El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba (Minrex) negó este martes las acusaciones de la opositora venezolana María Corina Machado sobre la presunta implicación de Cuba en la represión de las protestas opositoras en Venezuela.
En su réplica, la cancillería de la isla calificó a Machado de “promotora de mentiras” y “personera de las oligarquías” y de “los intereses” de Estados Unidos, aunque sin mencionar directamente su nombre.
“El desespero para esconder el fracaso de los planes golpistas en Venezuela ha llevado a una personera de las oligarquías y de los intereses geoestratégicos estadounidenses a intentar engañar a la opinión pública con acusaciones falsas y malintencionadas, que pretenden implicar al Estado cubano en presuntas prácticas de represión, espionaje, persecución y tortura en ese país”, apunta la declaración del Minrex.
El comunicado responde a declaraciones de la líder de la oposición venezolana, cuatro días después de que esta dijese en una entrevista con el periodista mexicano León Krauze que la isla “ha tenido una incidencia” en “métodos de represión, de persecución, de espionaje y de tortura” en Venezuela.
“Hay serias denuncias de organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales en esta materia. Varias de las víctimas han reportado los abusos cometidos [por cubanos] y hemos visto cosas verdaderamente desalmadas en estos últimos días”, apuntó Machado.
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Al respecto, el Minrex señaló que “una vez más, la invención y el delirio cobran vida en la construcción de una matriz de mentiras contra Cuba” y dijo que no es la isla “quien interfiere” en otras naciones.
“No es Cuba quien lanza una campaña mediática para socavar la institucionalidad venezolana, poniendo en riesgo la vida de miles de personas y desconociendo la voluntad de la mayoría”, aseguró la cancillería, que considera como ganador de las elecciones al presidente Nicolás Maduro, a contrapelo de la oposición mayoritaria y diversos gobiernos y organizaciones que consideran triunfador al candidato opositor Edmundo González.
Rechazo “enfático” y acusaciones a EEUU
El Minrex reiteró, como hizo en declaraciones previas sobre la actual crisis venezolana, que “quienes intentan imponer calumnias sobre Cuba son los mismos que apoyan y practican la intromisión, la manipulación y el estímulo a la violencia”.
En su réplica a Machado defendió igualmente al Gobierno de Maduro, acusado de reprimir las protestas opositoras tras las elecciones, y volvió a cargar contra Washington, a quien responsabiliza de hechos represivos y golpes en Latinoamérica y de estar detrás de las manifestaciones en Venezuela.
“Conoce bien la oligarquía venezolana, que la Revolución Bolivariana puso fin a décadas de torturas, desapariciones forzadas y asesinatos. Por otro lado, los irresponsables falseadores de la realidad hacen caso omiso de las abultadas prácticas de injerencia y represión de sus mentores, los Estados Unidos de América”, afirma la comunicación.
“Cuba rechaza enfáticamente las falsedades que se fabrican para reforzar la política de acoso de varios gobiernos estadounidenses”, señaló la cancillería.
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Según el propio Gobierno venezolano, las protestas postelectorales han dejado más de 2400 detenidos y 25 fallecidos.
La oposición ha proclamado en las calles el triunfo de Edmundo González y ha pedido la salida de Maduro del poder, en tanto el chavismo también ha reunido a sus seguidores para apoyar al mandatario, ganador de los comicios según el Consejo Nacional Electoral (CNE), aunque sin hacer públicas las actas que demostrarían su victoria.
En cambio, la oposición mayoritaria asegura haber reunido más del 80 % de estos documentos, los que demostrarían un amplio éxito de su candidato en las urnas. Esas actas, publicadas en internet y consultadas por medios y organizaciones internacionales, no son reconocidas por el Gobierno.
La crisis postelectoral no parece tener aún una salida clara, sin la publicación de las actas oficiales y con el Tribunal Supremo analizando aún el proceso a petición de Maduro. Mientras, chavismo y oposición se atrincheran en sus posturas y no aceptan el presunto triunfo de la otra parte ni la posibilidad de nuevas elecciones, sugeridas por los gobiernos de Brasil y Colombia.