El hombre que peinó a la virgen

Peluquero de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre

Zenon Bizarro, hombre que le arregló el cabello a la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre

A los 72 años, Zenón Bizarro San Miguel no busca descansar. Lo esperan cada día a la puerta de su casa, barrio residencial de Sueño, Santiago de Cuba. Vienen de la ciudad, del oriente, de cualquier geografía. Todos quieren ponerse en sus manos.

Tomó la tijera por vez primera en Manhattam, Estados Unidos, adonde había ido a pasar una temporada con sus tíos Margarita y Benito. Graduado de barbero y peluquero regresó a su casa, en el histórico 1959. Tenía apenas 17 años… y desde entonces comenzó a tejer su leyenda.

Al revisitar esos primeros momentos afirma que  “la clientela vino sola”, pero la verdad es que el joven había comenzado a derramar su duende por doquier. Poseedor de una singular capacidad comunicativa y un infatigable afán de superación, poco a poco, su estilo devino marca de calidad.

A finales de los ochenta, integró el equipo de Cuba a la Copa de la Amistad que reunió en La Habana a los mejores estilistas del otrora campo socialista. Una preparación exigente lo llevó a la medalla de bronce y a una mención. Ese camino de intercambio profesional, lo ha sabido recorrer con notable éxito. En  2004 recibió el Premio Juan Gómez*, instituido para los mejores especialistas de su tipo en el país por la obra de la vida y estimulado por el proyecto ArteCorte que dirige el emprendedor Gilberto Valladares, “Papito”, en  La Habana Vieja.

Sangre gallega y vasca circula por sus venas; pero es un cubano como el que más. Cuba es su irrenunciable aliento. Padre de tres hijos, es capaz de leer el menor ademán ante el espejo. El corte y arreglo del cabello es para él, más que un medio de vida, una filosofía, un sacerdocio.

Hubiera podido tener el salón más lujoso de la ciudad, pero prefiere el más humano. Todo el que toca a su puerta es atendido, aun si llega con el bolsillo flaco. Ha entregado sus conocimientos a manos llenas durante generaciones, sin esperar otra recompensa que la fidelidad a la profesión. El documental Mito de un estilo (Pedro Rodríguez Méndez, 2008) en solo dieciocho  minutos, retrata esa nobleza.

Su paso como profesor y estilista en la Escuela de Peluquería o en los salones de Quisqueya y Praga, suma una cifra impresionante de experiencias; pero ninguna como aquella petición de arreglar una imagen: “Yo no soy restaurador”, contestó con su habitual sinceridad; pero cuando tiempo después vio abrirse la portezuela del auto de Monseñor Pedro Meurice, arzobispo de Santiago de Cuba; cuando torcieron rumbo al  mítico poblado de El Cobre, lo confirmó todo.

La mano divina

La Virgen de la Caridad del Cobre fue hallada en los albores del siglo XVII en la bahía de Nipe, norte oriental de la Mayor de las Antillas. Ante ella se inclinaron indios, negros y españoles. Ante su imagen juraron veteranos de la independencia en el diecinueve y rebeldes del veinte. Ante ella se hincan hoy miles de cubanos de todas partes. Valga apuntar que el escritor norteamericano Ernest Hemingway le ofrendó la medalla acreditativa del Premio Nobel que ganara en 1954.

Virgen de la Caridad del Cobre
Imagen de la Virgen en El Cobre, Santiago de Cuba.

En  1982, la imagen de la Patrona de Cuba se sometió a una restauración encabezada por el especialista Francisco Figueroa Marrero. Que escogieran a Zenón para encargarse del cabello, no fue obra del azar. Cabezas ilustres del mundo del arte, la ciencia, la política… han pasado por sus manos, de manera eventual o regular.

“Me impresionó mucho ver una imagen tan venerada frente a mí, pequeña, hermosa, con unas varillas de la cintura hacia abajo”, cuenta. Contempló el pelo apelmazado, compacto. El tiempo había hecho lo suyo, y el estilista enseguida supo qué caminos tomar.

Debía cubrir dieciocho centímetros de circunferencia. Las hebras fueron trenzadas en forma de cortina. Con primoroso cuidado fue confeccionada la nueva peluca, con primoroso cuidado la depositó en la sagrada cabeza. Escogió pelo humano de color castaño y con ciertas ondulaciones. Tampoco fue casualidad.

El artista lo había atesorado para una ocasión especial y ninguna mejor que esta. No solo era hermoso y se mantenía en excelentes condiciones, sino que debía ser fiel al espíritu de una imagen arraigada profundamente en el ser cubano, a la mixtura de su pueblo y a su distinción. Nada más coherente: “Cachita”, como llaman familiarmente a la virgen, exhibe el cabello de una cubana de estos tiempos.

El acontecimiento podría ser la corona de cualquier carrera. Está referido incluso en el libro La Virgen de la Caridad del Cobre, símbolo de cubanía,  de la doctora Olga Portuondo Zúñiga; mas Zenón Bizarro San Miguel se lo ha tomado con calma, con discreción. La grandeza no se pregona.

“Lo que más me emociona es la gente de a pie, que camina bajo el sol para su casa, que muchas veces sabe muy poco de peluquería o de algo parecido; pero que es capaz de detenerse un momento para decirme que le gustó algo que hice, algo donde puse mi mano. No tengo como agradecer el cariño de Santiago. Ese es mi verdadero premio”.

 

Nota:

*  Juan Gómez fue el primer cirujano-barbero nombrado por el Cabildo de la Villa de La Habana en 1552. En esos tiempos, el corte de cabello y el oficio de dentista solían descansar en la misma persona.

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