. Desde Asia, África y América Latina, la pandemia enfrenta a los países en desarrollo a una emergencia de salud pública combinada con una crisis económica, una agravando a la otra. Se pone a relieve la desigualdad entre e intra países como nunca antes, comenzando por sus sistemas de salud.

Aquellos que cayeron en la trampa neoliberal de privatizar o reducir la inversión en la salud, educación y otros servicios públicos, de sacrificar la seguridad alimentaria por el consumismo importado, de ver a un estado fuerte como el problema y no como la solución, enfrentan la doble pandemia sin herramientas de políticas públicas, apoyo popular o consenso.

La crisis está desnudando la brutalidad de una economía organizada alrededor de la producción para obtener ganancias y no para satisfacer necesidades humanas. El razonamiento a favor de un Estado viable socialista, o al menos de bienestar social, se basa no solo en atender las necesidades inmediatas de millones de personas sino también en reestablecer la conectividad social, la responsabilidad colectiva, la solidaridad humana y el sentido de propósito común, incluso de riqueza colectiva.

A diferencia de otros países, Cuba está mejor preparada para enfrentar ambas pandemias, y una tercera: las sanciones reforzadas lanzadas por el país que se está convirtiendo en el epicentro de la enfermedad, que aprovecha la coyuntura, no para aliviar, sino para aumentar la presión. La clave estará en lograr aceleradamente la seguridad alimentaria y energética de la Isla, sus talones de Aquiles. 

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