La medicina para mascotas en Cuba necesita un suero

Foto. ARPAC/Varadero

Foto. ARPAC/Varadero

“Ya”. Solo eso dijo Humberto a Gretel apenas llegó a la clínica o, mejor dicho, regresó. Su esposa entendió y caminaron hacia el repleto salón de espera en busca del veterinario. De su mochila sacó dos bolsas de suero fisiológico, el medicamento faltante para poder operar de un fibroma a Toki, un pastor alemán a quien los años le están generando achaques.

Como Humberto, no pocos cubanos deben recorrer varias instalaciones sanitarias (para humanos) valiéndose de artimañas para conseguir los medicamentos que necesitan sus mascotas.

La situación, angustiosa y desesperante a veces, es palpable con solo llegar a las instituciones del Instituto de Medicina Veterinaria.

“Tenemos mucho déficit de insumos para realizar cirugías, principalmente de anestesia”, confesó a OnCuba bajo condición de anonimato una trabajadora de la clínica “José Luis Callejas”, conocida como la de Carlos III, la más famosa y concurrida de La Habana.

“El problema no es de hoy, es muy viejo y arrastrado”, dijo Niurka, una usuaria que, abanico en mano, esperaba para ser atendida en la propia instalación. “Esta es la primera vez que vengo para una operación, pero vecinos y compañeros de trabajo han estado en situaciones similares en meses pasados y siempre han tenido que salir a resolver”, asegura.

En el banquillo aledaño Amílcar toma parte en la conversación: “Yo tuve que ver a una doctora amiga mía, conseguir una receta, llegar a la farmacia y además, echarle un llora’ito a la dependiente, porque si no es así Dante se me muere”, recuerda, mientras su melenudo compañero empieza a agitarse.

“No es solo para cirugías, para los análisis tampoco tenemos todas las condiciones. El déficit de reactivos es algo habitual, y por acá pasan diariamente decenas de pacientes”, expresó otra especialista del laboratorio en la propia institución.

Foto: ARPAC/Varadero
Foto: ARPAC/Varadero

Ni salchichas, ni pequineses, ni satos mestizos escapan de los trajines médicos. Como muchas otras prestaciones, la medicina veterinaria “oficial” es altamente subsidiada (una operación de fibromas: 55 pesos cubanos, 2 CUC, y las cirugías ortopédicas 50 pesos) pero la atención centralizada no llega con suficiencia ni a tiempo para la mayoría de los usuarios.

Para resolver su situación, los dueños con mayores recursos llevan a sus mascotas a clínicas privadas, donde los análisis cuestan entre 1 y 2 CUC, y una desparasitación como mínimo 5 CUC.

Pero incluso allí, donde se han “refugiado” los veterinarios de mayor experiencia y algunos jóvenes recién graduados, también debe recurrirse al desvío de recursos desde policlínicas, farmacias y hospitales para humanos, porque es la única manera de adquirir medicamentos tan comunes como Ibuprofeno, Penicilina, vitaminas y anestésicos. Ni hablar entonces de los aparatos electromédicos para los exámenes a las mascotas.

Dos años atrás una resolución estatal facultó al Instituto de Medicina Veterinaria a gestionar farmacias y vender en moneda nacional medicamentos producidos en su mayoría por la empresa estatal LABIOFAM; pero desde entonces no se conoce que haya sido abierta ninguna instalación de este tipo.

“Con la cantidad de animales que hay en este país, yo no sé por qué no les dan más recursos a las clínicas”, comenta Alfredo, un anciano que pasea regularmente dos canes por la zona de la calle Zanja. “Debería ser priorizado, al igual que la salud humana, no solo por el valor de los animales, también porque muchas veces su estado influye directamente en nosotros”, insistió

“Hasta conseguir Labiomed es complicado”, apunta Sonia, otra habanera que conoce el producto elaborado en Cuba para desparasitaciones, especialmente de perros. “Cuando preguntas a veces te dicen que hay medicamento, pero están en dos o tres tiendas en divisas”, nos cuenta. En esos lugares (o en el mercado informal) pueden encontrarse vacunas sextavelentes de la marca Merial (a 4 CUC la unidad) y Quantum Dog, a 7.

Foto tomada de la página de PAC en la red social Facebook
Foto tomada de la página de PAC en la red social Facebook

En este contexto de difícil atención médica a las mascotas comienza a llamar la atención el crecimiento de grupos de ciudadanos que se organizan para actuar en favor de los animales, casi siempre los que no tienen hogar.

El llamado PAC, Protección de Animales de la Ciudad, y la Asociación Cubana de Protección a Animales y Plantas, Aniplant, destacan por el esfuerzo de sus miembros que trabajan voluntariamente y sin fines de lucro.

“Mayormente situamos muchos casos de ofertas para adopciones o informes sobre situaciones preocupantes de animales en la calle, y solicitamos donaciones para intervenir en las calles”, explica Sucel Jurado, coordinadora de PAC, mientras relata la dinámica en los espacios digitales que maneja este grupo.

“Como promedio, dos veces al mes realizamos una acción para desparasitar a estos animalitos callejeros en algún lugar de la ciudad, lo mismo en un lugar público que en algún patio”, agrega Jurado.

PAC y Aniplant realizan un trabajo que muchos creen complementa al que realizan los grupos de Zoonosis pertenecientes al Ministerio de Salud Pública, los cuales acumulan también notable impopularidad por sus brutales métodos de recogida de animales callejeros.

“Casi todos aquí pensamos que la situación sería muy diferente si pudiéramos funcionar como cooperativa”, vuelve desde la clínica de Carlos III, Cosme, otro de los trabajadores. El salón de espera es un concierto de ladridos. “Yo creo que así podríamos prestar mejor servicio a las cerca de  200 mascotas que atendemos diariamente”, agrega.

“Hoy aportamos más de 60 mil pesos mensuales al presupuesto estatal, a pesar de los bajos precios en cada prestación. Imagínate si tuviéramos libertades para administrar nuestros recursos”, añade.

El sistema veterinario está estructurado en Cuba para llegar a casi  todos los rincones, pero las desatenciones golpean a un área tan fundamental como cualquier otra…y muchas veces más emotiva.

Foto: Yaciel Peña, AIN
Foto: Yaciel Peña, AIN

 

 

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