Cuba y la Unión Europea, un capítulo inédito

Federica Mogherini y el Ministro de Exteriores cubano Bruno Rodríguez Parrilla. Foto: Consejo Europeo.

Federica Mogherini y el Ministro de Exteriores cubano Bruno Rodríguez Parrilla. Foto: Consejo Europeo.

Cuba y la Unión Europea tienen desde el lunes 12 de diciembre un Acuer­do de Diálogo Político y Cooperación. La isla y el bloque de Estados disponen, por primera vez en la historia, de un marco de referencia formal para su relación bilateral.

El acuerdo se firmó en la sede del Consejo Europeo, Bruselas, por el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Ro­dríguez, y la alta representante de Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, además de los ministros de asuntos extranjeros de los Estados que integran la comunidad.

“Es un día histórico”, dijo Mogherini. “Dimos vuelta a la página, y hoy empezamos a escribir juntos un nuevo capítulo (…). Hoy día reconocemos que hay cambio en Cuba y queremos acompañar este cambio. Con el Acuerdo tendremos la oportunidad de llevar las relaciones de Cuba y la Unión Europea a un nuevo nivel”, agregó.

Bruno Rodríguez aseguró que el documento “contribuirá a enriquecer una re­lación histórica y culturalmente intensa y a desarrollar en mayor medida los vínculos po­lí­ticos, cul­turales, comerciales, financieros, cien­tífi­cos, académicos, deportivos y de coope­ración”.

“Este Acuerdo demuestra también que con buena voluntad y respeto recíproco es posible entenderse y avanzar en beneficio mutuo, por encima de las diferencias. (…). Así tratamos a los demás y así queremos ser tratados”, insistió.

Foto de familia tras la firma del Acuer­do de Diálogo Político y Cooperación. Foto: Unión Europea.
Foto de familia tras la firma del Acuer­do de Diálogo Político y Cooperación. Foto: Unión Europea.

El documento ahora debe ser ratificado por los 28 parlamentos nacionales de los Estados miembros. Sin embargo, entra en vigor provisionalmente desde su firma.

Cuba estableció relaciones diplomáticas con las entonces Comunidades Eu­ropeas en 1988, desde entonces expresó su disposición negociar un acuerdo de esta naturaleza, mencionó el canciller antes de apuntar que se llegó a este resultado “tras recorrer un largo camino y superar obstáculos que crearon desconfianza y afectaron los vínculos entre Cuba y la Unión Europea”.

El ministro cubano se refirió a “oportunidades y condiciones par­ticularmente fa­­v­o­rables” en Cuba para que la Unión Eu­ropea gane relevancia en los planes de desarrollo de la Isla.

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Foto: Unión Europea.

Mogherini, quien había comenzado ofreciendo condolencias por la muerte de Fidel Castro –“falleció en un momento de grandes desafíos, incertidumbres y grandes cambios en su país”—comentó que la firma del acuerdo es el primer paso luego de la derogación de la Posición Común sobre Cuba y que marca su desmontaje formal.

El cronograma que culmina con esta firma comenzó hace ocho años “con la primera misión a Cuba, con el entonces Comisario al desarrollo de la Unión Europea, Luis Michel, poniendo en marcha un diálogo político de alto nivel y reiniciando la cooperación entre Unión Europea y Cuba”, explicó Mogherini.

Las negociaciones para un acuerdo se abrieron en abril de 2014 y en marzo pasado la alta representante vino a La Habana para el cierre formal de esta fase y la rúbrica de los textos negociados.

“El Acuerdo constituye el instrumento a través del cual la Unión Europea puede apoyar mejor el proceso de la modernización económica y social de Cuba. Es un marco para fomentar el desarrollo inclusivo y sostenible, fortalecer la democracia y el respeto de los derechos humanos (…)”, detalló.

Estados Unidos, Cuba y la Unión Europea

A partir de la noticia, no pocas interrogantes han surgido a propósito del posible impacto del nuevo gobierno de Estados Unidos, entre los más fuertes aliados de la Unión Europea, en la relación entre Cuba y la comunidad.

Sobre el tema, Federica Mogherini aseguró en conferencia de prensa inmediatamente después de la firma del Acuerdo, que la nueva presidencia estadounidense desde enero próximo “no afectará en forma alguna (la relación). (…) La Unión Europea tiene grandes preocupaciones sobre el efecto extraterritorial de las sanciones de Estados Unidos a Cuba (…). Pensamos que esto no es solo interés de la Isla y su gente, sino en nuestro caso es interés también de los europeos”.

Mogherini declaró que el Acuerdo representa “una declaración fuerte de nuestra parte sobre nuestro compromiso con trabajar con Cuba. Esto significa –para Cuba pero también para el Caribe y América Latina– una forma de decir: ‘Estamos aquí, y estamos para quedarnos. Somos amigos, somos socios; queremos trabajar juntos y vamos a trabajar juntos’”.

Por su parte, el canciller cubano dijo refiriéndose a lo que depare el nuevo gobierno estadounidense: “Nosotros esperaremos por los hechos para determinar la perspectiva de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, pero reitero la voluntad de nuestro país de continuar avanzando en su mejoramiento (…). Las relaciones entre Cuba y la Unión Europea felizmente no pasan por Washington”.

Derechos humanos en la mesa de diálogo

En su primer punto, la llamada Posición Común sostenía: “El objetivo de la Unión Europea en sus relaciones con Cuba es favorecer un proceso de transición hacia una democracia pluralista y el respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales”. Además, planteaba la necesidad de una “recuperación y mejora sostenibles del nivel de vida del pueblo cubano”, aunque no a través de medidas coercitivas que incrementaran las dificultades económicas de la población de la Isla.

Si bien sigue tratándose de un asunto sensible, ya ha comenzado un intercambio más fluido sobre él entre las partes. “Hemos tenido dos sesiones de diálogo sobre derechos humanos y estamos satisfechos porque han ocurrido en pleno respeto recíproco y hemos podido hablar sobre asuntos de ambos lados. Discutimos todo, como amigos, sin tabúes, desde una aproximación constructiva; y pienso que es el camino correcto”, comentó Mogherini.

Bruno se refirió al tema dentro de “áreas de profundas diferencias, fundamentalmente relacionadas con ámbitos políticos (…)”. Sin embargo, insistió en que esto “no restringe en absoluto la posibilidad de avanzar en los ámbitos de entendimiento y de terreno común”.

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