Europa y Cuba en el plano político estimulan negocios

Bruno Rodríguez y Federica Mogherini

Una nueva etapa en las relaciones bilaterales entre Cuba y Europa acaba de ser lanzada justo en el momento en que no cesan de llegar delegaciones empresariales del viejo continente para explorar oportunidades de negocios en Cuba.

Más que propicias para los negocios son las “excelentes” y “sumamente provechosas” visitas a Francia, Luxemburgo, Bélgica y Holanda que realizara en días recientes el ministro cubano de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla.

Las estancias del canciller fueron, ante todo, una mano tendida hacia varios de los gobiernos europeos que más han apoyado el cambio de postura hacia Cuba. Además, en menos de cinco días el ministro cubano y sus contrapartes europeos continuaron claveteando el ataúd de la Posición Común; esa decisión comunitaria todavía vigente que condiciona cualquier diálogo a concesiones políticas por parte de Cuba.

Las entrelíneas diplomáticas aseguran que el viaje de Rodríguez Parrilla se decidió apenas unas semanas atrás, en marzo, luego de que la jefa de la diplomacia europea desembarcó en La Habana. En esa fecha, Federica Mogherini vino a ponerle cuerpo a la voluntad del bloque de redactar en breve el Acuerdo Para de Diálogo Político y Cooperación con Cuba, único país de América Latina pendiente de firmarlo.

La presencia en La Habana de la funcionaria por entonces fue la mejor manera de decir “queremos que haya pronto un acuerdo”, luego de que la tercera ronda de negociación del documento dejó avances, pero al parecer no los esperados por los europeos.

El debate se ralentizó cuando se vieron de frente las diferentes y a veces diametralmente opuestas interpretaciones de los instrumentos internacionales que regulan la protección de los Derechos Humanos. Y la ronda concluyó sin cita precisa para el siguiente encuentro.

Esta reciente gira del ministro cubano complementa la acción de Mogherini, a tal punto que juntos definieron para junio el momento de sentarse a hablar sobre los “polémicos” derechos y establecieron también el umbral de diciembre próximo como meta para la redacción del Acuerdo.

Esta distensión diplomática llega en el momento adecuado para brindar seguridades al comercio bilateral, el área donde más han avanzado europeos y cubanos y que justo ahora redefine sus posiciones, a la luz de la nueva política del presidente norteamericano hacia Cuba.

Europa cuenta con la ventaja comparativa de llevar 25 años en el archipiélago, pero no quiere perder terreno y si es posible, procura aprovechar la confianza ganada para posicionarse mejor frente a los potenciales competidores provenientes de Estados Unidos.

Aunque para el presidente del Consejo Holandés para la Promoción del Comercio, Jochum Haakma, no se debe mirar acercamiento con tanta polarización: “Todo lo que beneficie es bienvenido. Nosotros hemos puesto mucho esfuerzo en la relación con Cuba por muchos años y ahora la situación parece estar un poco más positiva. La parte psicológica del comercio, la inversión y las finanzas es mucho más importante que cualquier otra cosa”.

Las pequeñas pero importantes inversiones holandesas

El señor Jochum Haakma estuvo en Cuba hasta este viernes 24 de abril al frente de una misión exploratoria de 17 empresas holandesas especializadas en el dragado de puertos, soporte de la explotación petrolera y gasífera mar afuera (offshore), transporte, energía renovable, industria de alimentos orgánicos, comercio y sectores adyacentes.

Entre las organizaciones participantes destacaron varias con experiencia en Cuba, como la del fabricante de barcos DAMEN. Una subsidiaria en Cuba, Astilleros DAMEX, está instalada desde 1995 en el puerto de Santiago. Fabrica remolcadores, barcazas, catamaranes, embarcaciones de carga rodantes «Ro-Ro», pesqueros, y en general una gama diversa de barcos.

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Foto: Juventud Rebelde

También vino a Cuba esta vez la productora de vehículos de carga, transporte público y maquinarias, WOMY, suministradora de camiones pesados y ómnibus articulados de 25 metros que ya recorren las calles de La Habana.

Son parte del relativamente pequeño sector empresarial holandés presente en la nación antillana que resalta por su perseverancia en mantenerse aquí a pesar de los vaivenes financieros.

Esta vez los holandeses vinieron a conocer más de cerca a quienes toman las decisiones, a averiguar cómo es la interpretación de las nuevas reglas y regulaciones aprobadas para la inversión extranjera, y sobre todo observar, indagar, sin ningún apuro por firmar acuerdos.

“Hemos tenido un flujo continuo de misiones comerciales a lo largo de los años”, recuerda Haakma. “Pienso que es muy importante crear la química correcta con la contraparte cubana, crear cierta lealtad. Estamos equilibrando continuamente la relación que tenemos.”

Durante casi una semana la delegación trató con responsables de la Cámara de Comercio, el Ministerio del Transporte y de Inversión Extranjera y Colaboración Económica, además de la infaltable escala en el puerto del Mariel.

“Aprecié un gran interés por atraer inversiones”, dice Haakma. “Todos nos decían: ‘vengan, inviertan aquí en infraestructura, ayúdennos a exportar con su experiencia de más de 400 años de comercio con el mundo’ (…) Mariel puede ser una muy buena opción, pero solo se ha aprobado una empresa. Lo que he visto es que en Cuba existe un nivel alto de aprobación que ofrece la guía, las indicaciones, pero creo que además existen otros muchos niveles menores. Es muy difícil aún, muy complicado, saber quiénes son los responsables. Todavía Cuba está en un proceso de aprendizaje”, opina.

El Consejo Holandés para la Promoción del Comercio espera firmar un memorándum de entendimiento con la Cámara de Comercio cubana: “Podemos ayudar con el proceso de internacionalización de la economía cubana. Podemos generar contactos, que Cuba use nuestros contactos y también que Cuba promueva sus inversiones a través de nuestros contactos”, asegura Haakma.

Según el empresario, durante el resto del año seguirán viniendo delegaciones de los Países Bajos hacia Cuba. Tendrán un aliciente: la estancia en Amsterdam del canciller Rodríguez Parrilla y el clima “cordial” del diálogo como señales de arrancada, invitaciones implícitas, para que siga fluyendo la relación bilateral. El mismo clima distendido en el que parecen marchar las relaciones políticas podría trascender al terreno económico.

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