“Queremos una bahía para los habaneros”

Foto: Luis Manuel Ruiz Morales.

Foto: Luis Manuel Ruiz Morales.

Un paseo marítimo flotante que conecte varias partes de la Bahía de La Habana, nuevas lanchitas de Regla y Casablanca, una galería de arte, y un gran portal en el edificio Sierra Maestra, forman parte del proyecto del Plan Maestro de la Oficina del Historiador de la Ciudad, presentado por el ingeniero Kiovet Sánchez en la Casa de las Tejas Verdes de Miramar.

“Pero no hay dinero”, dice Kiovet a propósito de esos proyectos postergados. La Habana cumple 500 años en 2019 y el cúmulo de investigaciones desarrolladas por arquitectos y profesionales de varias ramas parece esta condenado al engavetamiento.

“No es que no se les haga caso a estas investigaciones –dice– lo que sucede es que de la teoría a la práctica los giros pueden ser de 180 grados”.

“De conjunto con Planificación Física hemos emprendido investigaciones integrales con equipos multidisciplinarios para obtener avances sobre el Plan de Manejo de la Zona de Protección Bahía de La Habana. Además creamos importantes alianzas con el Grupo Integral de Desarrollo, la Facultad de Arquitectura, el Instituto de Historia y también hemos desarrollado dos talleres con expertos internacionales que han trabajado los puertos de Rotterdam, Ámsterdam, Génova, Hamburgo, Barcelona, entre otros. La Unión Europea nos apoyó financieramente en la creación de una cartografía”, cuenta.

Conferencia sobre el Plan de Manejo de la Zona de Protección Bahía de La Habana imaprtida por el ingeniero Kiovet Sánchez, de la Oficina del Historiador. Foto: Luis Manuel Ruiz Morales.
Conferencia sobre el Plan de Manejo de la Zona de Protección Bahía de La Habana imaprtida por el ingeniero Kiovet Sánchez, de la Oficina del Historiador de la Ciudad. Foto: Luis Manuel Ruiz Morales.

No obstante, las investigaciones han permitido desarrollar una aplicación web que, según explicó el ingeniero, permite a los especialistas del Plan Maestro conectarse desde los distintos departamentos (arqueológico, arquitectónico) para intercambiar y obtener información sobre los bienes inventariados, entre los que sobresale el dique seco de Casablanca, uno de los más grandes del Caribe.

Actualmente el departamento de Arqueología está levantando la cortina de mar de La Muralla, dijo el ingeniero, y se está haciendo un corte cercano al Castillo de la Real Fuerza para determinar dónde están los restos significativos, “porque hay que tener precauciones ante el desarrollo de cualquier obra constructiva”.

Como resultado palpable, estos proyectistas cuentan con el Atlas del Patrimonio Cultural de la bahía y planean construir un catálogo de olores que permita comprender los niveles de contaminación de las aguas, aunque muy poco han podido hacer a favor del saneamiento del puerto o contra la existencia de una refinería de petróleo en la zona protegida.

Ingeniero Kiovet Sánchez. Foto: Luis Manuel Ruiz Morales.
Ingeniero Kiovet Sánchez. Foto: Luis Manuel Ruiz Morales.

La creación del Atlas del Patrimonio Cultural permite al proyecto “inventariar todos los bienes patrimoniales de la bahía, determinar cuáles están en peligro, clasificar las zonas y distinguirlas: pantanosas, marismas, manglares, o tierra firme, lo cual resulta clave a la hora de emprender construcciones”, explica Kiovet.

“No queremos una bahía para los turistas, queremos una bahía para los habaneros que sea atractiva para los turistas”, precisa el ingeniero, quien augura beneficios en el transporte público marítimo que conecta a Casablanca y Regla con La Habana Vieja.

Pero hablar hoy día del paisaje marítimo habanero hace pensar en cruceros cargados de turistas que entran y salen del otrora Puerto Carenas: “En lugar de aquellos barcos grises de carga que antes entraban, ahora vemos arribar a nuestro puerto barcos blancos. Aquellos fueron desplazados para el puerto de Mariel, convertido en Zona Especial de Desarrollo abierta al capital extranjero”.

¿Son beneficiosos los cruceros para la economía cubana? El ingeniero responde que “es mucho mayor el impacto negativo que el positivo”. Para los citadinos ya es “normal” que entren con notable frecuencia los cruceros a la bahía habanera –contaminada en un 60 por ciento según Kiovet–, y la inscripción MSC Opera les es bastante familiar. Se trata, según el sitio TodoCruceros, del segundo buque de nueva construcción de MSC Cruceros, junto con el Lirica, y uno de los favoritos de los clientes más usuales de la compañía italiana.

Estos barcos blancos que se pasean por el litoral habanero, de calado más pequeño pero 360 metros de largo, 59 mil TRB de tonelaje, capacidad para 2055 pasajeros y unos 800 tripulantes, son comparables a dos edificios juntos de 14 plantas, lo cual interfiere directamente en el entorno citadino. La propuesta del Plan Maestro es, cuenta Kiovet, desplazar la entrada de los cruceros hacia partes más periféricas de la bahía, para no irrumpir violentamente en el entorno de la urbe maravilla 2016.

Atrás quedará la sombra de una lanchita vintage cuyo rumbo más de una vez fue desviado hacia la Florida, con viento norte.

Crucero Armonia de la compañía MSC Cruceros en La Habana. Foto: Luis Manuel Ruiz Morales.
Foto: Luis Manuel Ruiz Morales.

 

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