Cuba es una modelo que posa

Foto: Lidia Hernández Tapia

Foto: Lidia Hernández Tapia

El nombre de Frank Gambuzza resuena como el de un grurú en la élite de la industria de la belleza mundial. Es uno de los 20 estilistas íconos de Estados Unidos y el presidente de Intercoiffure America/Canada, la organización que prepara a las modelos de los más exitosos fashion shows en todo el planeta.

Para ser miembro de su organización, dice Gambuzza a OnCuba, no se paga un cheque ni se compra la entrada. Solo te conviertes en asociado cuando recibes desde dentro una invitación. Como filosofía, una frase del gran maestro de la peluquería Vidal Sassoon les define: “Trabajar el cabello es como hacer arquitectura con elementos humanos”.

Quizás porque creció en un barrio de New Jersey rodeado de cubanos, y escuchó unas cuantas historias sobre este país, Gambuzza se siente cómodo al trabajar el cabello bien rizado de una modelo cubana, escogida entre medio centenar de jóvenes que se presentaron a un casting.

Otras 14 muchachas fueron también elegidas por el equipo selecto de estilistas de Intercoiffure que viajaron a La Habana, para preparar en esta ciudad una colección que presentarán en Shangai, en septiembre de este año.

Foto: Lidia Hernández Tapia
Foto: Lidia Hernández Tapia

Que La Habana es un escenario fotogénico, es una verdad cada vez más demostrada. El desnudo total de Rihanna tomado por Annie Leibovitz, o la elección de Chanel para realizar aquí su primer desfile en una pasarela de América Latina, son quizá solo indicios de lo que se avecina.

Para los estilistas de Intercoiffure y el fotógrafo que les acompañó en este viaje de descubrimiento, el hecho de mostrar los encantos de las modelos cubanas, es también una forma de entender el mundo inescrutable, hasta hace muy poco, de la vida real de los cubanos.

“Esta colección va a viajar por todo el mundo, por eso queremos mostrar el sabor, la química de Cuba. Porque tantas personas no saben sobre este país, han escuchado muchas cosas durante los últimos años, pero no saben en realidad. La Habana es hermosa, las personas, todo es precioso”, comentó Gambuzza, al tiempo que practicaba la transformación del cabello de su modelo, sentada en uno de los sillones del museo de la peluquería Arte y Corte en La Habana Vieja.

Pero más que venir a cortar cabellos a Cuba, concibieron el proyecto como un intercambio cultural. Por eso les atrajo el salón de peluquería de Papito, que es también una escuela- proyecto comunitario bien asentado en la zona más antigua de la ciudad.

La imagen del cubano “real”

Foto: Lidia Hernández Tapia
Foto: Lidia Hernández Tapia

Nicolas Troncin es francés, y aunque vive en Los Ángeles, para él venir a Cuba nunca ha estado prohibido. Así vio y fotografió por primera vez la isla hace 18 años. El trabajo con modelos cubanas, sin embargo, nunca lo había hecho antes, y el hecho de tomar La Habana como escenario lo hace todavía más excitante. De esa manera, muchas cosas escapan a su control y es imposible planificarlas de antemano, o saber qué sucederá a continuación. Pero a veces funciona el dejarse sorprender.

Para este trabajo con los estilistas de Intercoiffure, primero tuvo en mente hacer una gran historia, con cinco cubanas. Luego, con 15 modelos lo replantearon, y a Troncin se le ocurrió hacer tres historias.

Para la primera seleccionaron ambientes interiores de la ciudad, “con paredes muy auténticas de fondo, rejas y escaleras antiguas, texturas viejas, iluminación muy tenue”. La segunda transcurrió en La Guarida, la paladar que el fotógrafo describió como “una mansión que es como una sala de ópera, por eso quiero hacer allí como un cuento de hadas”.

Finalmente, la última fue tomada en lugares públicos, calles, automóviles. Esta versa sobre la vida de Cuba, “con personas interactuando, no turismo, en La Habana Vieja donde vive la gente real”.

¿Cómo es la imagen que tiene en mente cuando habla de la vida real de los cubanos?

Para mí la gente de la vida real son aquellos que no han sido cambiados, que no han sido arruinados por el mundo exterior. Eso es algo que amo. Siempre me encantó que la vida aquí permanece a salvo de ser corrompida por el capitalismo. Todo es tan orgánico.

Por eso estoy preocupado por el futuro de Cuba, pienso que luego de que quiten el bloqueo se abrirán a las exportaciones, todo será entonces alrededor de los hoteles nuevos. Yo estoy aquí para ser testigo de esas transformaciones, para documentarlas y poder decir que estuve aquí antes del cambio. Con suerte eso tomará años.

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar por primera vez con modelos cubanas, maquilladas por estilistas norteamericanos, en una locación que nunca habían explorado para este tipo de trabajo?

Ha sido una experiencia dura, porque usualmente cuando hacemos un trabajo fotográfico así tenemos todo listo, conocemos bien el terreno, hemos visto a las modelos en las revistas. Entonces aquí todo lo hemos hecho en locaciones de Cuba, con modelos cubanas, todo por primera vez. Es muy interesante porque es como armar un rompecabezas, donde nos preguntamos todo el tiempo qué hacemos ahora, cómo combinamos este cabello con los diseños de vestuario, en qué escenario. Es como comenzar a llenar la paleta vacía de un pintor. Pero es fascinante.

Foto: Lidia Hernández Tapia
Foto: Lidia Hernández Tapia

¿Hasta qué punto visualiza como resultado final una imagen auténtica de lo cubano, o una visión más internacionalizada?

Me gustaría lograr algo bien auténtico. Aunque trabajamos con modelos, lo cual hace que las cosas sean arregladas, no tan espontáneas, pero es hermoso mezclar mis intenciones artísticas con la vida real. Quiero que cuando la gente vea este trabajo diga “Wow, esto es increíble. Hay tanta vida en esta foto”. Que sea casi tan vivo como un reportaje, pero con modelos.

Otros artistas y fotógrafos han tomado La Habana como escenario en los últimos años, como lo hizo hace poco Annie Leibovitz para la revista Vanity Fair. ¿Cómo lograr algo original, a partir de lo que ya se ha hecho?

Yo trabajé para muchos fotógrafos en mis inicios en el mundo de la moda, y también con Annie Leibovitz. Así aprendí a lidiar con la iluminación. Uno no quiere estar en Cuba y tomar imágenes estáticas. La vida de este país me parece tan hermosa, y eso es lo que quiero transmitir, que quien vea mis fotos quiera venir a Cuba a ver todo esto por sí mismo. Y quiero hacerlo en una manera artística, mostrar la pura belleza natural cubana. No ves eso en cualquier parte del mundo, es una de las pocas ciudades donde queda viva esta esencia, que para mí es perfecta.

 

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