Guasasa, sin panes y casi sin peces

Foto: Claudio Peláez Sordo

Foto: Claudio Peláez Sordo

Al sur de la Ciénaga de Zapata tropezamos con Guasasa, pueblo que las personas dejaron de llamarlo por su nombre originario Caleta la Guasa. El camino hacia este batey comienza justo donde termina el pavimento y se encuentra el último centro turístico cenaguero. A partir de ahí kilómetros de terraplén nos llevan hasta un gentío esencialmente pesquero, noble, humilde, que ansía ciclones que revuelvan el mar aunque sus frágiles casas deban enfrentar los fuertes vientos.

No viven solo de la pesca. También cazan, cultivan. Pero del monte como del mar cada vez obtienen menos frutos. Llevan años esperando por tener corriente eléctrica las 24 horas, pero aún se mantienen con diez horas al día. Cada vez tienen más razones para partir del batey que los vio nacer.

Los de avanzada edad se resisten pues tienen un pueblo mejor que el de antes, pero quienes crecen viendo y escuchando del desarrollo de pueblos tan cercanos como Playa Girón o Playa Larga no dudan en zarpar sin el bote de sus progenitores. A menos que su poco de fe les traiga más que pescado.

 

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