El fin de la doble moneda según el economista Pavel Vidal

Usted tal vez jamás haya leído o escuchado hablar acerca del Comité de Política Monetaria del Banco Central de Cuba. Sin embargo, el trabajo de sus especialistas determinaba el poder adquisitivo de millones de cubanos. En el pasado, los resultados de las deliberaciones de este comité decidían cuántos pesos cubanos costaba un dólar o un peso convertible (CUC), según fuera el caso.

El Comité de Política Monetaria era la institución encargada de fijar periódicamente la tasa de cambio vigente en las Casas de Cambio (CADECA) entre 1994 y 2001, cuando el valor de las divisas en Cuba fluctuaba. Más tarde, el 18 de marzo de 2005, fue la entidad que colocó el valor entre el peso cubano y su “hermano”, el peso convertible: una relación de 25 por 1, la vigente en el momento en que se publican estas líneas.

El Doctor en Ciencias Económicas Pavel Vidal trabajó como especialista del comité en cuestión durante varios años. Desde su puesto de trabajo vio cómo el dólarllegó a valer 20 pesos; luego su devaluación tras los atentados del 11 de septiembre y su última recuperación.

Vidal es una de las personas que más ha escrito sobre el tema de la dualidad monetaria, así como del misterio que la acompaña: el camino a su eliminación.

En 2011 concedió una entrevista sobre el tema al canal teleSUR, que se encuentra disponible en YouTube.[1] Entonces comentó que “con dos tipos de cambio no se puede eliminar la doble moneda. Hay que lograr una convergencia de los tipos de cambio, para después pensar en eliminar la doble moneda.”

La ahora tan mencionada unificación cambiaria siempre aparecería en los textos de Vidal como la piedra angular de la cuestión. Las monedas nacionales de Cuba tienen dos tasas de cambio: una para las empresas, un peso cubano por un CUC; y otra para la población, de 25 pesos cubanos por ese mismo CUC.

En 2008 Vidal ya había descrito esa solución básica, repitiendo una tesis que es una constante en sus textos: “Para eliminar la dualidad monetaria se requiere tener primero un régimen cambiario único.” Desde hace mucho tiempo, este economista ha repetido esa idea como si fuera un sermón, en cuanta publicación sobre el tema haya hecho.

Él propone en sus textos un camino con cuatro momentos: devaluar el tipo de cambio del peso cubano en el sector empresarial, y luego unificar el tipo de cambio empresarial con el tipo de cambio de la población. Tras esta medida, el tercer paso sería pasar a pesos cubanos los mercados minoristas que funcionan en pesos convertibles y las cuentas bancarias de la población.

Finalmente, se trasladarían a pesos cubanos las cuentas corrientes de las instituciones que manejan pesos convertibles, para posteriormente darle convertibilidad al peso cubano en el sector empresarial.

En 2012, Pavel Vidal pronosticó que la unificación monetaria podría ocurrir “en la forma de un proceso planificado de lenta devaluación del peso cubano en el sistema empresarial.” Tal y como anunció la nota oficial del 22 de octubre de 2013.

Pero lo más difícil no será unificar o eliminar el peso condenado a muerte, sino determinar el precio en que ocurrirá todo eso. Este economista escribió que “un aspecto crítico es saber hasta dónde llegar con la devaluación de la tasa de cambio oficial, en qué punto se va a encontrar con la tasa de cambio en Cadeca, es decir, cuál es la tasa de cambio de equilibrio.”

“La tasa de 24 pesos por un peso convertible en las casas de cambio tampoco es la de equilibrio, ya que a este mercado no concurren toda la oferta y la demanda de divisas del país” explica Vidal en un ensayo publicado en la revista Nueva Sociedad, en el año 2008.

Comparando el fin de la doble moneda con la desdolarización de la economía cubana, ocurrida en el 2003, sostuvo que, en ese momento, la tasa del cambio del peso convertible con respecto a la divisa estadounidense “estaba acorde con los fundamentos de la economía real y el equilibrio entre la cantidad de CUC en circulación y los ingresos y reservas internacionales del país.”

Entonces, la tasa post-doble moneda del peso cubano debería responder a esas mismas características que permitieron sustituir al dólar por el CUC: debe existir una armonía entre la moneda nacional única de la Isla y la economía real, más los ingresos y reservas en divisas extranjeras de lo que dispone el país.

El Banco Central de Cuba comparte el criterio de Vidal y lo expresa oficialmente en su sitio web, al afirmar que la solución a la situación de la doble moneda está vinculada “al crecimiento de la economía del país, al incremento de financiamiento del déficit por Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, sobre todo a mediano y largo plazo, y al incremento de las Reservas Internacionales a niveles aceptables.”

Los textos de este experto afirman que la unificación de las tasas de cambio tendría lugar por debajo del precio vigente en CADECA, algo que beneficiaría a la población. Pero esa afirmación fue hecha en un momento en que la economía de la Isla experimentaba un rápido crecimiento, entre 2005 y 2008.

OnCuba hizo contacto con Vidal en los días posteriores al anuncio del inicio del proceso de unificación monetaria, para preguntarle si todavía creía posible que la fusión de las tasas cambiarias ocurriera por debajo del precio de CADECA. Dio una respuesta escueta: “Creo que estará muy cerca de 24.”

Las coincidencias entre la nota oficial de la doble moneda y los textos de Pavel Vidal indican que el misterio del fin de la dualidad cambiaria y monetaria radica más en un cuándo y no en el cómo.

Los pasos del cronograma de unificación han circulado durante años en los textos publicados por diferentes economistas cubanos. Ahora queda por ver en qué orden van a ocurrir y en qué momento, aunque no sería extraño que, una vez más, Pavel Vidal tuviera la razón y la unificación ocurra tal y como previo en sus artículos.

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