El comercio exterior cubano: entre luces y sombras

El carácter abierto de la economía cubana y su dependencia externa condicionan que la evolución de sus relaciones comerciales sea una variable fundamental para explicar los problemas que enfrenta y evaluar las perspectivas futuras. Por tanto, resulta imprescindible conocer los retos que tiene el país en materia de comercio e inserción en la economía internacional para no cometer nuevos errores y evitar repetir algunos.

Incrementar el monto de las exportaciones de bienes y servicios, proceder a un cambio en la estructura material de las ventas externas e instrumentar de manera eficiente el proceso de reducción y sustitución de compras en mercados internacionales cada vez más complejos, de difícil acceso e impredecibles y volátiles en términos de precios, es una labor impostergable para Cuba.

Se dice fácil, pero este es un proceso complejo en el cual interactúan, en lo interno, fallas estructurales de un modelo excesivamente centralizado con problemas financieros y monetarios, de infraestructura y logísticos, insuficientes dinámicas internas propias de procesos económicos eficientes y sujetos económicos desvinculados, desmotivados y en ocasiones descalificados.

La siguiente tabla refleja los resultados de los intercambios de bienes y servicios con la singularidad de un balance global de comercio exterior superavitario (ingresos por exportaciones superiores a egresos por importaciones) determinado por el significativo excedente de las exportaciones netas de servicios profesionales cubanos hacia varios países en desarrollo.

Cuba: comercio exterior de bienes y servicios entre 2008-2013

(En millones de US $ corrientes)

Cuba: comercio exterior de bienes y servicios entre 2008-2013
Fuente: ONEI. Anuario Estadístico de Cuba, 2012, La Habana. Panorama Económico y Social de Cuba, 2013. Edición Abril 2014. (*) Los datos de exportaciones e importaciones de servicios son estimaciones de la autora.

Cuba cambió la desproporcionada concentración en la producción y exportación de azúcar y otros productos primarios por las exportaciones de servicios profesionales, que en los últimos años han aportado más del doble del total de ingresos por exportaciones de mercancías.

Sin lugar a dudas, esta transformación en el perfil de especialización internacional del país ha generado en el corto plazo importantes ingresos en divisas que han posibilitado enfrentar en mejores condiciones los compromisos externos, pero se percibe un bajo efecto multiplicador de estos ingresos sobre el sector productivo cubano, y se constatan preocupaciones justificadas acerca de la sostenibilidad a largo plazo de tales exportaciones.

La orientación geográfica del comercio exterior

Los diez principales socios comerciales de Cuba –en términos del comercio exterior total de bienes– son Venezuela, China, España, Canadá, Holanda, Brasil, México, Estados Unidos, Italia y Francia; en ese orden. Los tres primeros daban cuenta del 45,7 por ciento del total del comercio exterior cubano en 2007, y para 2012 habían elevado dicha participación hasta el 58,9 por ciento.

El mercado venezolano es el destino fundamental de las ventas externas cubanas y el más importante suministrador de mercancías para Cuba. En 2007 el intercambio total con este país representó el 19,6 por ciento del comercio exterior de bienes, pero en 2012 esta relación había escalado al 44,2 por ciento, lo cual refleja un alto nivel de concentración del comercio y origina una debilidad estructural que debe ser mitigada con estrategias de penetración y consolidación en otros mercados.

La importancia de las relaciones de Cuba con América Latina y el Caribe y, en particular, con sus socios estratégicos dentro y fuera del área queda lejos de cualquier duda razonable, sin embargo, resulta igualmente decisoria la política de mantener y fomentar los vínculos con otras áreas por razones económicas y también para consolidar espacios diversos y no incurrir en errores de sobre concentración como con el desaparecido Sistema Socialista de Europa del Este.

La inclusión de Estados Unidos dentro de los principales socios comerciales de Cuba puede llamar la atención a un lector no vinculado directamente a estos temas, pero se explica con sencillez y resultan evidentes las ventanas de oportunidad que representa el intercambio para cada una de las partes involucradas.

El comercio entre ambos países consiste esencialmente en la exportación de algunos alimentos a Cuba como resultado de una Enmienda consensuada bajo la administración del Presidente George W. Bush a la ley que regula las sanciones del comercio norteamericano con Cuba (TradeSanctionsReform and ExportEnhancementAct).

Como parte de la normativa vigente, Cuba debe pagar en efectivo al exportador estadounidense previo al embarque de los alimentos, pero desde 2009 se permite el pago en efectivo cuando la carga arriba a un puerto cubano, siempre antes de desembarcar la mercancía. Según expertos cubanos, Estados Unidos se ha convertido –a merced de esta excepción a las reglas del embargo– en el principal abastecedor a Cuba de alimentos como soya, pollo congelado, maíz, cerdo congelado, trigo y frijoles.

Las compras de productos agropecuarios y de alimentos por parte de Cuba a EE.UU. resultan muy ventajosas dados los menores costos en transporte y seguros, los precios más bajos y la elevada calidad de los productos que pudieran compensar los problemas de la oferta doméstica por los niveles deprimidos de producción agrícola interna. Sin embargo, un importante volumen de dificultades vinculadas al bloqueo, y la intransigencia política dificultan que el pueblo cubano y los agricultores norteamericanos se beneficien de este proceso.

Diversificar y convencer en la matriz de relaciones económicas externas

Otros elementos resultan significativos en el análisis de las relaciones comerciales de Cuba, entre estos destacan, además de la diversificación geográfica ya señalada y que puede ser expresada en los necesarios vínculos con la Unión Europea (UE) y otros países de Asia y África,el pago de las obligaciones financieras externas del país y el incremento de su credibilidad financiera.

La importancia del proceso actual de negociaciones con la UE para la economía y para la rearticulación y diversificación de la matriz de relaciones económicas externas de Cuba en el futuro mediato, resulta trascendental.

A pesar de la crisis en esa zona, más del 20 por ciento del total de exportaciones e importaciones cubanas de bienes, alrededor del 22 por ciento de los ingresos por turismo internacional y una parte importante de las inversiones y negocios conjuntos con empresas extranjeras en Cuba se ejecutan con contrapartes europeas.

La primera ronda de las negociaciones UE-Cuba concluyó el 30 de abril de 2014 en La Habana y, de acuerdo a lo planteado por las dos delegaciones, el encuentro constituyó un paso importante para la total normalización de los vínculos recíprocos. Como resultado, se estableció la hoja de ruta dentro de la cual se incluyen importantes temas económicos y comerciales.

Los vínculos con China resultan a todas luces insuficientes a pesar de los avances en los procesos negociadores en especial en materia de inversiones y financiamiento pero es un tema complejo que necesita, al menos, más espacio. Será en otra oportunidad junto al resto de las economías BRICS.

La difícil situación financiera externa cubana y en particular eventos negativos anteriores vinculados al no pago de sus obligaciones en materia de deuda ha sido uno de los elementos más manejados para deslegitimar la credibilidad financiera del país y elevar las primas de riego en los mercados internacionales de capital; no obstante, se han dado pasos positivos en los últimos años que apuntan a la recuperación de mercados de deuda y a la reanudación de negociaciones y entendimientos con los acreedores.

En los últimos tres años, Cuba reestructuró su deuda comercial con China, Japón, México y Rusia; con este último acreedor el acuerdo incluyó la condonación de un 90 por ciento de la deuda acumulada y se lograron recortes sustanciales a cambio de planes de pago. Algunos medios internacionales han señalado que Cuba ha expresado interés en una fórmula de renegociación con el Club de París que incluiría la condonación de parte de su deuda, el pago de otra en un período de 10 años, y el canje del resto por participaciones accionarias en empresas conjuntas, lo cual resulta muy importante para elevar la participación cubana en los flujos mundiales de inversión extranjera directa.

Se ha venido cumpliendo con el pago de las obligaciones de deudas reestructuradas y se ha normalizado la situación con las obligaciones en divisas que el Estado mantenía con suministradores extranjeros, lo cual, sin duda, implica una mayor credibilidad externa del país y abre puertas para acceder a los mercados internacionales.

Aun así, la sostenibilidad de un crecimiento que garantice las metas de prosperidad social que persigue el modelo cubano exige la consecución de un patrón de inserción internacional todavía no alcanzado que obliga a posponer los sueños, ojalá no demasiado.

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