El regreso de las “posadas”

Por el Hotel Vento comenzará la reapertura de las "posadas" en La Habana. Foto: Eduardo González Martínez.

Por el Hotel Vento comenzará la reapertura de las "posadas" en La Habana. Foto: Eduardo González Martínez.

La Empresa Provincial de Alojamiento de La Habana se propone recuperar las “posadas”, como se conoce en Cuba a los moteles que alquilan habitaciones por horas para las parejas. La iniciativa pretende “diversificar las opciones para el amor” con tarifas asequibles al bolsillo de los cubanos.

Un reportaje publicado en el periódico Trabajadores, órgano de la Central de Trabajadores de Cuba, explica que en La Habana llegaron a existir decenas de establecimientos de este tipo, pero en la década de los 90, “ante muy evidentes carencias económicas”, casi todos fueron convertidos en viviendas para damnificados por huracanes.

“El resto, frente a la imposibilidad del más adecuado mantenimiento constructivo, sufrió un notable deterioro y poco a poco desaparecieron de la escena nacional las posadas”, recuerda el trabajo.

Ese vacío lo aprovecharon particulares que comenzaron a alquilar habitaciones por horas, y que en la actualidad, según Trabajadores, cobran el equivalente a 5 dólares “por tres horas de privacidad amorosa”.

La publicación reconoce que se trata de “una alta cifra para el cubano promedio”, pues el salario medio en la Isla equivale en la actualidad a 29,6 dólares en 2016, según datos oficiales divulgados en junio.

Los destinos del salario medio

“Ese es un servicio que ahora está en manos de particulares, quienes garantizan el espacio perdido por las famosas posadas. Creemos en la posibilidad real de retomarlo y desarrollarlo”, comentó el director de la Empresa Provincial de Alojamiento de La Habana, Alfonso Muñoz.

La propuesta privada, según detalla Trabajadores, ofrece “aire acondicionado, refrigerador, agua fría y caliente y un confort adecuado”, pero no incluye la cerveza o “el trago o botella de ron a precios estratosféricos, el llamado saladito y algún que otro aderezo para hacer más placentero el momento” y que deben pagarse aparte.

Confort, higiene y privacidad son fundamentales en este negocio, aseguran los arrendadores privados. Este aspecto, en opinión del periódico, “constituye un reto para el servicio estatal tanto en el precio que se establezca como el confort”.

Por el momento, la Empresa Provincial de Alojamiento iniciará el nuevo plan con una posada en el hotel Vento. Se trata de un edificio de dos plantas, de 16 habitaciones con baños, situado “a pocos metros de donde antaño existiera, precisamente, una conocida posada”, señaló Muñoz.

El servicio, que debe comenzar en septiembre, brindará a las parejas una habitación con aire acondicionado, televisor, refrigerador y teléfono, además de ofertas de restaurante y alimentos ligeros, de acuerdo a María Sterling, administradora del hotel.

“Los trabajadores están muy entusiasmados –señala Sterling, pues como cobramos por resultados seguramente aumentarán sus ingresos salariales.”

La posada de Vento también ofertará a las parejas servicio de restaurante. Foto: Trabajadores.
La posada de Vento también ofertará a las parejas servicio de restaurante. Foto: Trabajadores.

El plan de la empresa habanera es abrir más adelante otros alojamientos en La Habana: La Monumental, Edén Arriba, Edén Abajo y el hotel Ocho Vías.

“Pensar en diversificar las opciones para el amor no es algo traído por los pelos: es una realidad que atañe a todos y que no puede convertirse en un lujo”, sostiene el reportaje.

El autor del texto lamenta que para los habaneros que no poseen cuarto o casa propia, las opciones actuales para estar con una pareja pasan por “el hospedaje por horas, los parques, las escaleras oscuras, la playa y hasta el malecón”.

“Nuestro ánimo es recuperar ese demandado servicio, de gran impacto social y, sin duda, muy rentable. Lo principal es demostrar que estatalmente podemos cumplir con ese propósito, y aunque tenemos la seguridad de salir airosos, tampoco queremos crear falsas expectativas”, asegura Muñoz Chang.

La primera posada de Cuba, rememora Trabajadores, se llamó “Carabanchel” y abrió a finales del siglo XIX en el popular barrio de Centro Habana; después, los moteles proliferaron.

“A pesar de largas colas y las medidas de ‘camuflaje’ que algunos desarrollaban para no ser sorprendidos por ojos indiscretos, siempre la gran mayoría quería –o queríamos– ir al lugar, pues allí se iba a amar”, refiere el reportaje, que asegura que muchos cubanos recuerdan algo de las posadas, “ya sea aquel beso inolvidable, o el llamado del posadero indicando a los amantes que su tiempo había caducado.

“No solo garantizaban un final feliz para los ‘entresijos’ de las relaciones interpersonales, sino que constituían una opción para las parejas ante realidades que se iban acentuando en el país, especialmente la falta de vivienda, de ahí que nadie duda del beneficio de esos establecimientos, a los que incluso la tradición exigía mantenerlos”, concluye.

OnCuba / EFE

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