La Asamblea Nacional, no solo en blanco y negro

Foto: Claudio Pelaez Sordo.

Foto: Claudio Pelaez Sordo.

El relevo presidencial colmó la atención dentro y fuera de Cuba la semana pasada, pero no fue este el único hecho significativo en la nueva Asamblea Nacional y el cierre del proceso eleccionario.

De hecho, la elección de Miguel Díaz-Canel como nuevo Jefe de Estado era para muchos un secreto a voces, mientras que la conformación del nuevo Consejo de Estado y sus vicepresidentes trajo no pocas sorpresas respecto a los pronósticos preliminares.

El aumento del número de negros y mestizos en la Asamblea, con la elección de Salvador Valdés Mesa como primer vicepresidente del Consejo de Estado y la ratificación de Esteban Lazo al frente de la Asamblea, fue tan llamativo que el propio Raúl Castro no pudo dejar de mencionarlo en su discurso de despedida.

En la Asamblea, los negros y mestizos pasaron de ser el 37,09 por ciento en la legislatura anterior a ser el 40,66 por ciento ahora. En el Consejo de Estado, el 38,6 por ciento de negros y mestizos de 2013 creció hasta el 45 por ciento en 2018.

Sobre los negros y mestizos, Raúl Castro insistió –como lo hizo sobre las mujeres, cuyas estadísticas en la Asamblea y el Consejo también subieron– en su promoción a cargos de mayor importancia, asunto que en su opinión no puede ser dejado “a la libre espontaneidad”.

Raúl Castro en la clausura de la Asamblea Nacional que eligió a su sucesor. Foto: EFE.
Raúl Castro en la clausura de la Asamblea Nacional que eligió a su sucesor. Foto: EFE.

En un segmento inusualmente largo sobre el tema racial, el ex presidente cubano llamó la atención de que tres mujeres fueran elegidas vicepresidentas del Consejo de Estado, “dos de ellas negras”, añadió.

Se trata de Inés María Chapman y Beatriz Johnson, quienes, aseguró, fueron elegidas por “sus virtudes y cualidades”.

“Costó trabajo –reconoció Castro. Por eso no podemos retroceder ni un milímetro.”

Además, dijo que era competencia del gobierno cubano –y también del Partido Comunista, que lidera hasta 2021– “hacer cumplir con la debida intencionalidad” el ascenso político de negros y mestizos, al que igual que de jóvenes y mujeres, “a los cargos que garanticen la cantera de la Revolución, sin repetir los errores ya vividos”.

El alcance de los cambios

Varios expertos consultados por The New York Times sobre el ascenso de negros y mestizos en la Asamblea Nacional coinciden en que se trata de un cambio importante, al menos a nivel de imagen.

La publicación neoyorquina entiende este cambio como un signo de la influencia de diversas voces, en particular artistas y activistas sociales, opuestas a la discriminación y las desigualdades –ausentes en el discurso oficial– entre negros y blancos en Cuba.

Sin embargo, no faltan posiciones escépticas sobre el alcance real de este cambio.

Para Ramón Colas, un activista negro radicado en Mississippi, lo sucedido en la Asamblea demuestra que Raúl Castro ha escuchado a quienes en la Isla reclaman un reconocimiento de los problemas que afrontan hoy los negros y mestizos en la Isla.

Consejo de Estado: predicciones incumplidas

Entrevistado por The New York Times, Colás –para quien “la Revolución Cubana ha sido históricamente blanca”–, considera que lo verdaderamente significativo sería ir más allá y que las tres personas negras elegidas para el Consejo de Estado pudieran desde sus nuevas posiciones “presionar por la igualdad racial”.

Por su parte, Alejandro de la Fuente, profesor de estudios sobre Cuba en la Universidad de Harvard y autor de investigaciones sobre el tema racial en la Isla, reconoce que la Revolución Cubana logró disminuir la desigualdad entre negros y blancos de varias maneras, un panorama que, sin embargo, se transformó con la crisis económica de los años 90.

Entonces la brecha creció y las diferencias –sociales, económicas, culturales– se hicieron más evidentes a pesar de la voluntad gubernamental.

Por eso, De la Fuente ve las promociones de Chapman y Johnson “en gran medida simbólicas, pero aun así importantes”.

“Incluso si se tratara de escaparatismo, significaría que sienten la necesidad de vestir la ventana con cierto color, y esto es algo que no habría dicho hace 30 años”, dijo acerca del tratamiento de este tema por Castro en la Asamblea.

Mi negro

Más de lo que parece

Solo alrededor del 9 por ciento de los cubanos se identificaron como negros en el censo de 2012, lo que De La Fuente, citado por el Times, considera “una señal de que la mayoría de los cubanos no ven beneficios en autodefinirse como afrocubanos”.

El porcentaje de mestizos en ese propio censo era de 26,6.

No obstante, The New York Times reconoce que la mayoría de las estimaciones indican que el número de personas negras y mestizas en Cuba es mucho más elevado, algo que también opinan académicos e investigadores dentro y fuera de la Isla.

Para el historiador e investigador Pedro Alexander Cubas, “basta caminar por las calles de nuestro país para comenzar a cuestionar tales resultados porcentuales”.

Y precisamente en las calles, la percepción no dista mucho de lo que opinan los expertos. Varios entrevistados por The New York Times dicen tener preocupaciones “más apremiantes” que el equilibrio racial de los dirigentes cubanos. Su criterio confirma la pensado por Katrin Hansing, profesora del Baruch College de Nueva York, para quien estas movidas en la Asamblea y el Consejo de Estado “no cambiarán las vidas socioeconómicamente difíciles” de los negros y mestizos cubanos que viven en los barrios marginales.

“Las disparidades económicas han crecido tanto, que están surgiendo más barrios marginales en las afueras de las grandes ciudades, y la gente de color los puebla en gran medida”, comentó Hansing, quien estudia el tema racial en Cuba.

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En el barrio de La Corea, un vecindario mayoritariamente negro en las afueras de La Habana, las opiniones estaban divididas. Manuel Garro, de 65 años, coincidió con la opinión oficial: “Cuba dice que no hay discriminación y así es en gran parte”, dijo. “Antes de la Revolución, no había absolutamente ninguna relación entre los negros y los blancos. Hoy nos mezclamos fácilmente”.

Yasmani Santo, de 30 años, por su parte, cree que el aumento de negros y mestizos en la Asamblea “reflejan un poco más a la población, lo cual aprecio, pero no estoy seguro de que vaya a cambiar nada”.

“La gente viene y hace promesas de arreglar estas cosas y no pasa nada –dijo sobre la difícil situación de su barrio. Veamos si este nuevo presidente hace algo.”

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