Asociación Americana de la Soya quiere comercio abierto con Cuba

La distancia geográfica no representa un problema para los exportadores sudamericanos a la hora de exportar a Cuba sus productos agrícolas, mientras los agricultores de los Estados Unidos ven cómo las mercancías procedentes del hemisferio sur copan un mercado cercano a sus granjas, en un país al que no tienen acceso pleno por causa del bloqueo.

Ante esta desventaja, la Asociación Americana de la Soya (ASA) anunció la formación de una coalición nacional para liberalizar el comercio entre Cuba y los Estados Unidos, de acuerdo con lo que informó en un comunicado publicado en su sitio web.

Junto a los productores de soya, la nueva alianza contra el bloqueo cuenta con el apoyo de “prominentes miembros de la comunidad agrícola y alimenticia de los Estados Unidos“.

“Los miembros de la coalición creen que es tiempo de poner fin al bloqueo y permitir comercio abierto y futuras inversiones”, proclamó la organización, y agregó que “la ASA se involucrará activamente en trabajar para poner fin al bloqueo contra la Isla y normalizar las relaciones comerciales entre dos países que están solo a 90 millas de distancia y son socios comerciales naturales.”

El gremio de los cultivadores de soya ya recibió en junio de 2013 al Jefe de la Sección de Intereses de Cuba en la nación norteamericana, José Ramón Cabañas Rodríguez, quien les ofreció información sobre los “esfuerzos, desafíos y oportunidades que tienen lugar en Washington D.C. respecto a la política comercial de Estados Unidos contra Cuba.”

En 2010, la ASA publicó un comunicado saludando el voto del Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes para expandir las exportaciones y eliminar las restricciones de viaje hacia Cuba.

A través de las licencias otorgadas por el Departamento del Tesoro, Cuba compró 100 millones de dólares en soya a los agricultores estadounidenses, solo en el año 2013.

Sin embargo, el bloqueo económico y comercial de Estados Unidos contra la Isla fue recién renovado un año más por el presidente Barack Obama, a través de la Ley de Comercio con el Enemigo, un instrumento de guerra económica de los tiempos de la Primera Guerra Mundial.

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