El tabaco cubano pinta sobre lienzos

Foto: Sundred Suzarte

Foto: Sundred Suzarte

 

Considerado por todos como “el pintor del tabaco”, Milton Bernal ha devenido un artista cubano que no se detiene a la hora de buscar nuevas y tentadoras propuestas que lo sitúen a la cabeza de las artes plásticas en la Mayor de las Antillas.

Su mayor motivo es el retrato, aunque suele desplazarse cómodamente según los caprichos o la inspiración artística del momento. Su obra se impone con calidad y sabe conjugar la pintura con la artesanía a través de un proceso que no tiene rival en Cuba y requiere de mucho esfuerzo para obtener óptimos resultados.

En entrevista con OnCuba, este artista de formación autodidacto resaltó algunos aspectos de un trabajo que lo tiene ocupado la mayor parte del tiempo, y ha sabido posicionarlo en importantes escenarios de Cuba y el mundo.

¿Cómo surgió la idea de utilizar las hojas de tabaco en tu trabajo como artista plástico?

Yo empecé a trabajar como pintor de manera sostenida a partir del 2001, pero ya había tenido un antecedente previo que fue lo que me motivó a desarrollar el trabajo que he logrado hasta ahora.

Te explico: solía pintar sobre lienzo, a manera de hobby, y un día decidí participar en una especie de concurso denominado Wemilere, asociado a la cultura africana, en el municipio habanero de Guanabacoa. En esa ocasión me dieron uno de los premios de artes plásticas. Me otorgaron un diploma hecho sobre papel manufacturado que me llamó mucho la atención, pues contenía obras de arte. Aquello se me quedó grabado en la mente.

Por otra parte, yo siempre fui muy admirador del trabajo fotográfico de Joaquín Bless, considerado por muchos como el padre del desnudo en Cuba porque comenzó retratando prostitutas y terminó haciéndolo con gente de la alta aristocracia habanera. Nació en la segunda mitad del siglo XIX y vivió casi cien años.

Entonces me dije que si yo pintaba las fotografías de ese artista sobre ese papel, le daría un toque antiguo a mi trabajo. Comencé a hacerlo y a incrustarle, además, pétalos de flores. Desarrollé esa intención y un día me puse a conversar con un bioquímico que me comentó que se podían conservar hojas naturales del tabaco a través de un proceso químico que resguardaba la plasticidad y la pigmentación de las mismas. Entonces podría hacer óleos sobre papel manufacturado con incrustaciones de hoja de tabaco natural.

Ahora todos te llaman “el pintor del tabaco”.

Así es. Y eso me resultó un poco extraño al principio porque no pinto con el tabaco, sino que uso ese material como elemento de mi obra. En la calle la gente empezó a reconocerme de esa manera y ya es un nombre que tengo registrado, con su marca y diseño.

¿Cómo es el proceso creativo?

Yo dibujo sobre un papel que se sitúa en una tela de lienzo. Ese papel se humedece, se vuelve pulpa nuevamente, y voy incorporándole fragmentos de hojas de tabaco según mi intención o de acuerdo con el dibujo final al que quiero llegar. Voy texturizando la hoja de tabaco teniendo en cuenta la orientación de los pliegues de la obra. Incrusto el tabaco sobre la pulpa con un cilindro, y la pulpa se incrusta sobre el lienzo. Todo ello lo pongo a secar, y más tarde el papel sale, se despega de la tela de lienzo y llega el trabajo al óleo. Cada obra tiene, por tanto, dos momentos: uno de artesanía y otro de plástica. Hay una labor de artesanía que es la incrustación de la hoja de tabaco, y una labor de plástica que es la pintura propiamente.

Foto: Sundred Suzarte
Foto: Sundred Suzarte

¿Qué temas son los más abordados en tu trabajo?

Básicamente abordo el desnudo. Eso siempre ha sido algo que me ha llamado mucho la atención. El desnudo fue uno de los primeros motivos de inspiración del ser humano. Creo que es un tema muy recurrente en el arte, sobre todo con la figura femenina. Es una intención muy noble, muy bella.

¿Tus clientes te piden retratos?

Me piden retratos, específicamente. Casi siempre he trabajado con personas que han estado vinculadas al consumo del tabaco: tabaqueros o gente que lo consume, como los Robaina, así como con personalidades que se mueven en el mundo de la música, como Compay Segundo.

Pienso que el tabaco se ha movido siempre en muchos escenarios y es utilizado para múltiples usos por gente de todos los estratos sociales. El tabaco no discrimina y ha estado siempre muy vinculado al arte.

¿Dónde puede apreciarse tu trabajo?

En Cuba puede apreciarse en las casas del habano, aunque también vendo obras. Yo pertenezco al Fondo de Bienes Culturales y a la Asociación Cubana de Artesanos Artistas. A través de esas instituciones se puede comercializar mi trabajo.

¿Te resulta fácil adquirir la materia prima?

Es un poco complicado porque se trata de un trabajo que tiene un principio ecologista. El papel manufacturado se hace a partir de fibras de papel que ya no se usa, o sea, se recicla. Las hojas que empleo son aquellas que ya no sirven para cubrir el tabaco, pero no es muy fácil conseguirlas. Sin embargo, necesito muy pocas a veces para hacer una obra. En cada trabajo empleo una hoja o media hoja. A veces logro un buen resultado con un pedacito.

¿Cuántas obras tienes hasta el momento?

Mil obras, aproximadamente. He hecho exposiciones en alrededor de diez países del mundo. Mi trabajo se ha expuesto fundamentalmente en naciones europeas como Alemania, Rusia, Eslovaquia. En Austria es donde más fuerza he tenido. Allí dispongo de una exposición permanente en un centro comercial. También he estado en otros lugares como China y Panamá.

¿Y en Estados Unidos?

También. Allí tuve la oportunidad de exponer mis obras en importantes galerías de Miami. Estados Unidos es un país distinto, con sus particularidades. Mi obra ha sido acogida con mucho beneplácito y se ha comercializado bastante bien.

La primera vez que expuse allá fue en noviembre del 2014. La exhibición duró tres meses en una importantísima galería que se llama Cuba Ocho. Llegué a comercializar 25 obras de un total de 33. El precio máximo por cada una estuvo entre 2500 y 3 000 dólares. El montaje me costó 5 000.

Foto: Sundred Suzarte
Foto: Sundred Suzarte

¿Cómo llegaste a participar en los festivales del habano?

Yo llegué a los festivales del habano porque propuse mis obras, las cuales han sido seleccionadas siempre por una comisión. En cuatro ocasiones han sido subastadas y el dinero se ha empleado en la salud pública cubana.

Además de ti, ¿hay alguien en Cuba que haga un trabajo similar al tuyo?

No creo que además de mí haya alguien más que se dedique en Cuba a hacer este trabajo. Hay que tener interés y constancia porque, además, la hoja de tabaco se deteriora muy rápidamente fuera de su estado natural.

¿Tus obras requieren de cuidados específicos de conservación?

Las obras están dentro de dos cristales que permiten que no haya humedad y se mantengan a temperatura ambiente. He estado en lugares con temperaturas muy bajas o muy altas y los trabajos no se han deteriorado.

Resulta curioso que nunca estudiaste en una academia y logres un trabajo de buena calidad

La historia está plagada de artistas talentosos que nunca recibieron una educación en una escuela, pero la academia te da mucho taller y técnica. Yo habría logrado iguales o mejores resultados si hubiera asistido a una institución.

Normalmente la escuela te enseña el tecnicismo, pero la habilidad tienes que desarrollarla tú mismo. No obstante, yo he invertido muchísimo tiempo en estudiar de manera autodidacta. He leído sobre arte, técnicas de pintura, los materiales que se deben emplear.

Cuando una persona es autodidacta tiene la libertad de enfocar sus estudios hacia lo que más le interesa. En mi caso, he hecho múltiples investigaciones sobre el papel manufacturado, la estructura del tabaco, los tipos de hojas.

¿Consideras que tu trabajo está bien difundido en Cuba?

Mi obra no es muy difundida, y creo que en ocasiones se debe al estigma que se tiene en torno a lo nocivo del tabaco, a lo perjudicial para la salud de los seres humanos. Mi trabajo, lamentablemente, está permeado por esa realidad.

¿Qué crees que le falte a tu trabajo para ser superior?

Aunque me siento realizado en sentido general, creo que debo esforzarme más, emplear nuevas temáticas y usar formatos distintos porque el papel manufacturado requiere de bastidores que no me dan la libertad para trabajar en un formato más grande.

No obstante, sigo aprovechando al máximo las posibilidades que me ha dado la vida y poniendo mi talento en función del arte y la cultura cubana. En ese sentido me siento satisfecho.

Salir de la versión móvil