Análisis sobre la estrategia económico-social aprobada por el Gobierno cubano (I)

Economistas y expertos cubanos opinan sobre la estrategia aprobada este 16 de julio por el Consejo de Ministros de Cuba

Foto: Alain López

Este 16 de julio, el Consejo de Ministros aprobó una estrategia económica con el fin de contrarrestar los efectos de la crisis económica que atraviesa Cuba, agudizada a consecuencia de la pandemia por el nuevo coronavirus, e impulsar la economía: “Estrategia económico-social para el impulso de la economía y el enfrentamiento a la crisis mundial provocada por la COVID-19”.

Según anunció en el programa Mesa Redonda el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, esta estrategia “se encamina a eliminar las trabas que accionan en la economía, pero manteniendo y defendiendo el concepto de planificación”.

Para la economista cubana Tamarys Lien Bahamonde, se pueden identificar nueve aspectos fundamentales en la estrategia planteada para enfrentar la crisis:

  1. Planificación centralizada;
  2. Sustitución de importaciones;
  3. Regulación de los mecanismos de mercado. (Para los no economistas, la planificación se orienta normalmente a corregir las distorsiones del mercado);
  4. Complementariedad de múltiples actores económicos: «cuentapropistas», cooperativas y sector estatal;
  5. Dinamizar la demanda interna;
  6. Autonomía del sector empresarial estatal;
  7. Implementar aspectos clave del redimensionamiento del sector no estatal. (Todavía no queda claro cuáles exactamente, aunque entre los cambios aparecen ideas como las posibilidades de exportar e importar);
  8. Competitividad (se incentiva a través de ahorro, eficiencia, y motivación para el trabajo) y
  9. Política ambiental activa.

Ha sido una demanda de economistas, diversos actores de la economía y en general de la sociedad cubana, la implementación de medidas contenidas en los “Lineamientos de la política económica y social”, aprobadas después de un amplio debate popular, en abril del 2011, en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. A casi 10 años de aquella decisión, el Consejo de Ministros ha aprobado volver al camino de algunas de ellas.

OnCuba ofrece las reflexiones de cinco reconocidos economistas y especialistas en el tema sobre la recién aprobada estrategia.

 

¿Cuál es su opinión en relación con la nueva estrategia económica planteada por el Gobierno cubano?

Julio Carranza: Las medidas que se han presentado no son las únicas necesarias, se supone que el proceso de reforma continúe, pero lo que se ha decidido es un importante paso en la dirección correcta, es parte de lo que varios economistas venimos proponiendo desde hace tiempo. Se ha priorizado la producción de alimentos, para la cual se flexibilizan y descentralizan las formas de producción y comercialización en la agricultura, se autorizan operaciones de comercio exterior a todos los agentes económicos, se comienza la reforma de la empresa estatal con mayor descentralización, se reconocerán jurídicamente las micro, pequeñas y medianas empresas con todas las formas de propiedad y gestión, incluyendo las privadas y cooperativas, etc. Todo esto es de gran importancia.

Juan Triana: Creo que es un volumen considerable de información, que obliga a una reflexión con más tiempo. Adelantaré algunas ideas:
No comparto que sea una nueva estrategia. En esencia, un porciento elevado de lo anunciado ya estaba expresado en los Lineamientos y los documentos aprobados en el último Congreso del Partido, a saber, la Conceptualización y el Plan 2030 , ejes y sectores estratégicos.

Creo que hay que distinguir algo: hay ideas anunciadas que tienen un carácter estratégico, otras responden más a coyunturas, lo cual no quiere decir que no sean importantes, solo que su impacto tiene otro alcance.

 En mi opinión, lo anunciado apunta a contribuir a incentivar la producción, la participación de todos los agentes de la economía nacional, a acercar a la empresa estatal a la vida real del mundo real y a permitir que los cubanos que viven en Cuba puedan desarrollar sus propios proyectos y tener éxito y contribuir a la vez con el país.

 Sin embargo, adelanto lo que he aprendido de este asunto de las estrategias: ponerlas a funcionar… es ahí donde está el verdadero reto. Lograr la coherencia imprescindible y la consistencia en su aplicación es el verdadero reto. Tiene costos y hay que estar dispuestos a asumirlos. El ritmo y la secuencia son decisivos la mayoría de las veces. Ese es otro gran reto.

 Pero bienvenidas las medidas, más allá de que la actual crisis ha servido de detonante, seguir posponiendo los cambios necesarios era inmanejable.

Mauricio de Miranda: En lo fundamental, los principios de la estrategia son correctos, de acuerdo con el modelo económico del país. El problema radica en su implementación, porque deben traducirse en medidas concretas que aseguren su cumplimiento o de lo contrario no pasarían de simples intenciones.

No entiendo por qué un principio de una estrategia tiene que ser implementar lo que ya había sido decidido. Así las cosas, declarar que es necesario “implementar” cuestiones ya decididas hace tiempo, tales como el “redimensionamiento” del sector estatal, aspectos relacionados con las “formas de gestión no estatal”, etc. nos lleva a preguntarnos ¿por qué no se ha hecho, a pesar de que estaba decidido?, ¿cómo se va a hacer? La realidad es que en esto se ha avanzado muy poco y nuevamente se anuncia la intención, pero no el cómo se va a implementar. Vale la pena mencionar que, en realidad, el llamado “redimensionamiento” del sector estatal (léase reducción de trabajadores, sobre todo en el sector presupuestario) se podría complementar con la potenciación de las formas no estatales de gestión, si es que se quiere evitar, como es de suponer, que miles de trabajadores se queden sin fuente de sustento.

Muchas de las nuevas medidas económicas las habíamos sugerido varios economistas desde hace mucho tiempo, pero como dice el dicho, “mejor tarde que nunca”. Sin embargo, no están todas las que son y algunas, en mi opinión, no son adecuadas.

Oniel Díaz: Aunque aún faltan por conocerse detalles sobre la implementación de esta, creo que la estrategia va en la dirección correcta de aprovechar la situación actual como punto de partida para enfrentar diversos problemas estructurales de la economía cubana, que llevan años sin una solución y que requieren ser resueltos para poder poner al país en la senda de la prosperidad. 

Tamarys L. Bahamonde: La estrategia no es esencialmente nueva, en el sentido de que incorpora elementos ya establecidos previamente en los Lineamientos del PCC, otras son medidas similares a las tomadas durante los 90 para amortiguar los efectos de la crisis y otras son reclamos de años de varios sectores académicos y del pueblo cubano.

Como primera aproximación a un plan que le permita al país salir de la crisis, la estrategia provee interesantes líneas de trabajo, necesarias desde hacía tiempo. Hay un elemento importante y es que está orientada hacia la búsqueda de un mejor aprovechamiento de las capacidades internas del país. No es una estrategia volcada hacia, ni que pretenda depender del sector externo, y eso es esencial en estos momentos de crisis pandémica y económica. Puede parecer una obviedad, pero la realidad es que Cuba ha trazado mayormente estrategias que se orientan hacia la obtención de divisas necesarias, y ello implica un necesario enfoque hacia “afuera”.

Se debe distinguir entre la estrategia y la política económica para entender lo que estamos enfrentando. Mientras la estrategia son líneas generales de dirección que muestran el camino a seguir, las políticas económicas te dicen cómo seguir ese camino. De estas últimas tenemos poca información hasta el momento. Para el escenario actual, es una estrategia acertada, que elimina obstáculos para abrirle paso a la participación más eficiente y efectiva de formas de propiedad diversas y múltiples actores en la economía. La intención de lograr la cooperación entre varias formas de propiedad y la autonomía de Gobiernos locales y la empresa estatal es positiva, sobre todo si se logra implementar en la práctica.

A su juicio, ¿cuáles son las medidas que mayor repercusión tendrán en la economía cubana? ¿Por qué?

Juan Triana: No he tenido tiempo de hacer un análisis con datos. Sin embargo, creo que propiciar la autonomía para que las empresas estatales sean realmente autónomas, impulsar el sector no estatal, el énfasis puesto en la pequeña y mediana empresa y una mayor apertura del sector externo a todas las formas de gestión pueden ser positivas. Reitero que el tiempo es decisivo y que en el cómo estará al menos el 50 % del éxito.

No hay tiempo para esperar mucho más por las regulaciones sobre pequeñas y medianas empresas (PYMES), Cuba necesita empleo, inversión nacional y producción. Además de que es algo muy conocido. Tampoco hay demasiado tiempo para darle otra connotación al trabajo por cuenta propia. Son, si empezamos a contar desde el año 90, 30 años de espera.

Esas tres medidas nombradas anteriormente son, a mi juicio, estratégicas. Si le sumamos lo concerniente a la exportación e importación, pues creo que el resultado es para bien.

Mauricio de Miranda: El Gobierno cubano adopta una serie de medidas económicas adecuadas, aunque algunas de ellas están pendientes de ser precisadas en su implementación, especialmente las que se relacionan con la creación de microempresas, pequeñas y medianas empresas tanto estatales como no estatales, las relacionadas con una reforma de la empresa estatal apuntando hacia su autonomía económica y operativa, la creación de mercados mayoristas (aunque no solo deberían crearse en MLC), y la flexibilización del trabajo por cuenta propia.

Tamarys L. Bahamonde: El impacto de estas medidas depende más de la forma en que se implementen que de la estrategia en sí misma. De inmediato se sentirá el alivio de la eliminación del gravamen impuesto al USD en la población con acceso a esta moneda. Sin embargo, los impactos significativos de las medidas no serán inmediatos, puesto que la mayor parte verá resultados en el mediano o largo plazo, en dependencia de la velocidad de implementación. La participación en la economía que propone la estrategia para las formas de propiedad no estatales  (cooperativas y PYMES esencialmente), es un paso determinante para el crecimiento económico del país. Es obvia, desde hace años, la limitación del Estado cubano para brindar determinados servicios con calidad y mantener simultáneamente el pleno empleo en la economía, por ejemplo. Esta medida puede aliviar en gran parte ese peso, a la vez que podrá tener un impacto positivo en el mejoramiento de la eficiencia, la competitividad y el ahorro. 

Cualquier ajuste que se realice a escala empresarial (privada, cooperativa o estatal) y de sector público verá sus resultados en la economía. Esos resultados serán positivos o negativos, en dependencia de los ajustes. Si, como se explicó, se impulsa la participación y cooperación de diversas formas de propiedad en la economía, y se combina esto con mayor autonomía en el sector privado y los Gobiernos locales, así como la flexibilidad para exportar/importar a los actores no estatales, se puede lograr, con la coherente proyección, integrar a estos actores en las estrategias de desarrollo de las comunidades y regiones. Ello podría tener repercusión positiva en muchas localidades, a la vez que alivia al Gobierno central del peso que conlleva ocuparse de cada una de las regiones del país.

Se impone, como se explicó, la creación de mercados mayoristas de insumos. Este reclamo no es exclusivo de los productores privados, sino de casi todos los actores económicos, y del pueblo. La presión que ejerce sobre el mercado minorista la satisfacción de las demandas de las PYMES y de los individuos con una limitada oferta se verá aliviada por esta vía y dejarán de competir pequeños empresarios e individuos por los mismos productos, que generalmente son de primera necesidad, como alimentos y aseo. Esta medida complementaría la flexibilidad para exportar/importar de esos mismos pequeños y medianos empresarios.

 

¿Cuáles son los principales obstáculos?

Julio Carranza: El mayor problema que veo es el desorden monetario con la circulación de tres monedas diferentes y las limitaciones por la inconvertibilidad del CUC. Aún no queda muy claro cómo operará todo esto y las consecuencias que tendrá en el corto plazo.

Es obvia la necesidad de estimular el ingreso de divisas al país en un momento muy tenso de la economía, consecuencia de la combinación de la crisis mundial por la pandemia, el reforzamiento del bloqueo y las ineficiencias de la economía interna. La apertura de tiendas en divisas y la eliminación del gravamen al dólar es parte de los incentivos para el ingreso de divisas al país.

Juan Triana: Más que obstáculos, pienso que habrá que desaprender y eso es algo bien difícil.
Quedan prejuicios muy arraigados sobre todo en segmentos intermedios de decisores. Hay, además, intereses creados que pueden ser dañados. La necesidad de una cultura del servicio, en especial de los servidores públicos, sigue siendo un gran obstáculo. Creo que hay también cuestiones bien concretas, señalaré una sola: todo lo que se ha anunciado requiere un sistema bancario moderno, ágil y eficiente. Estamos bien lejos de tenerlo. Pasa lo mismo con la tramitología de casi todo.
Nuevas cabezas, más que cambios de mente, nos hacen falta.
Hay que poner metas concretas: tiempo que debe durar un trámite de exportación o importación, tiempo de demora para abrir un nuevo negocio, etc. y lógicamente, incentivos. También es importante la transparencia: las tarifas de todos los servicios vinculados a comercio exterior y a trámites deben ser de dominio público.

Mauricio de Miranda: Cuba está encerrada en un círculo vicioso, por una parte, la producción no es suficiente para satisfacer las necesidades de consumo y por otra, la capacidad de compra de la mayor parte de la población a partir de sus ingresos relacionados con el trabajo resulta insuficiente para que, con esos ingresos, se puedan adquirir dichos bienes a los precios existentes. Este círculo vicioso no lo resuelven aumentos de salarios por decreto, sino que resulta imprescindible que los ingresos por el trabajo sean suficientes para asegurar la satisfacción de esas necesidades esenciales crecientes.

 El presidente de CIMEX dijo que las ventas de electrodomésticos y otros productos de “gama alta” habían superado las expectativas. Eso puede llevar a cuentas alegres equivocadas. La demanda interna no puede depender de las remesas, sino de los ingresos generados por la sociedad mediante el trabajo productivo. Lo otro sería construir una economía parasitaria, que necesita permanentemente de los flujos externos para poder funcionar porque es incapaz de sostener su sistema productivo doméstico. Entonces, para que la demanda interna juegue un papel dinamizador en la economía, es imprescindible que se creen las condiciones para que aumente el ingreso de la población mediante el trabajo.

Tamarys L. Bahamonde: Los obstáculos tradicionales relacionados con las líneas de créditos, los pagos de la deuda, el embargo/ bloqueo y las limitaciones que impone la crisis mundial, aunque no son nuevos, deben mencionarse y tenerse en cuenta, porque ralentizan hasta cierto punto la ejecución de muchas políticas públicas en Cuba. Ahora, independientemente de estos, nos queda analizar los obstáculos internos impuestos por nuestra cultura empresarial y nuestros diseños y procesos para administrar.

Las distorsiones financieras permanecerán en la economía. En ese sentido, pocos cambios, excepto la introducción del dólar en la circulación, han sido anunciados. Una tercera moneda incluye un nuevo reto para los ajustes económicos, para la equidad social y para las transacciones en general. Se entiende la necesidad de recaudar divisas en el país, pero también se debe contemplar la complejidad del nuevo escenario, y lo que significará para el entramado productivo y empresarial nacional. 

Para que esta estrategia funcione coherente y armónicamente, se impone el redimensionamiento del sector no estatal, con la revisión de las actividades autorizadas. En su lugar, es mucho más eficiente y socialmente coherente proteger sectores como la salud y la educación, mientras se establece una legislación que regule la participación de la empresa no estatal en la economía. La existencia de este listado de actividades ha profundizado la brecha social entre mujeres y hombres, por ejemplo, a la vez que ha marginado a los profesionales de casi todas las categorías de participar en ese sector, de mejor remuneración material, en muchos casos.

Cuando se habla de la planificación centralizada y el otorgamiento de mayor autonomía a los Gobiernos locales y las empresas estatales, de forma simultánea, hay que cuidar la implementación. Si esa planificación centralizada se realiza, como muchas veces hasta hoy, de espaldas a las leyes del mercado que operan en nuestra economía, y se le imponen medidas a Gobiernos locales y empresas estatales que no se ajustan a sus condiciones, potencialidades y/o necesidades, pues no se avanzará mucho. La planificación deberá contar con los actores económicos involucrados en su ejecución, para trazar sus estrategias políticas. Cuando hablamos de contar con esos actores, nos referimos a su participación directa en la toma de decisiones y en los diseños de políticas públicas.

Si importante es redimensionar el sector no estatal, tan importante como eso es el redimensionamiento del sector público. En primer lugar, será necesario para su coherente inserción y colaboración con el sector no estatal. En segundo lugar, la pretendida autonomía que se desea alcanzar en este sector será muy difícil si se mantienen estructuras de dirección burocratizadas, verticales y rígidas. No quedó claro cuáles serán las líneas en este sentido, pero para lograr autonomía, hay que transformar la actual empresa estatal de forma profunda, algo que no se va a lograr de un día para otro. Es necesaria la trasformación porque, de lo contrario, nuestra cultura de la lentitud, la burocracia y la ineficiencia permearán la estrategia y obstaculizarán su efectiva puesta en marcha. Por poner solo un ejemplo, la flexibilidad para exportar/importar que se desea otorgar a los actores económicos puede no tener impacto significativo si luego se requiere seguir un proceso burocrático complejo, lento y agónico, que desestimula a los implicados en el proceso, sobre todo a los que requerirán los servicios de las entidades estatales intermedias. Tampoco queda claro cuánto se pagará por esos servicios intermedios, y esos costos también influirán en el éxito de la medida.

 

¿Qué medidas urgentes faltarían, a su juicio, además de las tomadas ahora?

Juan Triana: Hay que modificar determinadas leyes y nuestro sistema fiscal. Con el que tenemos hoy, que tiene una filosofía recaudatoria, creo que los incentivos para fundar nuevas empresas no existen. Si los nuevos empresarios deben pagar el 50 % por encima de los 50 000 pesos cubanos, pues no creo que haya mucho estímulo a acumular e invertir. Sin dudas, haría falta acabar de promulgar una lista negativa de actividades en el ejercicio privado. Transparentar la contratación y el pago a los trabajadores cubanos empleados en empresas extranjeras es otra medida que podría ayudar a promover la Inversión Extranjera Directa (IED)

Mauricio de Miranda: Continúa dilatándose la solución del problema relativo a la multiplicidad de monedas (agravado ahora con la irrupción de MLC que, en tanto depósitos a la vista, son equivalentes a dinero en circulación) y de la multiplicidad de los tipos de cambio, que siguen generando distorsiones e incentivos negativos en la economía nacional.

La solución del tema monetario y cambiario no solo es de urgencia económica, sino también política. ¿Aceptará la población cubana que con estas medidas vuelve a ser marginada y diferenciada que esto se repita por otras décadas, porque la dirección del país sigue buscando enfrentar los problemas persistentes con fórmulas viejas, que demostraron su ineficacia a mediano y largo plazo?

Las condiciones actuales dejan sin efecto, en la práctica, el funcionamiento del CUC. No tiene sentido seguirlo emitiendo. De esta forma, el CUP recuperaría su condición de moneda nacional. Sin embargo, para que ello ocurra sin que se creen desequilibrios externos, parecería que la única opción sería devaluar sustancialmente su valor frente al dólar estadounidense o frente al euro. Esa devaluación, por otra parte, podría favorecer la producción nacional porque encarecería relativamente las importaciones y abarataría relativamente las exportaciones, tanto de bienes como de servicios.

Finalmente, falta un planteamiento integral que permita delinear una estrategia para el fomento de la producción industrial y agropecuaria, que modifique la actual cuasiparálisis y los serios problemas de eficiencia, productividad y competitividad de esos sectores.

Tamarys L. Bahamonde: Como paso inicial para la salida de la crisis, esta estrategia supone un grupo de actividades que cubren en cierta medida las urgencias de la economía. Al poner la producción de alimentos como prioridad, ya se establece una línea a seguir, esencial para la estrategia.

Entre las medidas de redimensionamiento del sector no estatal, como ya mencioné, es necesario ajustar la legislación cuando se apruebe la Ley de Empresas, esencial para avanzar con esta estrategia, y eliminar el listado de las actividades autorizadas a ejercer por cuenta propia. Este paso es imprescindible para avanzar hacia mayor equidad social y para mantener el objetivo del pleno empleo, a la vez que se desplaza mano de obra del sector público al no estatal, y se reducen las plantillas infladas en el sector público, lo cual puede tener un impacto positivo de mediano y largo plazo en el nivel salarial y en la motivación del trabajo, que puede repercutir positivamente en la productividad, típicamente deprimida en Cuba.

Los servicios ofertados por el sistema bancario cubano son limitados aún para la proyección que establece esta estrategia. Repensar formas de créditos y financiamientos alternativas, como la propuesta del Banco de Fomento Agrícola, mencionado en la Mesa Redonda, son tareas imprescindibles para cualquier estrategia. Esto, lógicamente, choca en estos momentos con las limitaciones financieras propias de la crisis. Aún así, se necesita abrir el abanico de oportunidades para los cubanos y cubanas que deseen participar en la economía y no cuenten con los fondos suficientes para ello.

 

En cuanto al sector privado, ¿cuáles son las medidas de mayor impacto y cuáles serían los próximos pasos necesarios?

Juan Triana: 
Creo que esta vez se le ha reconocido un protagonismo como nunca. El anuncio de la cercanía de una ley de PYMES; modificar la Ley de Cooperativas Agropecuarias e Industriales para que sean lo que deben ser y se liberen de la tutela ministerial son algunas de las medidas que deberán aparecer más temprano que tarde.

Mauricio de Miranda: Con el perfeccionamiento del sector no estatal, se pone fin al tan dilatado e incomprensible “experimento” de las cooperativas, lo cual hace suponer que se impulsará la creación de nuevas cooperativas no agropecuarias. Se anuncia una mayor flexibilidad y ampliación del trabajo por cuenta propia. ¿Se pasará del actual sistema de actividades económicas permitidas a uno en el que se permita todo lo que expresamente no se prohíbe?

Algo que incluso se hace en países con economías mixtas que funcionan adecuadamente es “regular el mercado”, lo cual se traduce en que el Estado debe adoptar reglas de juego estables, transparentes y claras que impidan, por ejemplo, la aparición de fenómenos indeseables tales como la formación de estructuras monopólicas u oligopólicas, o fenómenos de marcada desigualdad social, o una proliferación de la pobreza. Valdría la pena conocer cuáles son las medidas de “regulación indirecta” de las que habló el ministro, porque hasta ahora lo que ha predominado es el control por asfixia.

Resulta muy importante que se reconozca la necesaria complementariedad de lo que se denominan diversas formas de gestión para diferenciar entre las estatales y “no estatales” (privadas y cooperativas). Al mencionar la frase “todos juntos” esperaríamos que, finalmente, se le ponga fin a la tan manida estigmatización de los trabajadores por cuenta propia, así como de los negocios privados y sea reemplazada por el reconocimiento al papel positivo que todos podemos desempeñar en la superación de la crisis estructural actual, que ha sido agudizada por la pandemia, pero que tiene raíces y determinantes mucho más profundos que afectan la estructura misma del sistema económico. En consecuencia, la regulación “por métodos indirectos” debería conducir a un nuevo sistema de impuestos que estimule el desarrollo de las diversas actividades de producción de bienes y de servicios.

Oniel Díaz: En cuanto al sector privado, lo anunciado gira alrededor de tres ejes: (1) ampliar el trabajo por cuenta propia (TCP), lo que significará una flexibilización de los alcances de las licencias y seguramente la adición de nuevas actividades al listado de trabajos autorizados; (2) retomar el proceso de creación de las Cooperativas No Agropecuarias, una modalidad que tal vez el Gobierno reservará especialmente para actividades de interés estratégico y que aspira a que se realicen de una forma más «social» y no bajo los mecanismos de una empresa privada y (3) la constitución de las PYMES, sobre lo cual habrá que esperar para ver en qué tipo de actividades económicas serán permitidas y si, por ejemplo, se autorizan actividades de alto valor agregado realizadas por profesionales. Otra medida importante es la relacionada con el comercio exterior (importación y exportación). Su impacto dependerá mucho de la forma en que se implemente el funcionamiento del intermediario estatal. Todas son decisiones de alto impacto, largamente esperadas por el gremio.

Tamarys L. Bahamonde: La medida más inmediata que se impone para la implementación de esta estrategia, es, como mencioné, la aprobación de una Ley de Empresas que otorgue personalidad jurídica a las micro, pequeñas y medianas empresas cubanas. La personalidad jurídica será necesaria para los contratos entre privados y actores estatales, así como para la flexibilización de las exportaciones/importaciones. De la misma forma, regulará la contratación de fuerza de trabajo y los derechos y deberes de los trabajadores. El impulso y la necesidad de acudir a estas formas de propiedad no pueden venir acompañados del abandono de las necesidades y la desprotección de nuestros trabajadores. La equidad social y la sostenibilidad deberán mantenerse como objetivos primordiales en esta estrategia. No se trata de igualitarismo, sino de equidad.

Este sector se beneficiará, sin dudas, de la creación de los mercados mayoristas y de las posibilidades para importar/exportar, incluso de las nuevas opciones de integrarse al entramado productivo estatal. Esas medidas traerán retos nuevos para todos los actores implicados, como el respeto y cumplimiento de contratos, el establecimiento de mecanismos legales para demandas en caso de incumplimientos de alguna de las partes, y la actualización del sistema bancario para cobros y pagos entre empresas del estado y no estatales. Por otra parte, el sistema de la recaudación de impuestos en Cuba es arcaico y poco práctico. Tendrán que considerarse formas más eficientes para recaudar impuestos en la economía para evitar las evasiones fiscales y aumentar las recaudaciones.

 

¿Qué se puede esperar a corto y mediano plazo?

Julio Carranza: El panorama es complejo y quedan muchas preguntas por resolver, pero el Gobierno ha dado una señal clara de que se está moviendo con mayor audacia, lo cual está muy bien. Es obvio que no todos podrán asistir a las tiendas en divisas, como tampoco todos pueden comprar lo que traen los importadores informales desde Panamá y otros países, pero esas ventas en divisas en las nuevas tiendas permiten financiar otras operaciones para servicios y producciones de beneficio común. 

Las políticas sociales compensatorias son un elemento fundamental que el Gobierno mantiene como un principio irrenunciable. Insisto en que el panorama es muy complejo y hay que seguir de cerca el proceso.

Juan Triana: Coherencia, consistencia y transparencia.

Mauricio de Miranda: Una de las cuestiones que llama la atención fue la declaración del ministro de Economía de que estas medidas “llegaron para quedarse”. Uno de los mayores problemas de la organización económica cubana, sobre todo desde los años 80, ha sido que los cambios económicos se han producido en momentos de crisis muy aguda (y este tiempo lo es). Cuando esa profunda crisis se supera (sin que se llegue a una bonanza que en realidad no ha existido en las últimas seis décadas), entonces se paralizan las reformas, se fortalece la centralización y se refuerza la economía de “ordeno y mando”. La economía de “ordeno y mando” no tiene futuro promisorio, solo ha demostrado que es incapaz de promover el desarrollo y asegurar el bienestar de la sociedad.

Oniel Díaz: La situación para el sector privado, como para todos, sigue siendo muy dura. Han comenzado a reabrir los negocios, pero aún es muy temprano para establecer un escenario, ya que pueden estar beneficiándose de una cierta explosión de consumo reprimido durante estos meses. Pero una vez pasadas las primeras semanas, podremos ver claramente si se mantienen los ritmos de consumo de estos días y qué tipo de negocios logran mantenerse a flote en medio de la escasez generalizada de insumos. También veremos muchos negocios reacomodándose para insertarse con nuevos productos/servicios más cercanos a las necesidades principales del mercado nacional. La tasa de éxito dependerá de factores como la velocidad/efectividad de la implementación de los cambios anunciados o de un posible cambio de política hacia Cuba si una administración demócrata retoma la senda de la normalización, por mencionar algunos.

Tamarys L. Bahamonde: Esta estrategia combina elementos de corto plazo, como la eliminación del gravamen al USD en sus operaciones en Cuba, con otros de mediano y largo plazos, como la unificación monetaria, y el redimensionamiento del sector estatal y el no estatal. El impacto de estas medidas no será inmediato. Sobre todo porque estas son líneas generales de acción, pautas… Las políticas definen el alcance de esas pautas y cómo se lograrán esos objetivos.

Mucho de lo que podemos esperar lo he mencionado ya: una legislación que regule la participación de las formas no estatales de propiedad en la economía y su relación con el sector público, el redimensionamiento del sector estatal, y su ajuste a las necesidades de esta estrategia serían, desde mi perspectiva, de los más importantes.

Me llama la atención algo que apenas se ha tocado en las opiniones que ya he visto volcadas en redes sociales y otros espacios, y es el aspecto 8 de los enunciados por el viceprimer ministro Alejandro Gil Fernández: la competitividad. No la competitividad en sí misma, que debe ser un objetivo de política económica en todas las economías, sino los elementos de ahorro, eficiencia y motivación para el trabajo. De este último es del que quiero hablar. No se puede perder de vista el rol del individuo en cualquier estrategia que se diseñe. La motivación de los trabajadores pasa por múltiples componentes (se puede usar la pirámide de Maslow, si se desea), y esos componentes combinan satisfacción de necesidades psicológicas y materiales. Con las distorsiones financieras que implican tres monedas en circulación (que no serán corregidas en el corto plazo), las limitaciones de la economía cubana (agravadas con la crisis) y en medio de un proceso de reestructuración económica, sería interesante escuchar cuál es el rol de esos trabajadores en el proceso de ajuste. Insisto en esto, porque no se trata solo de resolver problemas de la economía en abstracto. Se trata de que esas medidas impacten a nuestros trabajadores de forma directa. De por sí, algunas como las ventas en USD profundizarán diferencias sociales, puede incluso que aumenten la brecha entre zonas urbanas y rurales, a pesar de la prioridad que se le da al sector agrícola. En ese potencial escenario, no se puede descuidar el objetivo de equidad social como parte del desarrollo sostenible que debe caracterizar a Cuba.

Nota:

* Las respuestas de Mauricio de Miranda son fragmentos de un trabajo más amplio. Se publican con el consentimiento expreso del autor.

 

Participantes

Julio Carranza

Doctor en Ciencias Económicas. Consejero Regional de la UNESCO para las Ciencias Sociales y Humanas en América Latina y el Caribe y docente universitario.

 

 

 

Juan Triana

Doctor en Ciencias Económicas y profesor titular del Centro de Estudios de la Economía Cubana. Es autor de varios libros sobre economía cubana y ha desarrollado una amplia obra sobre los problemas del desarrollo y el crecimiento económico.

 

 

 

Mauricio de Miranda

Doctor en Economía Internacional y Desarrollo. Profesor Titular del Departamento de Economía y Director del Centro de Estudios sobre la Cuenca del Pacífico de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali. Autor de numerosos textos sobre economía cubana.

 

 

Oniel Díaz

Máster en Relaciones Internacionales y diplomado en Comercio Exterior. Cofundador de AUGE Desarrollo de Negocios.

 

 

 

Tamarys Lien Bahamonde

Estudiante de doctorado en Políticas Públicas y Urbanismo en la University of Delaware. Máster en Desarrollo Local por la Universidad de Camagüey y Licenciada en Economía por la Universidad de la Habana.

 

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