Agricultura y la línea roja del dólar con Cuba

Artemisa, Cuba. Foto: Ramón Espinosa / AP

Foto: Ramón Espinosa / AP.

Uruguay acaba de venderle a Cuba 30 mil toneladas de arroz. Es un negocio concreto, firmado y sellado, según informó la propia presidencia de ese país suramericano en su sitio web oficial. La noticia comenzó a circular mientras el ministro cubano de Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero, se encontraba en una gira de trabajo por EE. UU.

Su visita tendió nuevos puentes políticos, pero no cambia de golpe las dificultades financieras que inhiben las compras agrícolas de Cuba con su vecino del norte, las únicas autorizadas a pesar del bloqueo desde el año 2000.

Cualquier progreso real queda a la espera de acción por parte del Congreso o, tal vez, de un nuevo paquete de medidas conjuntas de los Departamentos de Comercio y Tesoro; además de ver en la práctica su aplicación final, más incierta aún. Hasta entonces, la comida Made in USA llega a Cuba con pagos adelantados, sin plazos y en cualquier moneda que no sea el dólar.

La autorización del uso del dólar en las transacciones internacionales ya está sobre el papel, pero es inefectivo. Otros cambios en materia financiera tampoco entran en vigor completamente, mientras el Consejo de Negocios EE. UU. de la Cámara de Comercio fija como la siguiente fase en la relación bilateral una mayor conectividad en el espacio de los servicios financieros, tanto para los visitantes de ese país como para sus empresas.

“A pesar de las regulaciones de EE. UU. autorizando el uso de tarjetas de crédito y débito en Cuba, pocos ciudadanos estadounidenses son capaces de emplearla en la práctica. Lo mismo ocurre para la extensión de crédito, con empresas de EE. UU. necesitando buscar métodos de financiamiento alternativo” escribió Jodi Bond, Vicepresidenta de la División para América Latina de la Cámara de Comercio norteamericano, una de las instituciones anfitrionas del ministro Rodríguez Rollero en Washington.

En el artículo publicado por el sitio oficial de la Cámara de Comercio de su país, Bond agrega que los bancos sienten “la incertidumbre alrededor del futuro de las sanciones de EE. UU.”  Persisten “preocupaciones acerca de los riesgos de cumplimiento asociados a los obstáculos actuales en las transacciones financieras y de procesamiento de pagos relacionados con Cuba”.

Un informe del Servicio de Investigaciones del Congreso cataloga esas dificultades como el principal inhibidor de las exportaciones a Cuba, a pesar de las ventajas logísticas que la geografía ofrece a su agroindustria en relación con cualquier isla del Caribe.

Los diplomáticos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba resumen que “a pesar de las medidas tomadas, persisten restricciones significativas a las exportaciones desde los EE. UU.” porque “no existen relaciones bancarias normales entre ambos países”, como expresaron en el comunicado hecho público tras la más reciente sesión de la Comisión Bilateral, el comité técnico encargado de cementar la normalización tras la apertura de las embajadas.

Borrar la línea roja del dólar en su comercio exterior es una de las primeras demandas presentadas por la Isla en las conversaciones con Estados Unidos, incluso antes del restablecimiento de relaciones. La medida llegó unos días antes de la visita del presidente Barack Obama en marzo pasado, pero sin trascender su publicación.

El Departamento de Agricultura de Washington advirtió en un reporte fechado en junio de 2015 cómo la falta de créditos comerciales provoca una desventaja para los exportadores estadounidenses. De nuevo, solo el Congreso puede modificar o eliminar las restricciones relacionadas a ventas de alimentos.

La empresa estadounidense Riceland Foods estima que los productores de arroz podrían recuperar entre el 20 y el 30 por ciento del mercado cubano en un período de dos años, después del desbloqueo. Por el Golfo de México bajarían entre 90 mil y 135 mil toneladas métricas con un valor de 40 o 60 millones de dólares.

Y eso no comenzaría en el día cero del desbloqueo, sino en un lapso pronosticado de veinticuatro meses: tiempo suficiente para que los agricultores vietnamitas o uruguayos vean varias cosechas crecer y zarpar rumbo al puerto del Mariel.

De todas formas, la misión principal de Rodríguez Rollero como ministro no es abrir el mercado cubano a los productores estadounidenses, sino revitalizar el campo cubano y reducir a la mitad la factura de compras alimenticias de su país en el exterior. En el arroz, el alimento top model de la normalización, tiene desde hace años su propio programa para sustituir importaciones.

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