La Embajada de Panamá en Cuba no cree en lágrimas

La historia de la sede diplomática panameña y los cubanos tuvo sus “días de gloria”. Pero, han quedado como sombra del pasado.

Grupo de cubanos hace fila frente a la Embajada de Panamá en La Habana. Foto: Ismael Francisco/Associated Press (10 de marzo de 2022).

Cualquier usuario que visite el perfil oficial en Facebook de la Embajada de Panamá en Cuba percibirá de inmediato que los más recientes procedimientos de esta sede consular han hecho sentirse a los cubanos, ni más ni menos que, traicionados. Las reacciones de cientos de internautas de la Isla a las publicaciones de casi todo este 2022, e incluso un poco antes, en el perfil de la institución así lo evidencian.

La historia de la sede diplomática panameña y los cubanos tuvo sus “días de gloria”. Pero, han quedado como sombra del pasado. Entre lo vivido pocos años atrás y la experiencia más reciente, el contraste resulta innegable.

De la Tarjeta de Turismo a la Visa de Tránsito: dos caras de una misma moneda

La muy célebre Tarjeta de Turismo para viajar de Cuba a Panamá fue dispuesta en octubre de 2018 por el entonces presidente panameño Juan Carlos Varela. Mediante decreto gubernamental, su administración flexibilizó el ingreso de ciudadanos cubanos que viajaran con el fin de hacer compras o visitas a su país.

Para adquirir el documento solo bastaba mostrar en el Consulado la identificación del solicitante como trabajador por cuenta propia, o demostrar que se había viajado antes a la nación centroamericana, o a un tercer país. Además, se requería contar con pasaje de ida y vuelta a Cuba. La Tarjeta autorizaba solo una entrada, pero permitía una estancia de 30 días naturales, y costaba 20 dólares (CUC, entonces vigente).

Bajo la administración de Varela, Panamá cambió su política migratoria hacia Cuba, cuyos nacionales debían pasar por un engorroso y demorado proceso de aprobación para recibir visa de turista, lo cual se flexibilizó con la llamada “estampada”, otorgada por el cónsul acreditado en Cuba, y que se mantiene hasta hoy.

Mediante la Tarjeta de Turismo decenas de miles de cubanos viajaron al istmo panameño, en lo fundamental —aunque no como único motivo—, para comprar todo tipo de mercancías que luego podrían revender por hasta cuatro veces su precio en la Isla.

Quienes viajaron para hacer compras invirtieron millones de dólares allí. Las reexportaciones a Cuba de la Zona Libre de Colón (ZLC), sumaron 335,5 millones de dólares solo en el 2018, año en el que entre enero y septiembre ingresaron a la ZLC 34.500 cubanos. Mas, de algún modo era un ganar-ganar.

Para solicitar la Tarjeta, los interesados hacían una cola física de varias horas en los exteriores de la Sede, pero eran atendidos en el día. La cola podía reunir a cientos de personas en una sola jornada, porque el documento tenía una altísima demanda.

A pesar de las colas agotadoras y en apariencia interminables, la Tarjeta de Turismo no se le negaba a prácticamente nadie, y en un día se resolvía el trámite. 

Pero, en marzo de 2021, este documento fue eliminado. Desde entonces y hasta nuestros días, las disposiciones y procedimientos han ido de mal en peor para los cubanos.

Solo un año después de la suspensión de la Tarjeta de Turismo llegó, por tiempo indefinido, la imposición de la visa de tránsito. Imprevista, arbitraria y sin concesiones, se estableció para dificultar las salidas de nacionales hacia ese país.

El Decreto Ejecutivo No. 19 publicado el 8 de marzo de 2022 en la Gaceta Oficial de la República de Panamá, dispuso que todo ciudadano o tripulante cubano necesita visa de tránsito para hacer escala en su país, ya sea para volar hacia otro territorio o regresar a Cuba.

Para los residentes en la Isla esto fue un balde de agua fría. Desde los tiempos de la Tarjeta de Turismo, Panamá formó parte de la ruta de cientos de cubanos en su travesía hacia los Estados Unidos por territorio centroamericano. Pero no todos los que salían hacia ese país enrumbaban a EE.UU.

En general, las restricciones de viaje impuestas por el enfrentamiento a la pandemia de COVID-19 en Cuba y el mundo limitaron las posibilidades de salida al exterior por cerca de dos años. La reapertura de las fronteras cubanas en noviembre de 2021 reimpulsó las salidas al exterior por motivos diversos. Mientras, la exención de libre visado entre la Isla y Nicaragua catapultó la migración no legal.

Dentro del mapa de los cubanos que desean emigrar por vía terrestre, Panamá puede constituir tanto el territorio de origen de la ruta como el país donde se requiere hacer escala para seguir en avión hasta Nicaragua, territorio un poco más al norte, y desde el cual deben cruzarse menos países en el camino hacia los Estados Unidos.

La nueva oleada migratoria cubana hacia Estados Unidos

Sin embargo, no todos los cubanos que reservaban sus boletos aéreos con escala en Panamá, lo hacían con fines de emigración. A pesar de ello, el gobierno actual de ese país, encabezado por Laurentino Cortizo, estableció el requerimiento de un visado de tránsito.

En medio del contexto actual, la decisión de imponer este permiso solo puede entenderse como un guiño a los vecinos del norte, quienes ejercen presiones para contener la ola de emigrados —no solo cubanos, desde luego— hacia su país. Aunque también, y no menos importante, es una decisión que permite a Panamá la recaudación de miles de dólares por este concepto.

Todo ello en detrimento de los cubanos, quienes han debido sumar los 60 USD que vale este permiso de viaje a los ya muchos gastos que implica salir de la Isla, y además, aceptar la posibilidad muy objetiva de que les sea negado el permiso.

La afectación real de los planes de muchos nacionales, llevó a cientos a manifestarse por más de 24 horas en las afueras de la Embajada en La Habana tras el anuncio del Decreto. Por esos días muchos perdieron sus vuelos o debieron invertir aún más dinero en reprogramarlos. Desde luego, sus protestas para revocar el requerimiento de visado cayeron en saco vacío.

El trámite se ha mantenido hasta nuestros días. El 6 de junio de 2022, el gobierno de Panamá expidió el Decreto Ejecutivo No. 48 que extiende la obligatoriedad de la visa de tránsito para pasajeros y tripulantes con nacionalidad cubana por 3 meses más a partir de su promulgación en este mes de junio.

Pasados varios meses de su imposición, por fin esta norma exonera del visado de tránsito a los nacionales que tengan vigente una visa de turismo en Panamá; y a quienes posean residencia permanente de 5 años o más de un tercer país y estén en viaje de retorno hacia el mismo desde Cuba.

De procedimientos, precios consulares y otros demonios

El procedimiento de petición de un visado de tránsito es engorroso. La solicitud de la cita se realiza vía online, con todos los inconvenientes que ello implica, pero la entrevista es personal en la Embajada. Los resultados se comunican a través del perfil oficial de la Sede en Facebook y quienes son aprobados deben volver a la Embajada para que les sea puesto el cuño del visado en su pasaporte.

En esta red social, los usuarios refieren molestias por los atrasos con la tramitación de la visa, e irregularidad en la publicación de los listados de quienes son aprobados o denegados. El gobierno ha extendido de 15 a 30 días el tiempo de tramitación. Y los atrasos no se superan.

En el propio perfil de la Embajada en Facebook, se publican también los resultados de los trámites de visa de turismo estampada. Con este procedimiento se registran numerosas y justas inconformidades.

Tras la eliminación de la Tarjeta, este visado quedó como la única vía para la entrada de cubanos por motivos de visita a esa nación. Sin embargo, también desde la desaparición de la Tarjeta, el otorgamiento de este tipo de permiso se ha reducido al mínimo. Los listados publicados evidencian que el número de denegados duplica y hasta triplica los aprobados.

Entre los cubanos, además de por esta causa arbitraria, las principales insatisfacciones radican en el hecho de que las citas deben agendarse por vía online, y el mecanismo no es nada sencillo.

Como contraparte, los mismos internautas denuncian que las citas online, cuando “alguien” se encarga de hacerlas por ti, tienen un costo de entre 600 y 700 USD en la actualidad. A ello se suma siempre el riesgo de ser estafado y de perder el dinero invertido.

El 10 de junio de 2022, la Embajada suspendió sus servicios consulares debido, según notificó, a la entrada en vigor de la instrucción 1/2022 emitida por el Banco Central de Cuba (BCC), la cual modificó la normativa sobre las transferencias en pesos cubanos o dólares desde cuentas de Embajadas y Consulados en Cuba hacia el exterior.

Tras más de dos semanas sin funcionar, el 29 del propio mes, la Sede reabrió. El sistema para sacar y/o reprogramar las citas todavía el 4 de julio no se encontraba funcionando.

Debido a la disposición del BCC, los costos consulares pasaron a ser cobrados en Euros. Ante la decisión, aquellos que no reciben esta moneda mediante remesas familiares se ven forzados a comprar la divisa en el mercado informal —donde único puede encontrarse—, en el que los precios superan los 120CUP=1EUR.

Las inconformidades de los residentes en la Isla son múltiples y no gratuitas. Para todos los trámites, los cubanos deben viajar desde cualquier lugar de Cuba hasta La Habana, costear los gastos, pagar los servicios consulares, y además lidiar con las irregularidades de los procesos, con las dificultades para agendar una cita, con la cada vez más distante posibilidad de ser aprobados.

Los mensajes en las redes no se andan con rodeos: de la molestia a la ira van los sentimientos de los cubanos. Agotados, extorsionados y necesitados. Son los grandes perdedores contra un sistema que los supera y al que ninguna de sus quejas o ruegos parece conmover.

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